Boletín UNAM-DGCS-399
Ciudad Universitaria
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REQUIERE NUEVOS CAMINOS LA INVESTIGACIÓN BIOMÉDICA: JULIO SOTELO
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El director del Instituto Nacional de Neurología
y Neurocirugía dijo que las relaciones complejas entre los sistemas del cuerpo
humano “necesitan acciones integradoras y no excluyentes”
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Mediante la psico-neuro-inmunología se
pretende comprender fenómenos como el estrés, la ansiedad, la depresión y la
violencia
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Dictó la conferencia Psiconeuroinmunología,
organizada por el Programa Universitario de Investigación en Salud (PUIS)
La investigación biomédica
debe abrir nuevos caminos que integren conocimientos de áreas especializadas, y
trabajar en equipo con ellas, para adquirir enfoques innovadores, aseguró Julio
Sotelo, director del Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía (INNN).
Al dictar la conferencia
Psiconeuroinmunología, organizada por el Programa Universitario de
Investigación en Salud (PUIS), el destacado investigador reconoció que con el
reduccionismo o la alta especialización de la ciencia, se generará información
de enorme valor.
Eso permitirá conocer las
raíces de los fenómenos y separarlas en conceptos bioquímicos, fisiológicos
o moleculares. Sin embargo, las
relaciones complejas entre varios sistemas del cuerpo humano “necesitan
acciones integradoras y no excluyentes”, recalcó.
“Sólo sumando el
conocimiento de múltiples especialidades se consolidó la investigación biomédica
en el mundo. Más allá de la cardiología, pediatría o neurología, surgieron
subespecializaciones como epilepsia mioclónica juvenil en caucásicos. Se
profundizó el conocimiento en un área, pero se olvidó el contexto general”,
enfatizó.
De ese modo, se generó un
desasosiego relativo al entendimiento de los fenómenos no lineales,
“extraordinariamente complejos, que no dependen de una molécula, gen, receptor
u hormona, sino de una fenomenología integral, donde participan en forma
desigual diversos factores”, añadió.
Julio Sotelo afirmó al
respecto que los investigadores en México son “extraordinarios, pero no
constituyen una comunidad numerosa”. Se debe generar una escuela de pensamiento
que permita enfocar estos problemas y tratar de resolverlos con audacia y
cooperación, opinó el también ex presidente de la Academia Nacional de
Medicina.
En el Auditorio “Nabor
Carrillo” de la Coordinación de la Investigación Científica, Sotelo expuso que
el mejor ejemplo de los sistemas complejos es el pensamiento, fenómeno
sofisticado de la mente humana, irreproducible e irrepetible, único en cada uno
de los siete mil millones de individuos que habitan el planeta, que se destruye
con la muerte del sujeto y por su complejidad sólo existen hipótesis para
tratar de entenderlo.
El sistema nervioso, junto con
el inmune, confiere identidad, prosiguió el científico. El primero “se encarga
de hacernos entes únicos e irrepetibles; si fuéramos 100 mil millones de seres
humanos, seguiríamos siendo únicos. Jamás la historia produjo un mecanismo
biológico como el cerebro humano; es el más sofisticado de la naturaleza”,
sentenció.
Agregó que los procesos
mentales constituyen una relevante marca de identidad, y es la
psico-neuro-inmunología –especialidad que integra inmunología y neurología-
quien intenta comprender fenómenos complejos como el estrés, la ansiedad, la
depresión, la violencia y, en general, los grandes temas de la medicina
moderna.
Hasta el momento, aseguró, no
hay gen, molécula, receptor, anticuerpo o sustancia bioquímica que, por sí
sola, explique el entendimiento o posibilite la cura contra las adicciones o la
violencia, enfermedades contemporáneas en aumento.
Julio Sotelo indicó que los
sistemas nervioso e inmune de los mamíferos, son los más complejos que existen
en la naturaleza. Empero, algunas de sus peculiaridades son sorprendentes y
parcialmente entendidas. En ninguno de los dos casos el desempeño es heredado.
Explicó que los mamíferos recién
nacidos tienen un cerebro “virgen” y su funcionamiento mental se construirá con
base en las experiencias, influencias sociales y familiares, entre otros
factores. Lo mismo ocurre con el sistema inmune, que se extiende con el tiempo.
Ningún otro sistema corporal aprende por costumbre, sino que están determinados
por genética.
Los dos desarrollan
“memoria” para su funcionamiento. Para pensar y crear se necesita de una base
de evocaciones provenientes de experiencias, que determinan la sobrevivencia del
individuo.
El investigador expuso que el
sistema nervioso humano contiene 11 mil millones de neuronas. “Cada neurona es
diferente del resto de acuerdo con su localización y asociación fisiológica, y
cada una está conectada con otras siete mil en promedio. En conjunto, generan
el proceso mental de cada individuo,” reveló.
En tanto, la información del
sistema inmune está formada por un
número mayor de células, repartidas en todo el cuerpo, y se desarrollan
en cada persona dependiendo de la experiencia individual.
Ambos sistemas tienen la
capacidad de recibir información –mediante los sentidos o los linfocitos,
respectivamente-, procesarla y emitir respuesta –a través de actividad muscular
compleja, del lenguaje, o mediante 40 mil combinaciones de anticuerpos, por
ejemplo–. Sin embargo, hasta el momento no se tiene una explicación integral de
este proceso.
El fenómeno de recepción y
transmisión de señales que caracteriza a los dos sistemas, es único en la
biología. Entre dichas señales se encuentran las enviadas por los sentidos. El
gusto, por ejemplo, ha desplegado una sofisticación extraordinaria.
Julio Sotelo manifestó que un
hecho sorprendente y aún más complicado es que, al parecer, la mayor energía
utilizada por el cerebro es para inhibir información y no excitarse. Es decir,
la información que guarda el cerebro
está inhibida o latente. Son datos inútiles que forman un cuadro histórico y
que puede evocarlos en cualquier momento. Sobre este funcionamiento no se tiene
aún explicación.
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Julio Sotelo, director del Instituto Nacional de
Neurología y Neurocirugía, aseguró que con el reduccionismo o la alta
especialización de la ciencia se generará información de enorme valor, lo que
permitirá conocer las raíces de los fenómenos y separarlas en conceptos
bioquímicos, fisiológicos o
moleculares.
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El mejor ejemplo de los sistemas complejos es el pensamiento, fenómeno sofisticado de la mente humana, irreproducible e irrepetible, único en cada uno de los siete mil millones de individuos que habitan el planeta, reconoció el director del Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía, Julio Sotelo.