15:00 hrs. Junio 4 de 2003

 

Boletín UNAM-DGCS-431

San José de Costa Rica

 

 

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Pies de fotos al final del boletín

SE DEBE EVITAR QUE LAS LEYES DEL MERCADO CONVIERTAN A LA EDUCACIÓN EN INDUSTRIA: DE LA FUENTE

 

·        El rector de la UNAM, Juan Ramón de la Fuente, recibió la Medalla Académica Universidad Nacional de la Universidad Nacional de Costa Rica

·        La Rectoría y el Consejo Universitario de la UNA resolvieron otorgarle la presea por su carácter humanista y la excelencia en su desempeño profesional en el ámbito de la educación superior mexicana y regional

·        Luego, dictó la conferencia magistral “La universidad pública de cara al siglo XXI”

·        En su gira de trabajo por Costa Rica, De la Fuente signó, junto con la rectora de la UNA, Sonia Marta Mora, un convenio general de colaboración académica, científica y cultural

 

No es posible aceptar que las leyes del mercado se instalen de lleno en el sistema educativo, pues donde prevalecen la enseñanza se desnaturaliza. Si esto ocurre, la educación acabará convirtiéndose en una industria y dejará de ser el crisol donde se forja la identidad de cada nación, advirtió el rector de la UNAM, Juan Ramón de la Fuente, luego de recibir la Medalla Académica Universidad Nacional por parte de la Universidad Nacional de Costa Rica.

 

Si lo esencial en la política es dar respuestas a los problemas de la sociedad, afirmó, hoy más que nunca, en nuestros países, la política debe centrar su mirada en la educación, para encontrar soluciones y tratar de sacar el mayor provecho tanto de la globalización como de la revolución tecnológica.

En ceremonia solemne, el rector de la Universidad Nacional Autónoma de México obtuvo la presea, de manos de la rectora Sonia Marta Mora Escalante, tras leerse la resolución de la Rectoría y el Consejo Universitario de la UNA, en la que destaca su carácter humanista y la excelencia en su desempeño profesional en el ámbito de la educación superior mexicana y regional.

 

Ante representantes de universidades e instituciones de educación superior de ese país, sostuvo que en la actualidad hay una demanda creciente por parte de la sociedad por educarse cada vez mejor, mientras que los estudios duran más y son de mayor costo.

 

Para limitar estos costos, explicó, algunas naciones han empezado a reducir su oferta educativa, otros confían al mercado la tarea de hallar los recursos necesarios para financiarla.

 

Otras instituciones de enseñanza, agregó, se han convertido más en empresas que ofertan sus servicios que a formar seres humanos, generar conocimientos y difundir la cultura.

 

Es decir, detalló, el mercado no es sensible a las aspiraciones sociales de los países ni solidario con sus mejores causas, por lo que aún cuando las universidades no pueden sustraerse a las leyes del mercado, sí deben coadyuvar a modularlas.

 

Al iniciar su gira de trabajo por Centroamérica, ambos rectores signaron un convenio general de colaboración académica, científica y cultural, en los campos de la docencia, la investigación, la extensión y difusión de la cultura, y los servicios de apoyo técnico y tecnológico.

 

Asimismo, firmaron un acuerdo específico mediante el cual instauraron el Premio a la Innovación Académica, con una periodicidad bianual y cuyo propósito es estimular a quienes confieren al esfuerzo innovador un lugar primordial en su labor académica universitaria.

 

Posteriormente, el rector de la UNAM se reunió con el Consejo Nacional de Rectores (Conare), en el que participaron las instituciones de educación superior de la nación costarricense.

 

En el Auditorio “Clodomiro Picado”, donde le fue entregada la Medalla Académica Universidad Nacional, el rector de la UNAM ofreció la conferencia magistral “La universidad pública de cara al siglo XXI”.

 

Resaltó que la universidad es una institución sólida. Desde sus orígenes medievales ha sido capaz de sostenerse a lo largo de los siglos y, aunque en forma periódica ha sido cuestionada, su fortaleza le ha permitido resistir y adaptarse a los cambios.

 

Ahí, advirtió que el reto fundamental de las universidades públicas en países como el nuestro es asumir su responsabilidad para conjurar la amenaza de que esta era del conocimiento revierta a una nueva edad oscura, caracterizada por las falsas creencias, la idolatría hacia los mercados y los fundamentalismos tecnológicos.

 

Por ello, consideró esencial que los gobiernos tengan una concepción clara del papel que pueden jugar las universidades para orientar su desarrollo social y contribuir a acortar la brecha entre ricos y pobres, que puede llegar a ser insondeable.

 

La universidad pública, la educación, la ciencia y la cultura, subrayó, se integran y se convierten en instrumento de capilaridad social, al tiempo que propician que el conocimiento avance.

 

“Un país sin ciencia propia, sin conocimiento propio, está irremediablemente condenado a sumirse en sus rezagos”, sentenció.

 

Entonces, advirtió sobre una nueva y poderosa competencia para las instituciones de educación superior: los sistemas de tele–enseñanza y autoeducación, los cuales han crecido en forma paralela y, en algunos casos, más acelerada que las propias universidades. Por tal motivo, dijo, la universidad debe mantenerse a la vanguardia de la tecnología educativa.

 

El componente humano de la educación no puede ser asumido por la tecnología, destacó, por lo que se debe revalorar la función docente. El elemento humano se tiene que aportar con mayor ímpetu y dedicación, cuanto más avance la tendencia a confundir la educación con la eficacia de la tecnología didáctica, pues es insuficiente para una verdadera labor educativa y para acortar las grandes desigualdades que aún subsisten entre los países y dentro de muchas naciones, acotó.

 

El rector de la UNAM ejemplificó con cifras: en los países desarrollados se concentra el 15% de la población mundial y se estima que el 88% tiene acceso a Internet. En tanto, en las naciones en desarrollo se encuentra el 85% de los habitantes del mundo y sólo el 12% tiene acceso a la red.

 

El problema, remarcó, es que en buena medida la economía está sustentada en el conocimiento y casi todos los verdaderamente novedosos conocimientos son guardados con celo, son patentados, porque tienen un gran valor.

 

Ejemplo de ello, dijo, es que la empresa IBM registró al inicio de este siglo dos mil 756 patentes. En contraste, 134 países del orbe, incluidos los latinoamericanos, reportaron sólo dos mil 643. Esto significa que la concentración del capital está cada vez más ligada a la del conocimiento y viceversa.

 

Dio otro ejemplo: el capital acumulado por los tres hombres más ricos del mundo, que tienen fuertes inversiones en empresas líderes en el desarrollo de nuevas tecnologías, supera el Producto Interno Bruto (PIB) de los 48 países más pobres del planeta. “Pretender tratar como iguales a los desiguales, no es más que privilegiar más a los privilegiados”.

 

Juan Ramón de la Fuente expuso “realidades preocupantes”, ilustradas con datos del Banco Mundial (BM): una división entre países pobres y ricos muestra que, mientras el ingreso de éstos últimos es 42 veces mayor que los primeros, su gasto en investigación es 218 ocasiones superior.

 

Hoy, destacó, se estima que el conocimiento se duplica cada cinco años y que aproximadamente el 90% de todo el conocimiento actual se generó en los últimos 30 años.

 

Las economías pequeñas que hoy son poderosas, precisó, en las últimas décadas tuvieron un incremento gradual y sostenido de su gasto en educación y, de manera particular, en enseñanza superior e investigación científica.

 

Informó que en el mundo existen aproximadamente siete mil universidades registradas, pero de los 560 millones de jóvenes que deberían acceder a ellas, sólo lo hacen 88 millones. En las naciones ricas, uno de cada dos muchachos accede a este nivel, mientras que en las pobres, sólo llega uno de cada diez. En México, la cifra es de dos de cada diez.

 

En nuestro país, informó, de los cerca de dos millones de estudiantes matriculados en instituciones de educación superior, el 75% lo hace en universidades públicas. Y mientras en ellas el costo anualizado por alumno oscila en promedio entre los dos mil y tres mil dólares, en las privadas es de entre cinco mil y ocho mil dólares, y en algunos casos más de diez mil dólares al año.

 

Antes y una vez que el director de la Oficina de Cooperación Técnica Internacional de la UNA presentó el acuerdo –del cual se derivarán convenios específicos–, la directora general de la Oficina de colaboración Interinstitucional de la UNAM, Mónica Verea Campos, explicó que para su cumplimiento se llevarán a cabo diversas acciones.

 

Posteriormente, Juan Ramón de la Fuente y Sonia Marta Mora signaron un acuerdo específico para instaurar el Premio a la Innovación Académica, el cual reconocerá el esfuerzo de los participantes para introducir enriquecimientos sustanciales en las prácticas educativas y docentes.

 

Al presentar el acuerdo, el secretario general de la UNAM, Enrique del Val Blanco, expuso que será un incentivo permanente que promoverá y estimulará el surgimiento de acciones creativas y renovadoras que fortalezcan la innovación institucional en el campo académico y la transformación estructural de la educación superior.

 

Las modalidades del Premio serán a la innovación en el diseño y ejecución de experiencias de formación docente o educación continua, y a la innovación en el diseño y ejecución de proyectos académicos de investigación, extensión, producción y servicios.

 

 

 

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En ceremonia solemne, la rectora de la Universidad Nacional de Costa Rica, Sonia Marta Mora, entregó la Medalla Académica Universidad Nacional a su homólogo de la UNAM, Juan Ramón de la Fuente, por su carácter humanista y por la excelencia en su desempeño profesional en el ámbito de la educación superior mexicana y regional

 

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Momento en que Mónica Verea Campos, directora general de la Oficina de Colaboración Interinstitucional de la UNAM, explica el convenio general de colaboración académica, científica y cultural que suscribieron las universidades nacionales Autónoma de México y de Costa Rica. Firmaron el documento, el rector Juan Ramón de la Fuente y su homóloga Sonia Marta Mora, ambos ubicados al centro

 

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Juan Ramón de la Fuente, rector de la UNAM, y Sonia Marta Mora, rectora de la Universidad Nacional de Costa Rica, durante la firma del convenio general de colaboración académica, científica y cultural que suscribieron ambas instituciones. Atestigua el embajador de México en esa nación, Ricardo García Cervantes

 

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Juan Ramón de la Fuente, rector de la UNAM, durante su gira por Centroamérica. Lo acompañan, su homóloga de la Universidad Nacional de Costa Rica, Sonia Marta Mora, y el embajador de México en ese país, Ricardo García Cervantes, en la institución educativa costarricense.

 

FOTO 05

En su visita a la Universidad Nacional de Costa Rica, el rector de la UNAM, Juan Ramón de la Fuente dictó la conferencia "La universidad pública de cara al Siglo XXI".