20:00 hrs. Mayo 20 de 2003

 

Boletín UNAM-DGCS-390

Ciudad Universitaria

 

CELEBRA EL OBSERVATORIO ASTRONÓMICO NACIONAL 125 AÑOS DE VIDA

 

·        La ceremonia se realizará en su primera sede: el Castillo de Chapultepec

·        Hoy en día se encuentra en San Pedro Mártir, Baja California, a cargo de la UNAM a través del Instituto de Astronomía

·        Se intenta potenciarlo: José Franco, director del Instituto de Astronomía

 

La UNAM, el centro productor de ciencia más importante de nuestro país, tiene a su cargo el Observatorio Astronómico Nacional (OAN), que en mayo cumple125 años de vida, los cuales se celebran en la que fuera su primera sede: el Castillo de Chapultepec.

 

Este aniversario, señaló José de Jesús Franco López, director del Instituto de Astronomía de esta casa de estudios, debe llenar de orgullo a todo el país, “porque significa que México ha mantenido una tradición de apoyo a esta ciencia. Aunque, afirmó, este siglo y cuarto de historia “es únicamente el entremés, porque el platillo fuerte está todavía por venir”.

 

Nuestro anhelo, recalcó, es generar uno de los mejores observatorios del planeta, del cual estemos orgullosos. “Es un lugar que queremos potenciar”.

 

En este momento, explicó, es un observatorio pequeño, no obstante se estima que su infraestructura tiene un valor que oscila entre los 50 y 100 millones de dólares. Obviamente, si se compara con el monto destinado por otros países a este tipo de proyectos, la cifra es reducida. Tan sólo un telescopio con nueva tecnología tiene un valor del orden de 140 y 150 millones de dólares.

Por tanto, si México quiere estar a la vanguardia deberá hacer una inversión cuantiosa; los telescopios que se están diseñando para dentro de cinco o 10 años costarán entre 500 y mil millones de dólares. La única manera de obtener los recursos necesarios es a través del proyecto científico global de gran envergadura ya mencionado, uno de los más importantes para esta casa de estudios.

 

El Instituto de Astronomía de la UNAM, del cual dependen el OAN, es actualmente el organismo más importante donde se desarrolla esta ciencia en México; además, tiene la capacidad de convocatoria suficiente para pensar en un objetivo de gran magnitud, pues sus investigaciones son punta de lanza, recalcó el funcionario.

 

Por otro lado, comentó, “necesitamos contar con el apoyo irrestricto, decidido y total de los gobiernos de Baja California (donde se encuentra actualmente el observatorio) y el federal, para garantizar que las condiciones de oscuridad del lugar se mantendrán durante las próximas cuatro décadas, por lo menos”, y generar la infraestructura que atraiga la inversión externa.

 

La intención última, consideró José Franco, es que los especialistas y la tecnología que se desarrollen en el OAN sean de primera, de muy alto impacto para México, y que “la industria mexicana pueda obtener provecho” de este trabajo, lo cual no quiere decir que lo realizado hasta el momento sea de baja calidad. Al contrario, subrayó, actualmente la astronomía mexicana goza de una reputación excelente a nivel mundial.

 

“Tenemos –señaló– trabajos pioneros desde los años cincuenta en galaxias azules, formación de estrellas, evolución química, magnetohidrodinámica y física de plasmas, entre otros temas”, y si bien el número de científicos es pequeño, “es una comunidad que tiene un impacto internacional importante”.

 

Por ello, Franco López invitó a los universitarios a pensar en grande. “Tener proyectos nos garantiza un futuro, y la astrofísica los tiene, como seguramente ocurre con otras ramas de la ciencia; además, con ellos, la UNAM gozará de vida para otros 450 años”, señaló.

 

Sus inicios

 

Antes de que se tomara la decisión de instalar el OAN en el Castillo de Chapultepec, sin mencionar lo realizado por las culturas prehispánicas, las observaciones que se hacían del cosmos en México eran hechas por medio de un anteojo instalado en la azotea del Palacio Nacional, lugar inadecuado dada la trepidación del edificio y la iluminación artificial.

 

De acuerdo con información de la Asociación para la Divulgación de la Astronomía y la Astronaútica en México –en particular de Francisco Javier Flores Figueroa-, fue durante el gobierno del entonces presidente Porfirio Díaz, que se comisionó a los ministros Blas Alcárcel y Vicente Riva Palacio  para elaborar un proyecto presupuestario de construcción de un observatorio en la que fuera algún tiempo residencia oficial.

 

Así, el 5 de Mayo de 1878 se inauguró el Observatorio, cuyo instrumental consistía en un telescopio refractor de 38 centímetros de diámetro en el objetivo, otro un poco más pequeño y el círculo meridiano con distancia focal de 250 centímetros.

 

Se instaló en el Caballero Alto una cúpula de acero y madera para proteger los instrumentos de observación astronómica y se adecuaron las instalaciones para albergar a científicos y meteorólogos, una biblioteca y una oficina telegráfica. El observatorio pronto adquirió  reconocimiento internacional.

 

Ya en funciones, su director, el ingeniero Ángel Anguiano, inició la publicación del Anuario del Observatorio desde 1881, el cual informa todavía acerca de los fenómenos planetarios y sobre todo lo referente a la astronomía.

 

Cabe señalar también que el 6 de diciembre de 1882, dicho personaje vio el paso del planeta Venus por el disco solar, colaborando con los observadores enviados por Francia que se habían instalado en la ciudad de Puebla.

 

El Ex-Arzobispado en Tacubaya

 

Poco tiempo duró el observatorio de Chapultepec, señala Flores Figueroa, pues en 1883 se trasladó al edificio del Ex-Arzobispado en Tacubaya, donde en 1884 quedó instalado el Círculo Meridiano, finalmente inaugurado en 1908.

 

Fotografías de la Luna en gran ecuatorial realizadas por esos años, y enviadas a París al Congreso Internacional en la materia, sirvieron de inicio a un trabajo que duró cerca de 40 años y puso al Observatorio de Tacubaya al lado de los principales del mundo, como los de Greenwich, París, Helsingfors, San Fernando, Specola, El Vaticano y Potsdam.

 

El 10 de Mayo de 1899, Ángel Anguiano dejó la dirección del Observatorio, por haber sido designado director de la Comisión Geodésica, encargada de medir el meridiano 98° W de Greenwich, que atraviesa la República desde Matamoros hasta cerca de Acapulco: Su lugar fue ocupado por el ingeniero Felipe Valle.

 

El nuevo responsable inició en 1900 observaciones de asteroides y cometas, especialmente del planetoide Eros, contribuyendo a la determinación del ángulo de paralaje solar. A su muerte ocupó su cargo el ingeniero Valentín Gama, de gran talento matemático, quien siguió con los proyectos del observatorio.

 

En febrero de 1915 se clausuró el observatorio por las disensiones entre carrancistas y villistas; pero el 10 de septiembre de ese mismo año se reanudaron sus labores. Fungió como director interino el ingeniero Joaquín Gallo. Entre los eventos importantes que hubo durante su período al frente del observatorio de Tacubaya destaca el eclipse del 10 de Septiembre de 1923, en el que la sombra de la Luna recorrió nuestra república desde Ensenada, Baja California hasta Quintana Roo. Para 1929, cuando se expide el decreto de autonomía de la UNAM, el OAN es incorporado a esta institución.

 

 Tonatzintla, Puebla

 

El crecimiento de la capital, el aumento de la luminosidad y la trepidación del suelo debido al tráfico, dificultaban ya las investigaciones del OAN. Se sugirió entonces la idea de trasladarlo a Taxco, pero el presidente Manuel Avila Camacho había ya decretado la fundación de un observatorio en Tonantzintla, Puebla, que tuvo lugar a mediados del siglo XX. Cuando ocurrió el traslado de los telescopios, el principal instrumento era la Carta del Cielo.

 

Luis Enrique Erro y Carlos Graef, director y subdirector, respectivamente, fueron los pilares del reciente Observatorio. Formaba también parte del grupo de trabajo Guillermo Haro, quien descubrió una estrella Supernova en la Galaxia M83 de la constelación de la Hidra el 15 de Marzo de 1950.

 

El primer objetivo entonces del OAN fue la construcción de una cámara Schmidt. Con este instrumento, Guillermo Haro realizó sus estudios sobre los objetos Herbig-Haro. Contaban, además, entre otros, con el pequeño ecuatorial Grubb de Tacubaya y cámaras e instrumentos de estudios de placas. Pero Graef se separó pronto del Observatorio y, casi al mismo tiempo, falleció Erro, en enero de 1955; en sustitución de éste, fue nombrado director Guillermo Haro.

 

En 1960, prosigue Flores Figueroa, la UNAM instaló un telescopio Cassegrain de un metro de diámetro en el Observatorio de Tonantzintla. Para 1963 inician los trabajos de demolición del antiguo Observatorio de Tacubaya –cuya labor queda reducida a la transmisión de la hora y a la preparación del Anuario– al construir en su lugar la ahora Escuela Nacional Preparatoria, plantel número 4, de la UNAM.

 

San Pedro Mártir

 

Hacia 1966 se reconoció la necesidad de contar con instrumentos de mayor magnitud, pero en Tonantzintla –que finalmente, en 1971 pasó a depender del Instituto Nacional de Astrofísica, Óptica y Electrónica– ya no era adecuado para tal fin. Por lo cual se buscó un sitio con mejores características en cuanto a oscuridad de cielo, baja nubosidad y turbulencia atmosférica. El lugar elegido fue la Sierra de San Pedro Mártir, Baja California, donde se encuentra actualmente.

 

En 1971 se construyeron los dos primeros edificios por parte de la Universidad Nacional, durante el rectorado de Guillermo Soberón. Ese mismo año, se edificaron las cúpulas para dos telescopios, con espejos de 84 y 150 centímetros.

 

Pero antes, en 1967, se otorga al Observatorio Astronómico Nacional la categoría de instituto de investigación, por lo que se crea el Instituto de Astronomía de la UNAM. Así el nombre del Observatorio se reserva para las estaciones que dependen del nuevo instituto

 

Para 1976 se habilitó el telescopio reflector principal, con una precisión de una millonésima de centímetro, diseñado por José de la Herrán. Con él se fotografió el asteroide Quetzalcóatl, descubierto en el Observatorio Monte Palomar. La Universidad de Wyoming y otras instituciones solicitan permiso al Observatorio de San Pedro para construir telescopios similares, a los que denominaron 'Mextel', actualmente en uso.

 

Lo cierto, indicó Franco López, es que la decisión de construir este observatorio en Baja California “se tomó desde 1966, pero generar las condiciones para que un lugar sin acceso de ningún tipo, se convierta en un observatorio, requiere un trabajo de muchos años”. Finalmente, la inauguración se llevó a cabo en 1980.

 

Las características de San Pedro Mártir, recalcó, son excepcionales. “La península de Baja California es casi una isla: tiene el Mar de Cortés de un lado y el Océano Pacífico del otro, lo cual significa que las condiciones atmosféricas son muy estables; además, las nubes están casi siempre abajo del observatorio”, pues se encuentra a dos mil 830 metros sobre el nivel del mar.

 

De esta forma, aseguró, “es hoy, en el hemisferio norteamericano, el mejor lugar para hacer observaciones astronómicas”, patrimonio de todo México y, de hecho, es parque nacional.

 

Por último, comentó el director, este “laboratorio para observar estrellas y los objetos del cosmos en general”, tiene aparatos modestos. “Estamos lejos de tener una instrumentación similar a la de los observatorios de Estados Unidos o europeos, pero no ha impedido la dignificación de la astronomía y la ciencia mexicana en general”, recalcó.

 

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