12:30 hrs. Mayo 23 de 2003

 

Boletín UNAM-DGCS-400

Ciudad Universitaria

 

Pies de foto al final del boletín

 

CON AUTONOMÍA, LA UNIVERSIDAD EJERCE SU LIDERAZGO EN BENEFICIO DE LA NACIÓN

 

·        La autonomía universitaria consiste en la capacidad de la institución para darse internamente su propia ley y regir su comportamiento por normas que ella misma determina: Sergio García Ramírez

·        El investigador del IIJ admite que lo importante no es vincularse a celebraciones simbólicas, sino ejercer cotidianamente la autonomía

·        Esta condición universitaria no significa desligarse del Estado, sino que éste no se inmiscuya en los asuntos internos de la UNAM, afirma Silvia González Marín

·        Es un anhelo que viene desde el decreto de creación de la Universidad; desde entonces se habla de la necesidad de desligarse del Estado, dice la directora General de Bibliotecas

 

Si la Universidad Nacional dejara de ser autónoma, probablemente dejaría de ser también una institución al servicio del país, porque con ella esta casa de estudios le ha dado sentido y rumbo a la nación, aseguró Sergio García Ramírez, miembro del Instituto de Investigaciones Jurídicas (IIJ) de la UNAM.

 

Al reflexionar en torno al 74 aniversario de la autonomía universitaria, el jurista advierte: “Lo importante no es que estemos vinculados con celebraciones simbólicas sino que ejerzamos nuestra autonomía cotidianamente”. La UNAM, agrega, ha recibido mucho del pueblo mexicano, pero también ha sido generosa con la sociedad.

 

Por fortuna hay un agradecimiento social y la condición que tiene como institución autónoma será resaltada cuando se rotule en el Muro de Honor de la Cámara de Diputados la inscripción que acredite, ante la nación entera, el nombre de la Universidad Nacional Autónoma de México.

 

Con ello, asegura el también Juez de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, se estará haciendo un homenaje a esta Universidad por el servicio que le ha prestado a México en distintos aspectos.

 

En una institución de educación superior la soberanía es un elemento esencial porque la ciencia, la investigación, la educación y la cultura no pueden progresar si se encuentran sujetas o bajo tutela, por lo tanto, estas actividades deben estar bajo el cuidado exclusivo de quienes se dedican a ellas.

 

Miembro de la Junta de Gobierno de la UNAM, García Ramírez afirma que la autonomía es el principal tema de la vida universitaria, porque tiene que ver no solamente con un estatus de carácter jurídico, sino con una manera de enfrentar el fenómeno de la cultura, de ejercer la docencia y de practicar la investigación y la difusión.

 

El logro de esta condición fue un paso importante para la educación superior de este país. Es un anhelo que viene desde el decreto de fundación de la Universidad Nacional en 1910, a iniciativa de Justo Sierra, que a la sazón era secretario de Instrucción Pública y Bellas Artes, recuerda el investigador universitario.

 

”En aquella época, aun cuando se atisbaba la posible autonomía, no se tenía ni se reclamaba ésta. La Universidad formaba parte del conjunto de instituciones dentro del poder Ejecutivo Federal”. En aquel entonces, agrega García Ramírez, la institución reunió a una serie de escuelas y facultades que se habían dispersado en el curso del siglo XIX e inicia su camino hacia el siglo XX.

 

En momentos posteriores, conforme a diversos ordenamientos internos, nuestra casa de estudios caminó en el rumbo de su autonomía hasta 1929, fecha generalmente señalada como la de su consagración soberana.

 

 

“Estaban dadas las condiciones para caminar en el sentido de la autonomía…. Muchos años después se reformaría la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos para incluirla en la Constitución”, precisa el jurista universitario, quien se ha desempeñado como servidor público en diversas dependencias gubernamentales.

 

Luego de enumerar una serie de acontecimientos que influyeron en la concesión de la autonomía a la Universidad Nacional, Sergio García Ramírez comenta que bajo la actual ley, “estamos organizados como una institución descentralizada pero, al mismo tiempo, autónoma”.

 

Independencia, agregó, que consiste básicamente en la capacidad de la institución para darse internamente su propia ley y regir su comportamiento por normas que ella misma determina.

 

Autonomía no significa extraterritorialidad, extrañeza o distancia con respecto al país o al Estado mexicano. Nada de esto es la autonomía. No es que estemos confinados en una isla y en ésta nos dediquemos, con la espalda vuelta a la realidad nacional, a reflexionar sobre lo que nos interesa.

 

“Autonomía significa la capacidad de autogobernarnos dentro del orden jurídico constitucional de México y de nuestra Ley Orgánica que ha sido expedida por el Congreso de la Unión. Podemos gobernarnos pero no extraernos del mundo jurídico nacional”, recalcó.

 

Por eso, afirmó García Ramírez, cuando en ocasiones se supone que la autonomía confiere una especie de asilo o distancia se incurre en un error.

 

De hecho, en un ensayo publicado por el ex rector Manuel Gómez Morín, éste destaca las razones históricas de la soberanía universitaria: “La autonomía no es –apunta- un capricho. En su forma más alta de libertad de investigación y de crítica, resulta impuesta por la naturaleza misma de la Universidad, por el fin que a esta institución corresponde en la sociedad, por el carácter de su trabajo.

 

“La autonomía no significa ni podrá significar un absurdo desgarramiento entre la Universidad y la comunidad de que forma parte, una pretensión ridícula de soberanía, un alejamiento monstruoso de la sociedad que la ha creado para su propio bien.

 

“La autonomía ha tenido como sentido positivo el hacer que se plantee más claramente la misión de la Universidad; el hacer gravitar conscientemente sobre los universitarios mismos la vida de la institución y el cumplimiento de su fin.

 

“El mantener despierto un sentido de responsabilidad en todos los que la forman, y el volver imperante en la vida universitaria el generoso y elevado impulso que corresponde a las formas sociales fundadas en la aceptación de un deber y no en la imposición coactiva de una norma.

 

“La Universidad tiene un claro destino social: lograr en cada uno de sus momentos ese fruto complejo y riquísimo en su heterogeneidad, que es la cultura; divulgar lo más ampliamente que sea posible, los frutos culturales alcanzados en la investigación y en el estudio, y dar a la comunidad técnicos bien preparados que se encarguen de sus servicios”.

 

En ese contexto, la directora General de Bibliotecas de la UNAM, Silvia González Marín, refiere en entrevista que la autonomía no es desligarse del Estado o quitarle su responsabilidad con la educación superior. No. Autonomía es que el Estado no se inmiscuya en los asuntos internos de la estructura y gobierno de la Universidad.

 

Sin embargo, afirma la especialista en investigación bibliográfica, debe tener una responsabilidad con la educación superior, sobre todo con la Universidad Nacional, para asegurar el desarrollo de la investigación, la docencia y la difusión de la cultura.

 

En ese sentido, Sergio García Ramírez comenta: “La UNAM requiere de determinados apoyos de las autoridades públicas, particularmente el de carácter presupuestal. No lo solicitamos como una gracia o dádiva, sino como el cumplimiento de una obligación que tiene el Estado mexicano (… con la educación superior)”.

 

Ante la nación mexicana, la Universidad corresponde con el cumplimiento de sus obligaciones, el buen uso de los recursos públicos y la transparencia como se aplican éstos, indicó.

 

La autonomía universitaria, comenta por su parte Silvia González Marín, es un anhelo que viene desde el decreto de creación de la institución por don Justo Sierra, quien ya en ese momento hablaba de la necesidad que la Universidad se desligara del Estado y tuviera su régimen interno autónomo, nombrara a sus autoridades y buscara mecanismos para organizarse y estructurarse a sí misma.

 

“Se dice fácil pero ha sido muy complicado. Todo el siglo pasado fue de constantes luchas entre la Universidad y el Estado por ir delimitando cuál es el campo de acción del Estado con relación a la Universidad y de la Universidad con el Estado”, explica la historiadora universitaria.

 

Estamos en un momento de transición y la Universidad no puede quedar al margen. Por eso, uno de sus grandes objetivos es transformarse. La UNAM no es una isla ni nunca lo será, al contrario, es un lugar donde se han manifestado luchas políticas, sociales y culturales.

 

La UNAM, añade González Marín, tiene que transformarse de acuerdo con su historia, porque su estructura de gobierno no es un invento. Esta experiencia histórica, educativa, cultural y política que tiene la institución se debe conservar, adaptándola a las nuevas condiciones.

 

La también profesora del Colegio de Historia de la Facultad de Filosofía y Letras, afirma que la mejor forma de defender la autonomía universitaria es acatando su función. Mientras la institución responda a las expectativas nacionales estará cumpliendo su encargo.

 

En la medida en que se eleve el nivel académico, se desarrolle la investigación, se difunda la cultura, no pierda su carácter nacional, y responsabilice a los estudiantes con su institución, la Universidad no va a perder su autonomía.

 

Este país, concluyó González Marín, no puede entenderse sin la Universidad Nacional Autónoma de México, porque su desarrollo ha sido paralelo; por eso, estudiar la historia de la Universidad es estudiar la trayectoria del país.

 

 

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PIES DE FOTO

 

Foto 1

 

La autonomía universitaria es un anhelo que se contempla desde el decreto de creación de la Universidad en 1910, propuesto por Justo Sierra, señaló Silvia González Marín, directora General de Bibliotecas de la UNAM.

 

 

Foto 2

 

La directora General de Bibliotecas de la UNAM, Silvia González Marín, aseguró que la institución no es una isla, sino un lugar donde se han manifestado luchas políticas, sociales y culturales.

 

Foto 3

 

El investigador del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, Sergio García Ramírez, afirmó que la autonomía universitaria es, en cierto modo, el principal tema de la vida de la institución, porque permite enfrentar el fenómeno de la cultura, de ejercer la docencia y de practicar la investigación y difusión.

 

Foto 4

 

Autonomía universitaria no significa extraterritorialidad, sino capacidad para autogobernarse dentro del orden jurídico constitucional, afirmó Sergio García Ramírez, miembro del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM.