Boletín UNAM-DGCS-285
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CONTRIBUYEN LAS CIENCIAS FÍSICAS A LA SOLUCIÓN DE PROBLEMAS SOCIALES DE LA BUROCRACIA
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Octavio
Miramontes, del Instituto de Física, dijo que el fenómeno de la burocracia se
presenta porque la arquitectura de sus redes no tiene “atajos”
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Funcionarios
de la Secretaría de Salud se acercaron a los físicos universitarios para
intentar un nuevo diseño de la red de salud pública
La burocracia mal desempeñada, un flagelo
para muchos países incluido el nuestro, podría aminorarse si se aplicara en la
organización de las instituciones una teoría de la física moderna conocida como
“sistemas complejos”, así como las ideas del fenómeno del “mundo pequeño”,
aseguró Octavio Miramontes.
El investigador del Instituto de Física
de la UNAM mencionó que en la actualidad el avance del conocimiento en dicha
área permite explicar desde cómo se constituye un grupo de amistades, hasta el
funcionamiento institucional, ámbito, éste último, dentro del cual el fenómeno
de la burocracia se presenta porque la arquitectura de sus redes sociales no
tiene “atajos” que interconecten los diferentes niveles jerárquicos.
Por ello, la solución podría ser la
creación de una conexión distinta de esas redes, en donde los individuos tengan
mayores posibilidades de tomar decisiones y de ser creativos, y además que la
estructura orgánica permita la comunicación entre los diversos niveles.
Explicó que los sistemas complejos son un
área de investigación científica surgida hace dos décadas y que se relaciona
con aquellos fenómenos de la naturaleza donde se cumple el principio
“intuitivo” de que el todo es más que la suma de las partes por separado.
Tales fenómenos, precisó, existen desde
la escala atómica hasta la macroscópica, incluida la social. “La fenomenología
social, además de ser complicada (por tener un gran número de variables), es
compleja (porque sus elementos interactúan)”.
Lo mismo pasa en el cerebro, donde muchos
elementos idénticos (las neuronas) se relacionan para darnos la capacidad intelectual,
o en un hormiguero, donde los individuos conforman una sociedad capacitada para
buscar colectivamente comida o defender su colonia. Otros ejemplos son la
interacción entre las placas tectónicas que producen los terremotos o, incluso,
los procesos financieros.
Estos sistemas tienen propiedades
genéricas (idénticas), como podría ser la presencia de caos o de fractales (la
geometría del caos); es decir, situaciones dinámicas con un aparente desorden
pero que en el fondo poseen una armonía bien identificada.
Dentro del área de los sistemas
complejos, añadió Miramontes, en años recientes se ha desarrollado uno de los
grandes temas de frontera en la investigación física: la dinámica de las redes
complejas y, asociadas con ésta, el fenómeno del “mundo pequeño”.
En una red de interconexión, abundó el
científico, se tienen muchas geometrías posibles. Por ejemplo, para ir de la
ciudad de México a Tijuana se puede viajar por carretera y atravesar infinidad
de ciudades; pero también utilizar un avión y dar un gran salto.
En esa red de comunicación entre las
ciudades del país, “somos capaces de agregar atajos o caminos cortos”. A esto
se refiere el “mundo pequeño”, teoría surgida en Estados Unidos cuando un grupo
de psicólogos descubrió que para hacer llegar una carta de una persona a otra
que no conoce (viviendo en diferentes ciudades) se requiere, en promedio, de
sólo seis individuos.
Lo mismo ocurre entre los actores de
cine. En el mundo hay alrededor de medio millón de intérpretes que han
participado en alguna película; el que más lo ha hecho es Kevin Bacon y es, por
lo tanto, quien más coactores tiene. Al construir esta red se descubrió que se
requieren de tan sólo tres artistas en promedio para que uno de ellos, por más
desconocido que sea, hubiera trabajado con aquel.
Algo similar sucede entre las redes de
científicos. “Es sorprendente la dinámica que tienen, los atajos que toman. Los
pasos requeridos para que yo hubiera conocido a Einstein tampoco son muchos”.
Otro ejemplo de las redes del mundo pequeño
es Internet, la cual no tuvo un “arquitecto” que estableciera cómo tenía que
ser, simplemente surgió de la conexión entre instituciones y creció hasta
alcanzar a todo el mundo. Así, para el enlace entre una máquina en México y
otra en Italia, el número de computadoras intermedias requeridas también es muy
bajo y esto hace que la “web” sea eficiente.
Las redes telefónicas y las rutas de los
aviones son otras muestras de sistemas artificiales formados por elementos
interconectados entre sí, pero que necesitan del “mundo pequeño” para ser más
eficientes.
El estudio de los sistemas complejos, en
apariencia distintos pero que en el fondo se comportan de la misma manera,
añadió el doctor Miramontes, es interdisciplinario. En él, la física interactúa
con otras ramas del conocimiento, como la medicina, la antropología, la
química, la astronomía, la biología, la economía o la ingeniería.
Para describirlos se utilizan
herramientas matemáticas (dinámica no lineal) o simulaciones computacionales,
así como otros instrumentos teóricos. De ese modo, las teorías de los sistemas
complejos se pueden aplicar tanto en una organización social “como en un
terremoto”.
Un fenómeno entendido en la naturaleza es
que las redes de interconexión requieren no sólo de regulaciones, sino de
cierta flexibilidad. En los sistemas sociales pasa lo mismo: por ejemplo, una
sociedad donde cada cual hace lo que le parece deriva en un caos; en el otro
extremo, un régimen político rígido no puede renovarse. En ambos casos se da
una ruptura del orden social.
Por ello, es necesario buscar una fórmula
que lleve a una organización con propiedades óptimas; es decir, una donde las
personas, además de participar en la dinámica social y en la vida comunitaria,
tengan libertad y flexibilidad para ser creativos de manera individual, tal y
como ocurre en las sociedades de hormigas.
En cambio, en la burocracia, para
realizar un trámite se necesita ir del paso A al B, del B al C y así
sucesivamente. Se trata de cadenas enormes que actúan como “teléfonos descompuestos”,
en las cuales cuando un elemento falla el resto deja de funcionar.
Funcionarios de la Secretaría de Salud
(“con una visión acertada”) se acercaron a los físicos universitarios para
echar a andar un proyecto “donde tratamos de analizar cómo podrían aplicarse
las ideas del ‘mundo pequeño’ y hacer un rediseño total de la red de salud
pública”.
El objetivo es mejorar la interconexión y
el flujo de información entre hospitales de todas las jerarquías, desde las
clínicas en los pueblos, hasta los grandes hospitales ubicados en las
metrópolis, de modo que el número de pasos para ir de un nivel a otro siempre
sea el menor.
Las ideas del “mundo pequeño” comienzan a
difundirse en la administración de organizaciones para lograr que sean más
eficientes, no sólo en el ahorro de los recursos económicos, sino del tiempo
invertido para hacer lo que se debe.
En el caso de esa secretaría de Estado,
“hemos comenzado por conversar con algunos funcionarios para convencerlos de
que las ideas tradicionales en la administración de organizaciones no son
eficientes”.
Después, expuso, pasaremos a otra etapa
donde se tomarán ejemplos en particular. La idea es descentralizar aún más el
sistema de salud (a nivel estatal ya tiene autonomía), incrementar la atención
personalizada a los pacientes, quienes no necesitarán concentrarse en un gran
hospital; repartir la toma de decisiones en el esquema de la organización, así
como hacer eficientes y directos los canales de comunicación entre dependencias
y personas.
Por el momento ya se prepara un libro que
abordará el tema de los sistemas complejos para innovar y mejorar la calidad
del sistema de salud; luego, se podría llevar a la práctica, mediante programas
piloto, finalizó Octavio Miramontes.
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PIES DE FOTO
Foto 1
La burocracia podría aminorarse si
se aplicara en la organización de las instituciones una teoría de la física
moderna conocida como “sistemas complejos”, afirmó Octavio Miramontes,
investigador del Instituto de Física de la UNAM.
Foto 2
Octavio Miramontes, investigador del
Instituto de Física, dijo que las ideas del “mundo pequeño” comienzan a
difundirse en la administración de organizaciones para lograr que sean más
eficientes, no sólo en el ahorro de recursos económicos, sino del tiempo
invertido para hacer lo que se debe.