06:00 hrs. Julio 02 de 2003

 

Boletín UNAM-DGCS-520

Ciudad Universitaria

 

 

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ESTÍMULOS FISCALES Y ASISTENCIA TÉCNICA,  FORMAS DE MEJORAR COMPETITIVIDAD DE LAS MICRO Y PEQUEÑAS EMPRESAS

 

·        Otra manera de hacerlo sería fortalecer su función administrativa en el manejo de recursos e insumos

·        También debería estimularse la capacidad de innovación de este tipo de negocios

·        Destacó Genaro Sánchez Barajas, de la Facultad de Economía de la UNAM

 

Para mejorar la competitividad de las micro y pequeñas empresas en México habría que otorgar estímulos fiscales y asistencia técnica suficiente, así como orientación, para resolver problemas financieros, tecnológicos, fiscales y jurídicos, en forma prácticamente gratuita, afirmó Genaro Sánchez Barajas, de la Facultad de Economía (FE) de la UNAM.

 

Adicionalmente, es preciso difundir el papel que juegan dichos estratos empresariales en la economía y el desarrollo socioeconómico; fomentar su desempeño en un régimen de competencia interna y externa; fortalecer su función administrativa en el manejo de recursos e insumos; eliminar barreras a su desarrollo y modernizar su marco regulatorio, sugirió.

 

Del mismo modo, se necesita estimular su capacidad de innovación en un sentido amplio que va desde la tecnología, hasta las nuevas formas de organización y promoción; así como fomentar la construcción y ampliación de las redes empresariales. En resumen, se trata de consolidar la cultura empresarial.

Este tipo de empresas, comentó, tiene, entre otras, las siguientes ventajas sobre las grandes: se adaptan más rápidamente a los ciclos económicos y a las cambiantes preferencias del consumidor; el monto de su inversión es reducido y la capacitación del personal es menos onerosa.

 

Además, es más fácil, aunque no siempre barata, la obtención de materias primas; utilizan insumos locales; la formación empresarial generalmente ha sido empírica, y los gastos de mantenimiento y administración son menores, destacó Sánchez Barajas al hablar sobre el Entorno macroeconómico de las micro y pequeñas empresas mexicanas.

 

Cabe resaltar que, de conformidad con las estadísticas oficiales para 1999, la planta productiva nacional contaba con dos millones 726 mil 366 establecimientos, de los cuales el 96% eran micro empresas, 2.9% pequeñas, 0.8% medianas y sólo al 0.3% restante correspondía a las grandes.

 

Según el criterio del gobierno federal mexicano, informó el experto, son consideradas micro empresas aquellas que cuentan con hasta 30, 5 y 20 empleados, para los sectores manufacturero, comercio y servicios, respectivamente; en el caso de las pequeñas, estas cifras son como sigue: de 31 a 10, de 6 a 20 y de 21 a 50.

 

Asimismo, el mayor número de establecimientos se concentra en el Distrito Federal, Jalisco, Estado de México, Nuevo León y Michoacán. Dentro de las actividades a las cuales se dedican, predominan las de los pequeños comercios, la industria artesanal y la distribución de bienes de consumo, en particular alimentos, bebidas, productos de cuero y textiles.

 

Se estima, además, que contribuyen con el 34% del PIB, 60% del empleo y 9% de las exportaciones directas e indirectas, señaló durante la cuarta sesión del Curso de Actualización de Profesores y Alumnos de Excelencia Aspectos Financieros y de Inversiones, dentro de la Cátedra Extraordinaria José María Luis Mora.

 

Consideró que la globalización “no ha eliminado barreras económicas y no económicas que limitan la competitividad de esas empresas”, tales como la forma aislada en que operan los empresarios y sus proveedores, y la cotización anárquica de procesos, maquinaria y equipos industriales.

Aunado a ello se encuentran las escasas redes oficiales en el país para difundir la rentabilidad de ciertas actividades; la existencia de cadenas productivas incompletas que no garantizan el flujo permanente de materias primas hacia las manufacturas; el desconocimiento en muchas actividades de la existencia de técnicas innovadoras, y la falta crónica de recursos para capacitación, tanto de operarios como de ejecutivos.

 

Entre los empresarios, añadió, tampoco existe un monitoreo permanente de los mercados, por lo que programan su producción a corto plazo, y no es fuerte ni permanente la colaboración entre grandes y pequeñas empresas a través de relaciones mutuamente ventajosas para ambas, recalcó en la Sala de Videoconferencias Ricardo Torres Gaitán de la FE.

 

Uno de los países ricos donde mejor se desarrollan estas empresas es Estados Unidos, destacó Sánchez Barajas. En dicho país, los negocios con menos de cien trabajadores tienen el mérito de crear dos de cada tres nuevos empleos; de hecho, la Federación Nacional de Negocios Independientes ha señalado que representan la tercera economía más grande en el mundo.

 

Los aspectos que podrían mejorarse en nuestro vecino del norte son la regulación, pues la burocracia hace difícil la tramitología para constituir y poner en marcha una pequeña unidad de producción; en ese sentido, los seguros privados constituyen su problema más grande, pues son muy costosos.

 

Acerca de los factores que han estimulado la micro y pequeña empresa en Estados Unidos, dijo, son el dinámico crecimiento de su economía; la disponibilidad de recursos monetarios; un sistema legal que no estigmatiza al empresario (“al cometer una equivocación lo toma como aprendizaje”); el desarrollo empresarial estrechamente ligado a la cultura estadounidense (“el sueño americano”), y un mercado laboral relativamente flexible, entendiendo por esto último que permite contratar y despedir trabajadores más fácilmente que en cualquier otra parte.

 

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Genaro Sánchez Barajas, catedrático de la Facultad de Economía de la UNAM, aseguró que para mejorar la competitividad de las empresas, es necesario otorgarles estímulos fiscales y asistencia técnica.