06:00 hrs. Abril 21 de 2003

 

Boletín UNAM-DGCS-294

Ciudad Universitaria

 

Pies de fotos al final del  boletín

 

 

ALTAMENTE VULNERABLES LAS ZONAS SUR Y CENTRO DE MÉXICO ANTE DESASTRES NATURALES

 

·        De las 20 mil muertes registradas en las  últimas dos décadas por estos fenómenos, el 95% de ocurrieron en dichas regiones

·        Los enfoques frente a los siniestros deben tomar en cuenta las condiciones socioeconómicas de las comunidades

·        Un siniestro puede causar retrasos hasta por diez años a las poblaciones afectadas, aseguró

 

Es necesario impulsar una estrategia de desarrollo social integral en las zonas del país con mayor riesgo de desastres naturales –Centro y Sur-,  ya que casi la totalidad de las 20 mil muertes ocurridas en las últimas dos décadas por estos fenómenos así como otros daños causados  por accidentes tecnológicos, se registraron en dichas áreas, afirmó el académico de la Escuela Nacional de Trabajo Social (ENTS), Daniel Rodríguez Velázquez.

 

El también integrante de la Red Mexicana de Estudios Interdisciplinarios para la Prevención de Desastres, explicó que precisamente por el contexto socioeconómico imperante en esas regiones, los desastres tienen repercusiones de gran magnitud, pues no existen óptimas condiciones de infraestructura y vivienda, ni  medidas preventivas adecuadas para movilizar población e incluso ganado.

 

De esta manera, indicó, si se instrumentaran programas para mejorar las condiciones económicas y sociales de las comunidades, se reducirían los costos de los daños, pues –advirtió- un desastre puede causar retrasos en su nivel productivo hasta por diez años.

Refirió al respecto que comunidades de la Sierra Norte de Puebla, así como de la región norte de Veracruz y Chiapas sufrieron daños importantes por inundaciones en 1998 que, conservadoramente, pudieron causar un retraso de una década en su crecimiento.

 

Está comprobado en el ámbito internacional, dijo, que es más barata la prevención que la reconstrucción ante las emergencias, pero por regla general la preocupación institucional y social en México se ha centrado básicamente en responder a las condiciones coyunturales de un desastre.

 

Informó que de 1970 a 1999 se han registrado aproximadamente 20 mil muertes originadas por desastres naturales, así como por siniestros derivados de accidentes tecnológicos –como el de San Juan Ixhuatepec-, de las cuales el 95% ocurrieron en las regiones Centro y Sur del país. En este marco, resaltó el sismo de 1985, que provocó el deceso de miles de personas, de acuerdo con cifras de la Comisión Económica para América Latina.

 

En cuanto a los huracanes, señaló que, no obstante que un mayor número de ellos ha tocado tierra en la región noroeste de México, en comparación con el área sur-sureste del país, la proporción de muertes ocurridas es de 85% en esta última, contra 15% en la primera.

 

Ello, enfatizó, evidencia que los enfoques frente a los desastres no pueden plantearse únicamente con base en la ubicación geográfica de las zonas afectadas, sino también por la situación socioeconómica de las regiones del país.

 

Es claro, manifestó, que las regiones del centro y el sur de México concentran  pobreza y, paralelamente, formas de organización política arcaicas como el caciquismo y clientelismo.

 

“Vistas así las cosas, el desarrollo social tendría mucho que ver con una estrategia para reducir la vulnerabilidad y a su vez incidir en los niveles de riesgo”, aseveró.

 

Rodríguez Velázquez anotó que en 1996 se creó el Fondo Nacional de Desastres Naturales, con el fin de poder contar con recursos específicos para atender emergencias e instrumentar proyectos de construcción y rehabilitación de corto plazo.

 

Dicho Fondo, aseguró, ha aplicado  más del 70% de sus recursos  entre 1996 y julio de 2002 en la región sureste, incluidos los tres estados de la península de Yucatán, así como los de Veracruz, Tabasco, Puebla, Guerrero, Oaxaca y Chiapas.

 

Expuso que existe cierta regionalización, pues hacia el norte se han canalizado recursos por sequías y huracanes, y hacia el sur básicamente por sismos e inundaciones.

 

El especialista percibió una especie de “olvido” de los desastres en nuestro país, pese a que han sido recurrentes año con año, dejando a su paso devastación social.

 

En el caso de Colima, por mencionar un caso reciente, estimó en 500 millones de pesos el costo de los daños causados por el sismo del mes de enero de 2003.

 

El catedrático de la UNAM apuntó que en otros países, como Holanda  o Estados Unidos, se asume que los desastres pueden ser una oportunidad para generar proyectos de desarrollo.

 

Sin embargo, en México las inversiones destinadas a rehabilitación no consideran condiciones climáticas ni se detienen en las formas de vida de la población para proyectar la vivienda; esto, aunado a que en ocasiones la reconstrucción en caminos y puentes no cuenta con la especificidad técnica requerida, concluyó.

 

 

 

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PIES DE FOTO

 

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El académico de la Escuela Nacional de Trabajo Social, Daniel Rodríguez Velázquez, se pronunció por impulsar una estrategia de desarrollo social en las zonas del país con mayor riesgo de desastres naturales.

 

FOTO 2

 

Países como Holanda y Estados Unidos han entendido que los desastres pueden ser una oportunidad para generar proyectos de desarrollo, afirmó el profesor de la Escuela Nacional de Trabajo Social,  Daniel Rodríguez Velázquez.