06:00 hrs. Abril 20 de 2003

 

Boletín UNAM-DGCS-292

Ciudad Universitaria

 

 

 

Pies de fotos al final del  boletín

 

DESARROLLA LA UNAM VACUNA CONTRA LA CISTICERCOSIS

 

·  José Luis Molinari Soriano, del Instituto de Fisiología Celular de la UNAM, informó que la vacuna la aplican al cerdo para romper el ciclo  biológico del parásito

·La  cisticercosis es un problema de salud mundial

 

A pesar de los avances en la medicina en el mundo, la cisticercosis sigue siendo un problema de salud pública universal que afecta a México, Centro y Sudamérica, así como parte de Europa, África y Asia, aseguró el jefe del Laboratorio de Inmunología de Parásitos del Instituto de Fisiología Celular (IFC) de la UNAM, José Luis Molinari Soriano.

 

El investigador señaló que esta dependencia ha trabajado con una vacuna contra esta enfermedad, pero aplicada al cerdo para romper el ciclo biológico del parásito.

 

Al morir el cisticerco en el cerdo por la acción de la inmunidad que induce la vacuna, destacó, ya no habrá transmisión del parásito al hombre.

 

Advirtió que aún es muy difícil el control de este padecimiento, de manera que el cisticerco se mantiene en la naturaleza, sobre todo en el campo, donde hay más condiciones de insalubridad, como la falta de agua potable y, en algunas regiones, la inexistencia de drenajes e instalaciones sanitarias adecuadas.

 

El especialista en microbiología médica puntualizó que en nuestro país se desconoce el número exacto de personas afectadas por este padecimiento, debido a que no se tienen los mecanismos adecuados para detectarlo.

 

Explicó que la cisticercosis es una enfermedad que afecta al ser humano y al cerdo. En el hombre se presenta la forma más grave llamada neurocisticercosis, es decir, cuando el cisticerco o metazestodo se implanta en los tejidos nerviosos, principalmente del cerebro, y causa importantes estragos que llegan a culminar en la muerte del paciente.

 

Daña al cerebro, detalló, porque cuando el parásito llega a la masa ocupativa –proveniente del intestino– se registra un proceso inflamatorio, resultado del intento de las células por matarlo.

 

El contenido de las células afecta al tejido cerebral, haciéndole un agujero. El número de cisticercos y la ubicación del parásito determinará los signos y síntomas del paciente, incluso el individuo puede quedar en estado demencial y morir.

 

Así, subrayó el investigador universitario, el cuadro clínico es muy variado. Uno de los síntomas más frecuentes es la epilepsia, otro el dolor de cabeza intenso o cefalea. De acuerdo con el lugar donde se encuentra el cisticerco puede afectar la vista, el habla, la memoria o la inteligencia.

 

Por medio de autopsias realizadas en hospitales se ha detectado que en alrededor del tres por ciento de los cuerpos revisados se encontró el parásito en los cerebros de los cadáveres.

 

Además, en el caso de la epilepsia, el 75% de los pacientes con cisticercosis la padecen, pero se desconoce la forma en que se desencadena.

 

Molinari Soriano puntualizó que se trata de un animal largo, plano, clasificado como zestodo. Su morfología está dividida en cabeza, cuello y cuerpo segmentado, es decir, proglotidos que contienen los huevecillos. Llegan a medir 12 o más metros de largo y vive en el intestino humano.

 

Es hermafrodita, dijo, por lo que en cada proglotido llega a haber hasta 50 mil huevos. Con los movimientos intestinales muchos de ellos salen a la luz intestinal y se mezclan con la materia fecal. En provincia, esta última es ingerida por los cerdos, los cuales se enferman de cisticercosis.

 

Luego el animal, que en muchos casos no cumple con las normas de higiene necesarias, es ingerido por el humano, con lo que adquiere el parásito. Del intestino sube hasta el cerebro, con los daños consiguientes por cada parte del organismo que pasa.

 

Le gusta el cerebro, porque tiene sabor dulce. Ahí, se pueden instalar desde uno o dos hasta más de 200, pero por lo regular estos enfermos mueren, recalcó.

 

Informó que en más de 20 estados de la República Mexicana existe la enfermedad: Jalisco, Sinaloa, Michoacán, Colima, Guerrero, Oaxaca, Puebla, Guanajuato y San Luis Potosí, entre otros. En la Ciudad de México no se conoce que el parásito mantenga el ciclo biológico porque no se crían cerdos.

 

En Centro y Sudamérica, especificó, se registra también la enfermedad. Tan sólo en Chile y Argentina destaca el número de casos, mientras en Bolivia y Perú cerca del 16% de los cerdos reportados en los rastros tienen este padecimiento. En Asia, resaltan Birmania, Vietnam y China.

 

En naciones como Estados Unidos, Alemania, Francia y Holanda, indicó, se llegan a encontrar casos de cisticercosis, como consecuencia de la presencia de los migrantes.

 

No puede realizarse con absoluta certeza la detección de la enfermedad, en cualquier hospital o clínica rural, subrayó. Sólo en dependencias de tercer nivel como los institutos Nacional de Neurología,  Mexicano del Seguro Social y de Seguridad y Servicio Social para los Trabajadores del Estado.

 

El investigador del IFC expuso que en el laboratorio que dirige han estudiado diversos aspectos de la cisticercosis, mediante el uso de sustancias que el parásito secreta al medio ambiente. Descubrieron que las proteínas de este animal inducen un proceso inmune que lo destruye.

Explicó: con líquidos cefalorraquideos de enfermos con cisticercosis como de neurológicos se realizan ensayos contra la sustancia que secreta el cisticerco para detectar si tienen anticuerpos.

 

Recalcó que un descubrimiento reciente fue que los antígenos obtenidos de las sustancias que secreta el parásito, las cuales son proteínas con actividad enzimática, se puede discernir bien si el enfermo tiene cisticercosis activa o que al paciente que ya no la padece pero le dejó secuelas.

 

Esto significa que las pruebas salen positivas cuando el cisticerco del enfermo está vivo, pues libera las mismas sustancias que en el laboratorio recuperan en la caja petri in vitro.

 

De esta manera,  en las zonas rurales donde no hay equipos costosos de resonancia magnética o de tomografía computarizada, se puede detectar la presencia del cisticerco en la persona mediante el uso de los antígenos de secreción mencionados, lo que resulta más barato.

 

Si el parásito ya está muerto, probablemente no tiene anticuerpos porque tampoco secreta sustancias.

 

Molinari Soriano afirmó que es una aportación universitaria importante, cuyos resultados se acaban de publicar en una revista estadounidense. La vacuna es capaz de erradicar el parásito de una región endémica si se inmuniza a los cerdos.

 

Se aplicó durante ocho años en cerdos de la zona norte de Guerrero con resultados positivos. Fueron infectados animales inmunizados con las proteínas con huevos del cisticerco y se esperó el proceso. Así se comprobó la viabilidad de la vacuna.

 

 

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PIES DE FOTO

 

FOTO 1

 

El jefe del Laboratorio de Inmunología de Parásitos del Instituto de Fisiología Celular (IFC) de la UNAM, José Luis Molinari Soriano, aseguró que la cisticercosis es un problema de salud pública universal que afecta tanto a México como a Centro y Sudamérica, así como parte de Europa, África y Asia.

 

 

FOTO 2

 

José Luis Molinari Soriano, jefe del Laboratorio de Inmunología de Parásitos del Instituto de Fisiología Celular (IFC) de la UNAM, informó que La Universidad Nacional tiene una vacuna para cortar el ciclo biológico del parásito de la cisticercosis y se aplica a los cerdos.