06:00 hrs. Abril 19 de 2003

 

Boletín UNAM-DGCS-289

Ciudad Universitaria

 

Pies de fotos al final del  boletín

 

 

 

REESTRUCTURAR  EL SERVICIO PÚBLICO PARA  EVITAR ACTITUDES VIOLATORIAS DE LOS DERECHOS HUMANOS

 

·        Cuando se habla de condiciones violatorias de los derechos humanos se hace referencia a aquellas que llevan al individuo a sentirse en un estado de vulnerabilidad

·        La corrupción de los sistemas propicia que no se respeten los derechos de las personas

 

La única forma de frenar las actitudes, no las condiciones, que violan los derechos humanos en México es mediante la reestructuración del servicio público y la reeducación de quienes lo ejercen, a fin de eliminar la anticultura de la corrupción, la cual a veces toma tintes de irremediable, así como promover leyes que los sancionen ejemplarmente, señaló David Valero Luna, de la Escuela Nacional de Trabajo Social de la UNAM.

 

Dichas actitudes pueden erradicarse, aseguró, pues se debe reconocer que las instituciones protectoras de estas garantías han trabajado fuertemente en este aspecto.

 

Sin embargo, consideró muy difícil desaparecer las condiciones que las propician, ya que son inherentes a los sistemas políticos corruptos, y mientras éstos perduren, continuarán existiendo gradual y sistemáticamente.

 

Por ello, recomendó que “desde la trinchera en la cual se encuentre cada mexicano lo importante es trabajar con honestidad, exigiendo que nos traten como quisiéramos ser tratados, pensando en la dignidad de las personas”.

Cuando se habla de condiciones violatorias de los derechos humanos se hace referencia, además, a aquellas que llevan al individuo a sentirse en un estado de vulnerabilidad. Por ejemplo,  muchos niños e indígenas viven en las calles al no contar con servicios de salud, ni tener trabajo o –éstos últimos- la posibilidad de acceder a recursos para laborar en el campo.

 

“Si lo anterior está consagrado en la Constitución, entonces ¿qué sucede? Lo válido, lo más cómodo para las autoridades, es decir que no hay; es declarar: reconozco que tienen su derecho, pero no hay la posibilidad de respetarlo”, planteó.

 

Muchas personas que se encuentran privadas de su libertad también viven esa situación. “Hay gente que está siendo procesada y que lleva dos o tres años con un proceso, cuando legalmente dura menos tiempo; asimismo, hay personas sentenciadas conviviendo con las que están siendo procesadas”, recalcó.

 

Incluso,  refirió, en el ámbito mundial los países fundamentalistas -que se rigen a través de su religión- violentan sobremanera los derechos fundamentales de las personas, porque entre sus castigos todavía lapidan gente y le cortan las manos.

 

Expresó que estas violaciones son un terreno muy fértil en el orbe. “Estados Unidos, por ejemplo, país que se precia de poseer las mejores leyes y el mejor sistema jurídico, tiene pena de muerte”, aseguró.

 

De esta forma, agregó, “me entristece mucho que se pierda la dimensión de las cosas y se caiga en la soberbia. Hay quien por tener un puesto laboral de responsabilidad importante se cree el amo del mundo; supone entonces que puede violentar los derechos de las otras personas”. 

 

Existe la Declaración Universal de los Derechos Humanos, proclamada en la sede de las Naciones Unidas en los años 30, la cual consta de 139 artículos. Desgraciadamente, hay un problema con ella: por tener el carácter de declarativa carece de efecto jurídico obligatorio; es decir, no compromete a ningún país a cumplir con lo que establece. “Se limita a ser un catálogo de buenas intenciones”.

 

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PIES DE FOTO

 

FOTO 1

 

David Valero Luna, de la Escuela Nacional de Trabajo Social de la UNAM, señaló que la única forma de frenar las actitudes -que no las condiciones- violatorias de los derechos humanos en México es reestructurar el servicio público y reeducar a quienes lo ejercen.

 

FOTO 2

 

Las instituciones protectoras de los derechos humanos en México han hecho un buen papel en contra las actitudes que violentan aquellos, indicó David Valero Luna, de la Escuela Nacional de Trabajo Social de la UNAM.