06:00 hrs. Abril 27 de 2003

 

Boletín UNAM-DGCS-313

Ciudad Universitaria

 

Pies de foto al final del boletín

 

LAS UNIVERSIDADES NO HAN SIDO INMUNES A LA CULTURA DE LA BELIGERANCIA: ANDERS KOMPASS

 

·        Las IES son interlocutoras de las necesidades sociales y difusoras de la cultura, pero también han formado parte del desarrollo del conocimiento para los propósitos de la guerra

·        En México no existen política ni agenda nacional de educación en Derechos Humanos, sostuvo Gloria Ramírez, coordinadora de la Cátedra UNESCO de Derechos Humanos de la UNAM

·        Las universidades mexicanas deben responder al llamado de la ONU para que estas instituciones se incorporen a la cruzada por la educación en dichos derechos: Wenses Resa, de la Universidad Autónoma de Guerrero

·        Participaron en la mesa redonda “La Universidad ante la agenda nacional e internacional de la educación en Derechos Humanos”

 

Hasta ahora, las instituciones de educación superior (IES) no han sido inmunes a la cultura del conflicto o la beligerancia, afirmó Anders Kompass, encargado de la Oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos en México.

 

Si bien es cierto que dicha educación ha jugado un papel determinante en el desarrollo de los individuos, las sociedades y las naciones, también lo es que millones de estudiantes han sido adoctrinados en la retórica de la guerra y han sido entrenados tanto en universidades civiles como militares en técnicas de combate, manifestó al participar en la mesa redonda “La universidad ante la agenda nacional e internacional de la educación en derechos humanos”.

 

En los últimos cien años, indicó, las instancias de educación superior se han consolidado como el espacio natural de la diversidad y el hogar de todas las corrientes del pensamiento; así como en ámbitos plurales, transmisores y difusores de la cultura e interlocutores privilegiados de las necesidades sociales.

 

Sin embargo –subrayó- desde la segunda conflagración mundial, un sinnúmero de universidades ha formado parte del desarrollo del conocimiento para los propósitos de la guerra, mediante la investigación e invención tecnológica militar, en respuesta a la solicitud expresa de los intereses de poder de sus naciones.

 

En la sala Isabel y Ricardo Pozas de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, Kompass consideró que el surgimiento, la intensidad y las consecuencias de los conflictos armados muestran que las herramientas utilizadas por los países para resolverlos, es decir, la guerra o la diplomacia, ya no son adecuados ni suficientes para esta época global.

 

El poderío militar tiene severos límites para contrarrestar la violencia y el terrorismo, y la diplomacia ha resultado, en diversas ocasiones, poco efectiva cuando las raíces del conflicto van más allá del mero interés territorial de un Estado, puntualizó.

 

Comentó que, de acuerdo con datos de la UNESCO, actualmente existen 3 mil 500 grupos ocasionales que se describen como naciones. Así, “la violencia que se puede generar intrasocialmente en éstos es enorme y proporciona una poderosa razón para trabajar vigorosamente en la producción de una cultura de paz y respeto de los derechos humanos”.

 

Por ello, destacó, nuestro reto, como individuos y como sociedades, es contrarrestar esta situación mediante la enseñanza y la capacitación a las personas sobre los métodos que existen para vivir armónicamente.

 

Lo anterior se puede lograr a través de la transición de una cultura de guerra a una de paz; de una de intolerancia y discriminación a una de interacción social basada en los principios de libertad, justicia, tolerancia, democracia y solidaridad, enfatizó.

 

El método idóneo para alcanzar dicha meta es la educación como herramienta de transformación estructural; por ello, en materia de derechos humanos, las universidades deberían consolidar su función de transmisoras del conocimiento a través de la investigación y la enseñanza de esta temática, así como de la capacitación de sus profesionales, a fin de utilizar lo aprendido como instrumento para la consolidación de la paz y de las garantías individuales.

 

En su oportunidad, Gloria Ramírez, coordinadora de la Cátedra UNESCO de Derechos Humanos de la UNAM, dijo que en la actualidad en México no hay una política ni una agenda nacional de educación en derechos humanos. “Aún no tenemos una sola institución que dentro de sus estatutos contemple la formación de educadores, capacitadores o maestros en esta materia”.

 

Si bien, reconoció, existen muchas iniciativas por parte del gobierno federal, organizaciones no gubernamentales y otros organismos, tanto públicos como privados, hasta el momento muy pocas de éstas se han llevado a cabo.

 

Por ello, invitó a las universidades a trabajar de manera conjunta en la creación de espacios permanentes donde se pueda estudiar y analizar la situación actual de dichas garantías en el país, así como la forma de unir sus esfuerzos en este campo.

 

Si queremos impartir educación en derechos humanos, señaló, debemos articular nuestros esfuerzos y evitar fomentar una cultura que pretenda proporcionar educación desvinculada de la realidad de nuestro pueblo, la cual se dirija a compartimentos estancos o formaciones específicas y desconozca la pluralidad, la multiculturalidad y los géneros.

 

Por su parte, Rosalio Vences Reza, director de la Unidad de Ciencias de Desarrollo Regional de la Universidad Autónoma de Guerrero, reconoció: “la ONU ha tocado todos los temas de interés para la humanidad: el desarrollo sustentable, la educación, la salud, el trabajo, la vivienda, los derechos de la mujer y de los pueblos”.

 

En este contexto, refirió, una constante es que ese organismo apele a los gobiernos, a la sociedad civil y a la cooperación internacional para enfrentar esos retos. Aunque, “la institución a la que recurre de manera insistente es la universidad”.

 

En la Declaración Mundial sobre Educación Superior en el siglo XXI, hecha por la UNESCO en 1998, se afirma que la educación es uno de los pilares fundamentales de los derechos humanos, la democracia, el desarrollo sostenible y la paz, precisó.

 

Por ello, si las Naciones Unidas hacen un llamado para que las universidades se incorporen a la cruzada por la educación en derechos humanos, “las mexicanas no tenemos otra alternativa más que responder afirmativamente”, finalizó.

 

-o0o-

 

PIE 1

El encargado de la Oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos en México Anders Kompass, aseguró que en los últimos  años las instancias de educación superior se han consolidado como el espacio natural de la diversidad y el hogar de todas las corrientes del pensamiento.

 

PIE 2

Gloria Ramírez, coordinadora de la Cátedra UNESCO de los Derechos Humanos de la UNAM, dijo en que en México aún no tenemos una sola institución que dentro de sus estatutos contemple la formación de educadores, capacitadores o maestros en educación en derechos humanos.

 

PIE 3

La ONU ha tocado todos los temas de interés para la humanidad: el desarrollo sustentable, la educación, la salud, el trabajo, la vivienda, los derechos de la mujer y de los pueblos, reconoció Rosalío Wenses Resa, de la Universidad Autónoma de Guerrero.

 

FOTO 4

Aspecto de la mesa redonda La Universidad ante la agenda nacional e internacional de la educación en Derechos Humanos, organizada en la sala Isabel y Ricardo Pozas de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM.