13:30 hrs. Marzo 24 de 2003

 

Boletín UNAM-DGCS-221

Ciudad Universitaria

 

Pies de fotos al final del boletín

 

USAN ELECTRODOS EN EL TRATAMIENTO DEL MAL DE PARKINSON

 

·        Su implante en el cerebro reduce significativamente los síntomas o normaliza a los pacientes, afirmó el doctor Francisco Velasco, director de Neurocirugía del Hospital General de México

·        Nuestro país, pionero de la técnica en América Latina, dijo en el Instituto de Fisiología Celular de la UNAM

 

El implante de electrodos dentro del cerebro resulta muy efectivo en el tratamiento del mal de Parkinson, a tal grado que todos los afectados presentan una mejoría notoria y algunos de ellos prácticamente vuelven a la normalidad, afirmó el doctor Francisco Velasco, director de Neurocirugía del Hospital General de México.

 

Informó que alrededor de 250 enfermos (85 de ellos de Parkinson y el resto de epilepsia, así como pacientes que reciben tratamientos que implican dolor) se han visto beneficiados en ese nosocomio con la técnica conocida como neuromodulación.

 

En el Auditorio del Instituto de Fisiología Celular de la UNAM, indicó que dicho método consiste en implantar electrodos en el cerebro de los afectados, lo cual produce, en el caso de esa enfermedad neurodegenerativa que afecta a millones de personas en el mundo, una reducción significativa de los síntomas: temblores, rigidez y aquinesia (contracción muscular).

 

Refirió que James Parkinson -médico inglés que describió el mal por primera vez en 1837- hizo tres observaciones fundamentales: primero, que se trataba de un mal motor; o sea, los movimientos se alteraban sin afectar otras áreas neurológicas, como la sensación y el pensamiento.

 

Notó además que las personas que temblaban y mostraban gran rigidez -dos de los síntomas descritos característicos de este padecimiento- mejoraban notablemente luego de sufrir una lesión cerebral vascular, lo cual le hizo suponer que los movimientos partían de la vía piramidal e iban a la médula espinal; es decir, que el mal se originaba en el cerebro.

 

Finalmente, Parkinson notó que durante el sueño el temblor y la rigidez desaparecían, por lo que la afección se relacionó con el estado de vigilia.

 

El especialista explicó que este fue el primer mal neurológico descrito a partir del déficit de un neurotransmisor. “En el núcleo caudado, donde terminan las eferencias (impulsos dopaminérgicos) de la sustancia negra, existe un balance entre la dopamina y la acetilcolina (neurotransmisores); si la primera aumenta se presentan alteraciones psiquiátricas y si disminuye hay una alteración motora que se convierte en el síndrome”.

 

Recientemente se ha propuesto que la enfermedad no es resultado de un solo neurotransmisor, sino de varios más, como el glutamato o el GABA, añadió Velasco.

 

Los neurocirujanos comenzaron a realizar ablaciones (cortes) en la corteza motora de los pacientes que no produjeron parálisis, sino un tono muscular inferior al normal (hipotonía) y disminución de los movimientos finos. Los resultados fueron satisfactorios porque los pacientes, al menos, se liberaron de los desgastantes temblores. Luego se probaron lesiones en otras partes del cerebro, como el núcleo ventral lateral del tálamo.

 

Otro método reciente para disminuir los síntomas de la enfermedad es la implantación de electrodos, en la cual el Hospital General es pionero en América Latina. El grupo del doctor Velasco ha obtenido buenos resultados con la técnica.

 

 

Explicó que el sistema de estimulación consta de tres partes: un electrodo, que se implanta en el cerebro; un cable conector que lo une a un marcapaso y una pila que genera la energía necesaria para provocar la señal eléctrica.

 

Velasco mencionó que los electrodos miden un milímetro de diámetro, están fabricados de un material flexible -silástico- y tienen contactos de platino platinado, metal que no produce reacción alguna en el tejido nervioso.

 

El electrodo, por sus características, sigue el movimiento normal del cerebro, pulsátil o respiratorio. El cable se conecta a nivel del mastoides y desciende del cuello hasta la clavícula, donde se une con la pila que en realidad funciona como una pequeña computadora cuyos parámetros se pueden reprogramar a voluntad: duración de pulso (entre 90 y 450 microsegundos), frecuencia (entre 60 y 130 hertz) e intervalos de estimulación –por ejemplo, si se trata de un electrodo bipolar, de dos “contactos”, se puede activar un minuto cada lado-.

 

Debido a que el funcionamiento del aparato puede ser continuo (aunque de noche, cuando el paciente no lo requiere, se apaga con un magneto) las pilas se agotan en un lapso que va de los dos a los nueve años. Su costo es de 90 mil pesos.

 

A pesar de tener un precio elevado y de requerir del seguimiento más cercano del paciente, este método tiene la ventaja de que es más preciso y no tiene efectos colaterales. Lo más grave que puede ocurrir es que el enfermo rechace el silástico del electrodo y éste deba ser explantado.

 

Los pacientes, precisó el especialista, son evaluados cada seis meses o un año en promedio y, de ser necesario, el aparato se reprograma. Cabe destacar que gracias a él la cantidad de fármacos suministrados a los afectados disminuye de forma significativa.

 

En el país, la neuromodulación se inició en el Hospital General de México. Actualmente se ha comenzado a realizar este tipo de procedimiento en otros sitios, como el Centro Médico. Pero como pioneros, “hacemos un curso anual o dos veces por año para entrenar y familiarizar a los neurocirujanos latinoamericanos, e incluso, de Canadá y Estados Unidos”, finalizó.

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PIES DE FOTO

 

FOTO 1

 

El implante de electrodos dentro del cerebro resulta un tratamiento efectivo para el mal de Parkinson, afirmó el doctor Francisco Velasco, director de Neurocirugía del Hospital General de México, quien impartió un seminario del tema en el Instituto de Fisiología Celular de la UNAM.

 

FOTO 2

 

Francisco Velasco, director de Neurocirugía del Hospital General de México, dijo en la UNAM que la neuromodulación -o implante de electrodos en el cerebro- reduce de manera significativa los temblores que produce el mal de Parkinson.