Boletín UNAM-DGCS-289
Ciudad
Pies de fotos al
final del boletín
REESTRUCTURAR EL SERVICIO
PÚBLICO PARA EVITAR ACTITUDES
VIOLATORIAS DE LOS DERECHOS HUMANOS
·
Cuando se habla de condiciones violatorias
de los derechos humanos se hace referencia a aquellas que llevan al individuo a
sentirse en un estado de vulnerabilidad
·
La corrupción de los sistemas propicia que
no se respeten los derechos de las personas
La única forma de frenar las
actitudes, no las condiciones, que violan los derechos humanos en México es
mediante la reestructuración del servicio público y la reeducación de quienes
lo ejercen, a fin de eliminar la anticultura de la corrupción, la cual a veces
toma tintes de irremediable, así como promover leyes que los sancionen
ejemplarmente, señaló David Valero Luna, de la Escuela Nacional de Trabajo
Social de la UNAM.
Dichas actitudes pueden
erradicarse, aseguró, pues se debe reconocer que las instituciones protectoras
de estas garantías han trabajado fuertemente en este aspecto.
Sin embargo, consideró muy difícil
desaparecer las condiciones que las propician, ya que son inherentes a los
sistemas políticos corruptos, y mientras éstos perduren, continuarán existiendo
gradual y sistemáticamente.
Por ello, recomendó que “desde
la trinchera en la cual se encuentre cada mexicano lo importante es trabajar
con honestidad, exigiendo que nos traten como quisiéramos ser tratados,
pensando en la dignidad de las personas”.
Cuando se habla de condiciones
violatorias de los derechos humanos se hace referencia, además, a aquellas que
llevan al individuo a sentirse en un estado de vulnerabilidad. Por
ejemplo, muchos niños e indígenas viven
en las calles al no contar con servicios de salud, ni tener trabajo o –éstos
últimos- la posibilidad de acceder a recursos para laborar en el campo.
“Si lo anterior está
consagrado en la Constitución, entonces ¿qué sucede? Lo válido, lo más cómodo
para las autoridades, es decir que no hay; es declarar: reconozco que tienen su
derecho, pero no hay la posibilidad de respetarlo”, planteó.
Muchas personas que se
encuentran privadas de su libertad también viven esa situación. “Hay gente que
está siendo procesada y que lleva dos o tres años con un proceso, cuando
legalmente dura menos tiempo; asimismo, hay personas sentenciadas conviviendo
con las que están siendo procesadas”, recalcó.
Incluso, refirió, en el ámbito mundial los países
fundamentalistas -que se rigen a través de su religión- violentan sobremanera
los derechos fundamentales de las personas, porque entre sus castigos todavía
lapidan gente y le cortan las manos.
Expresó que estas violaciones
son un terreno muy fértil en el orbe. “Estados Unidos, por ejemplo, país que se
precia de poseer las mejores leyes y el mejor sistema jurídico, tiene pena de
muerte”, aseguró.
De esta forma, agregó, “me entristece mucho que se pierda
la dimensión de las cosas y se caiga en la soberbia. Hay quien por tener un
puesto laboral de responsabilidad importante se cree el amo del mundo; supone
entonces que puede violentar los derechos de las otras personas”.
Existe la Declaración
Universal de los Derechos Humanos, proclamada en la sede de las Naciones Unidas
en los años 30, la cual consta de 139 artículos. Desgraciadamente, hay un
problema con ella: por tener el carácter de declarativa carece de efecto
jurídico obligatorio; es decir, no compromete a ningún país a cumplir con lo
que establece. “Se limita a ser un catálogo de buenas intenciones”.
-oOo-
PIES DE FOTO
FOTO 1
David Valero
Luna, de la Escuela Nacional de Trabajo Social de la UNAM, señaló que la única
forma de frenar las actitudes -que no las condiciones- violatorias de los
derechos humanos en México es reestructurar el servicio público y reeducar a
quienes lo ejercen.
FOTO 2
Las instituciones protectoras de los derechos humanos
en México han hecho un buen papel en contra las actitudes que violentan
aquellos, indicó David Valero Luna, de la Escuela Nacional de Trabajo Social de
la UNAM.