06:00 hrs. Junio 4 de 2003

 

Boletín UNAM-DGCS-430

Ciudad Universitaria

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LAS SEQUÍAS EN MÉXICO, CADA VEZ MÁS RECURRENTES

 

·        La región más afectada se ubica al norte de México, donde se localiza el 90 por ciento de las zonas irrigadas y el 70 por ciento de las plantas industriales

·        En un país en desarrollo, la sequía es generadora de conflictos entre los grupos sociales y sinónimo de hambruna, enfermedades, migración y muerte de personas y animales

·        Una forma de mitigar los estragos de la sequía en la ciudad y en el campo es rehabilitar la infraestructura hidroagrícola y urbana, respectivamente

 

Las sequías en México y sus consecuentes déficit son más recurrentes en las últimas décadas, lo que repercute en la economía del país. La región más afectada por este fenómeno se ubica al norte de México, donde se localiza el 90 por ciento de las zonas irrigadas y el 70 por ciento de las plantas industriales, que demandan gran cantidad de agua, señaló Carlos Escalante Sandoval.

 

El jefe del Departamento de Hidráulica de la Facultad de Ingeniería (FI) de la UNAM, informó que mientras esta región recibe menos del 40 por ciento de la lluvia total del país, su agricultura consume más del 85 por ciento del agua disponible.

 

Añadió que las sequías son manifestaciones de fluctuaciones climáticas asociadas con anomalías en gran escala de los patrones de circulación atmosférica, provocadas por la deforestación, el cambio en el uso de suelo, la desertificación y otras actividades humanas.

 

La sequía, apuntó, es un proceso extremo caracterizado en condiciones naturales por la persistencia de precipitaciones menores, variabilidad en su frecuencia, duración y severidad, ocurrencia impredecible, reducción en la disponibilidad de agua en ciertas zonas y disminución en la capacidad de conducción de la red hidrográfica.

 

Durante la conferencia “La sequía en México” realizada en el Centro de Ciencias de la Atmósfera (CCA), dijo que si la sequía es inducida por el hombre, se caracteriza por que los sistemas hidrológicos se afectan localmente; se produce un deterioro en la calidad del agua por intrusión salina y se generan conflictos entre los usuarios del vital liquido.

 

Destacó que la vulnerabilidad a la sequía se relaciona con el grado de desarrollo económico y social de las regiones afectadas. En países desarrollados, raramente representan una amenaza real, pues disponen de medios económicos  para afrontar sus efectos.

 

Sin embargo, en países en desarrollo, la sequía genera conflictos entre los grupos sociales, convirtiéndose en sinónimo de hambruna, enfermedades, migración y muerte de personas y animales. La escasez de agua también reduce la generación de energía y la recarga de los mantos acuíferos, precisó.

 

Añadió que la sequía meteorológica se presenta cuando la precipitación es significativamente más pequeña que el promedio a largo plazo o que un valor crítico. Se caracteriza por la presencia de altas temperaturas, baja humedad en el ambiente y vientos fuertes.

 

En tanto, la sequía hidrológica ocurre al existir un déficit de agua tanto de precipitación, como de escurrimiento superficial y subterráneo, y puede provocar severos daños a la población, pues sus efectos y recuperación son a largo plazo.

 

Una sequía agrícola, prosiguió, se genera cuando no existe la suficiente humedad en el suelo que satisfaga las necesidades para el desarrollo óptimo de un cultivo. Este tipo de sequías sucede después que las meteorológicas y antes de las hidrológicas.

 

Las áreas de temporal –ubicadas en gran parte de la República– son las que resienten más este tipo de eventos, aún con sequías relativamente moderadas; pues si ocurre en periodos tempranos, afecta el periodo de siembra, en tanto que si ocurre en etapas avanzadas, puede disminuir drásticamente la calidad y volumen de la producción.

 

Para establecer el valor crítico de la sequía, apuntó, deben considerarse factores económicos y estándares de vida de la región afectada. Por ejemplo, el uso agrícola se relaciona con los efectos de la reducción de agua en los cultivos; en tanto que los usos doméstico e industrial dependen de los requerimientos de agua para la supervivencia, hábitos de higiene o para la producción industrial, respectivamente.

 

De acuerdo con el especialista en ingeniería hidráulica, cuando se declara una sequía, los daños dependen de su duración e intensidad y de las necesidades de líquido de los seres vivos y las actividades económicas.

 

Al  presentarse una sequía, sus efectos se manifiestan con impactos ambientales, entre los que destacan: degradación y pérdida de nutrientes de los suelos debido a la erosión eólica; desertificación de los suelos; y degradación o destrucción de los bosques debido a incendios forestales.

 

Además, se presenta deshidratación y muerte de la flora; migración y muerte de la fauna; disminución en la recarga de acuíferos; nivel de agua en embalses menor a la prevista; afectación en la calidad del agua, por la alta concentración de sales y contaminantes; afectación en la calidad del aire, en el polvo y la concentración de contaminantes, y una alteración del paisaje.

 

En relación con los impactos económicos, destacó que hay una disminución o pérdida total del hato ganadero debido al alto costo y baja disponibilidad de agua y alimentos; daño perenne a los cultivos y reducción de la producción agrícola, lo que genera el fenómeno de escasez, especulación y encarecimiento de alimentos.

 

También se presentan pérdidas económicas en la industria relacionada con la producción agrícola, como empresas de fertilizantes, maquinaria agrícola y procesadores de alimentos; además de una merma en la producción de madera debido a los incendios forestales y a la infestación de insectos; y una reducción en la generación de energía hidroeléctrica, entre muchos otros efectos.

 

En cuanto a los impactos sociales, el catedrático mencionó que se presentan conflictos entre los diferentes usuarios del agua; se deteriora la salud pública debido a epidemias, hambruna y mortandad; se reduce la demanda de empleos debido a que disminuyen los procesos productivos; y se genera un decremento de la calidad de vida de los sectores más desprotegidos.

 

Este fenómeno por lo general, afecta a la población marginada, para quien deben tomarse medidas estratégicas para mitigar sus efectos; es decir, buscar en el ámbito municipal o estatal estrategias que le permitan a esa población emplearse en otro sector, afirmó.

 

Otra posibilidad, añadió, es habilitar redes locales de agua potable mantenidas por sus habitantes, quienes además, deben disponer de información para saber si siembran o se dedican a una actividad no agrícola

 

Otra forma de mitigar los estragos de la sequía en la ciudad y en el campo, dijo, consiste en rehabilitar la infraestructura hidroagrícola y urbana, respectivamente, para evitar que se escape el agua. En el caso de la urbana, diversos estudios señalan que hay un 38 por ciento de fugas físicas; es decir, de cada 100 litros sólo se aprovechan 62; los otros se filtran a través de la red de distribución y no llegan al usuario.

 

Lo mismo sucede en el campo: en los canales de riego que van de las presas hasta las parcelas –o líneas de conducción– hay una perdida del vital líquido porque sólo se aprovechan 36 litros de cada 100 que se envían. Es por ello que falta mucho para rehabilitar estos sistemas y mitigar los estragos de la sequía.

 

 

Esto significa que con tubería nueva se evita el desperdicio de  agua; es decir, en lugar de mandar 100 litros a los usuarios, pueden enviarse 62 para satisfacer la demanda; de esta manera se ahorran 38 litros en cada envío, los cuales pueden almacenarse de forma subterránea y ser utilizados en temporada de sequía, con lo que se evitaría la sobreexplotación de acuíferos.

 

Otra manera de mitigar este fenómeno es utilizar semillas mejoradas que resistan el efecto de la sequía y necesiten menos agua; para ello, trabajan diversas instituciones universitarias, finalizó.

 

 

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En las últimas décadas, las sequías en el país y sus consecuentes déficit han sido más recurrentes, lo que repercute en la economía nacional, afirmó el jefe del Departamento de Hidráulica de la Facultad de Ingeniería de la UNAM, Carlos Escalante Sandoval, al ofrecer la conferencia “La sequía en México”, realizada en el Centro de Ciencias de la Atmósfera.