06:00 hrs. Mayo 01 de 2003

 

Boletín UNAM-DGCS-326

Ciudad Universitaria

 

 

EN MÉXICO NO SE PONE EN PRÁCTICA EL SISTEMA HACCP EN INDUSTRIAS ASOCIADAS A LOS ALIMENTOS

 

·        Surgió en Estados Unidos como parte de la carrera espacial, con el fin de brindar a los cosmonautas alimentos inocuos

·        El método de HACCP exige identificar y analizar los riesgos reales; es decir, aquellos que potencialmente pueden traducirse en daños para el consumidor

·        Permite asimismo un uso adecuado de los recursos y conduce a la eficiencia en seguridad

 

Pese a sus ventajas, el Sistema de Análisis de Riesgos, Identificaciones y Controles de Puntos Críticos –HACCP, por sus siglas en inglés–  no es puesto en práctica en las industrias asociadas con alimentos en México; además no existe la cultura que favorezca su implementación, afirmó   Jorge López Pérez, académico de la Facultad de Estudios Superiores Cuautitlán (FESC).

 

En el marco del Curso-Taller de HACCP, que forma parte de las actividades de la Cátedra Ciencia y Tecnología de la Carne, de esta institución, señaló que este sistema surgió en Estados Unidos como parte de la carrera espacial con el fin de brindar a los cosmonautas alimentos inocuos; para ello, la empresa Pilsburi, en colaboración con la National Aeronautics and Space Administration y con las fuerzas armadas estadounidenses, lo diseñaron en las décadas de los 70 y 80.

 

Posteriormente, reseñó López Pérez, sus beneficios se difundieron en toda la Unión Americana, principalmente su utilización en la industria de productos enlatados de baja acidez. Este procedimiento, que incluye un conjunto de pasos secuenciales ordenados cuyo objetivo esencial es alcanzar la inocuidad de los alimentos, tuvo tal éxito que se adoptó en otras naciones.

 

“La Organización Panamericana de la Salud promovió su uso en América Latina en la década de los 80; desde entonces a la fecha, su empleo ha adquirido el carácter de obligatorio en algunos países. En la legislación mexicana aún no adquiere ese carácter. Sin embargo, en las actas de verificación que utiliza la Secretaría de Salud, sí se considera la revisión del material técnico asociado al análisis de riesgo”.

 

Destacó que el HACCP contempla toda la cadena de producción de un alimento, desde la generación de la materia prima (ingredientes, formulación, condiciones de proceso, manufactura, manejo, almacenaje, transporte, empaque y distribución) hasta el manejo del producto por el consumidor.

 

Al trabajar en toda esa secuencia, manifestó, se abre un espacio de quehacer muy amplio que demanda una diversidad y cantidad de conocimientos, los cuales implican la integración de equipos de trabajo. Paralelamente, el HACCP, con su enfoque permanente y previsor, tiene como meta tratar de evitar o disminuir pérdidas.

 

El método de HACCP exige identificar y analizar los riesgos reales, es decir, aquellos que potencialmente pueden traducirse en daños para el consumidor. Permite un uso adecuado de los recursos y conduce a la eficiencia de seguridad, puntualizó.

 

Agregó que entre los principios del sistema está el identificar, caracterizar, categorizar y validar los riesgos asociados con la producción de alimentos en todas las fases, desde el cultivo y la cosecha de materias primas, hasta su procesamiento, manufactura, distribución, mercadeo  y consumo.

 

 

 

Resaltó que el validar los riesgos histórica, matemática y estadísticamente en cada fase de la producción de alimentos, exige desarrollar diagramas de flujo de procesos en función de las condiciones de operación de cada planta.

 

Otro principio, abundó, es determinar las medidas requeridas para el control de los puntos críticos asociados a los riesgos o peligros identificados. Entre las anteriores figuran: cocción, enfriamiento, prevención de contaminación cruzada, pasteurización e higiene del personal.

 

Además, expuso, se busca establecer los límites críticos o los parámetros de tiempo y temperatura, entre otros, que puedan garantizar inocuidad; es decir, que deban obtenerse para controlar cada punto crítico.

 

El HACCP pretende implantar procedimientos para monitorear y asegurar el control de los puntos críticos; tales mecanismos deben ser rápidos, de bajo costo y confiables, con el propósito de adecuarse al tiempo de vida del producto y de no incrementar los costos de producción, explicó.

 

Añadió que también se buscan adoptar las medidas correctivas, siempre y cuando la vigilancia indique que un determinado punto crítico no está bajo control, así como establecer procedimientos de verificación que comprueben que el sistema de HACCP funciona eficazmente.

 

Por último, precisó, otro propósito es instaurar sistemas efectivos de registro y archivo que documenten el HACCP, detallar por escrito cada una de las acciones; dichos textos, independientemente de servir para consulta a posteriori, son una forma de demostrar a la autoridad sanitaria que históricamente la empresa cumple y trabaja en mejorar.

 

A decir del académico de la FESC, para  implantar el método de HACCP se requiere de una política de inocuidad, es decir, que la organización se comprometa con la seguridad de los alimentos que produce mediante las siguientes acciones: decidir y considerar las implicaciones de la introducción del sistema;  asegurar recursos técnicos y de personal para llevar el procesos a cabo, así como efectuar los cambios necesarios, incluyendo la capacitación.

En este contexto, enfatizó sobre la necesidad de hacer comprensible las ventajas e importancia del método HACCP, no sólo al personal de la industria de alimentos, sino también a funcionarios de organismos reguladores o de control e incluso a los propios consumidores, actores fundamentales para exigir inocuidad en los productos alimenticios.

 

López Pérez subrayó la necesidad de que la empresa cuente previamente con buenas prácticas de manufactura que comprendan procedimientos estandarizados de limpieza y desinfección, así como todos aquellos que prevenga la contaminación de alimentos.

 

Para el universitario, esta complejidad intrínseca del sistema explica en parte por qué la mayor parte de las industrias de alimentos mexicanas no lo han puesto en marcha a pesar de que mediante él se disminuye las pérdidas y se alarga la vida en anaquel del producto, entre otras ventajas comerciales.

 

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