16:00 hrs. Abril 30 de 2003

 

Boletín UNAM-DGCS-324

Ciudad Universitaria

 

Pies de fotos al final del boletín

 

IMPROBABLE, UN PROYECTO DEMOCRÁTICO PARA IRAK

 

·        En la mesa “Irak: la mirada hacia el futuro”, Carlos Martínez Assad, del IIS, afirmó que una votación en ese país llevaría al poder a los chiitas, el sector más fundamentalista

·        Jenaro Villamil, del diario La Jornada, aseguró que vivimos una contrarrevolución permanente en el nuevo orden internacional, que se constituye en una amenaza global

·        A partir de los ataques del 11 de septiembre de 2001 se configuró el nuevo “macartismo planetario”, señaló Carlos Aguirre

 

Es imposible construir un proyecto democrático para Irak, tal y como lo concibe Estados Unidos. De hecho, un gobierno sostenido por las fuerzas de ocupación representaría un factor explosivo para la estabilidad mundial, aseguraron los participantes en la mesa  redonda “Irak: la mirada hacia el futuro”, organizada por el Instituto de Investigaciones Sociales (IIS) de la UNAM.

 

Carlos Martínez Assad, investigador de este Instituto, dijo que una votación llevaría al poder a los chiitas, el sector iraquí más fundamentalista, que constituyen el 60 por ciento de la población de aquel país. “Sería contrario a los intereses de EU; por lo que un programa democrático elemental como el sugerido hasta ahora, no tiene viabilidad alguna”, aseguró.

 

Después de la caída de Bagdad, continuó, las autoridades estadounidenses –quienes manejan una política deliberada de desinformación y contrainformación–, buscan justificar las atrocidades que cometen contra el pueblo iraquí a base de repetir lugares comunes.

 

Explicó que al no existir razones para invadir ese país de Oriente Medio, los grupos económicos falsificaron pruebas, y ahora, tomando como bandera la democracia y la apertura comercial, tratarán de conseguir el petróleo de Irak para satisfacer el consumo de sus industrias.

 

La Unión Americana, cuya población representa al 6 por ciento del planeta, requiere 19 millones de barriles diarios –la mitad del consumo total en el mundo– para satisfacer necesidades internas. Sin embargo, sólo produce la mitad y compra el 55 por ciento a otras naciones.

 

Estos territorios, abundó Martínez Assad, presentan un saqueo diplomático permanente, pues la población de esta región recuerda la época del protectorado británico, que dio pie a los actuales conflictos en la zona.

 

Por su parte, Jenaro Villamil, editorialista y coordinador de Asuntos Especiales del periódico La Jornada, resaltó que Estados Unidos rompió todos los esquemas construidos durante Posguerra Fría. La invasión a Irak “ha dinamitado” a la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y ha generado una opinión pública internacional en su contra.

 

“Vivimos una contrarrevolución permanente en el nuevo orden internacional y eso sí es una amenaza global; uno de los elementos más preocupantes para la estabilidad internacional”, agregó.

 

Al hablar sobre las grandes mentiras en torno al conflicto EU-Irak, mencionó que no se trató de una guerra de “liberación”, sino de una intervención militar contra fuerzas desiguales, donde se registraron violaciones a la Convención de Ginebra, y en la cual no participó una coalición de países, sino un ejército angloestadounidense.

 

Se argumentó que la peligrosidad de Sadam Husein y la existencia de armas de destrucción masiva justificaban la incursión; pero hasta ahora no se han comprobado tales aseveraciones.

 

Tampoco se trató de un ataque quirúrgico. Hubo por lo menos 12 accidentes de “fuego amigo” y al momento se han contabilizando más de tres mil civiles muertos, aunque la cifra podría aumentar, según la Organización Mundial de la Salud, de 5 mil a 25 mil en los próximos meses, debido a la crisis humanitaria que provocaron los bombardeos sobre Bagdad y otras ciudades, como Basora.

 

Una mentira más, añadió Villamil, se refiere al establecimiento de una democracia y de un gobierno no autoritario y aliado a Estados Unidos. En realidad, se pretende imponer un protectorado que significaría la destrucción de la cohesión nacional y generalizar los frentes conflictivos en la zona.

 

“Pudieron haber derribado estatuas de Sadam Husein, pero lo que no pueden bombardear es el resurgimiento del sentimiento nacionalista antinorteamericano que está generalizándose, no sólo en Irak, sino en otros países como Turquía y Siria”; aseguró, por eso es probable que se generen múltiples conflictos regionales que alteren el escenario no sólo de Medio Oriente, sino de todo el mundo.

 

Finalmente, Carlos Aguirre, también del IIS, refirió que a partir de los ataques del 11 de septiembre se configuró un “macartismo planetario”, pues el sector de la ultraderecha norteamericana plantea, como hace décadas el senador McCarthy, que “los que no están con ellos están en su contra”.

 

Expuso que George W. Bush, en esta guerra mediática, pelea a un mismo tiempo en los frentes interno y externo. En el primero reprime, margina y descalifica toda posibilidad de oposición. En el segundo, repite el mismo ciclo de los imperios capitalista, conocido como dominio hegemónico.

 

En su opinión, Estados Unidos es una potencia económica en decadencia, su presencia geopolítica vive un declive irrefrenable y lo único que le queda es su liderazgo como primera potencia militar.

 

Por último, dijo que el único resultado positivo de esta guerra es el resurgimiento de movimientos por la paz en todos los países del mundo, cuyas proporciones aún son desconocidas.

 

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Foto 1

El investigador universitario, Carlos Martínez Assad, dijo que de no haber existido razones para invadir Irak, los grupos económicos más poderosos las hubieran encontrado, tomando como bandera la democracia y la apertura comercial con tal de conseguir el petróleo que Estados Unidos necesita para satisfacer su consumo.

 

 

Foto 2

Jenaro Villamil, coordinador de Asuntos Especiales de La Jornada, mencionó que la guerra contra Irak no fue una de “liberación” sino de intervención militar desigual, donde se registraron violaciones a la Convención de Ginebra, y en la cual no participó una coalición de países, sino un ejército angloestadounidense.

 

 

Foto 3

Carlos Aguirre, Jenaro Villamil y Carlos Martínez Assad participaron en la mesa redonda “Irak: la mirada hacia el futuro”, organizada por el Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM.