Boletín UNAM-DGCS-219
Ciudad Universitaria
NO TENEMOS INSTITUCIONES ESPECÍFICAS PARA LA JUVENTUD MEXICANA
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Afirmó Armando Barriguete Castellón, creador
del Programa contra las Adicciones del Distrito Federal
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Si tienen algún problema de salud, por
ejemplo, son canalizados al pediatra o a médicos que atienden a los adultos
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En la Casa de Francia se llevó a cabo la
segunda charla del ciclo Ciencia, conciencia y café, organizada por la FES
Cuautitlán
Existe un vacío en la atención
hacia la juventud ya que, a pesar de ser ésta una etapa específica del
desarrollo del ser humano, con características propias, no ha sido considerada
como un motivo de estudio, destacó Armando Barriguete Castellón, creador del
Programa contra las Adicciones del Distrito Federal.
“Vemos, por ejemplo, que el
preadolescente para ser atendido es canalizado a la pediatría, mientras que el
adolescente mayor es destinado al mundo de los adultos, porque no hay
instituciones que se dediquen al estudio, apoyo y desarrollo de la adolescencia”,
afirmó el psiquiatra
En la Casa de Francia, donde se llevó a
cabo la charla dentro del ciclo Ciencia, conciencia y café, bajo el tema “Nos reservamos el derecho de
ingresar”, añadió: comúnmente la relación entre los hijos adolescentes y sus
padres es difícil, en gran medida por la angustia de los segundos al estar
contemplando una serie de conductas retadoras, fuertes e inclusive peligrosas,
a las que por necesidad tenemos que exponernos todos si es que queremos
experimentar y aprender por nuestra propia cuenta.
Prohibiciones y recomendaciones como “no
vayas a fumar”, “no corras en el auto”, proceden del deseo de “evitar que los
hijos pasen por situaciones que para el padre, en su momento, resultaron
angustiantes; sin embargo, el joven tiene la obligación de constatar lo que le
están diciendo”.
En verdad, comentó el psicoanalista, la
falta de comprensión se da por ambas partes, “pero lo que priva dentro de las
relaciones humanas son relaciones bien intencionadas, hasta cuando en una
sociedad hay un cambio importante que viene a desquiciar esa relación”.
Sucede, dijo, que “un adolescente no
tiene preocupaciones mayores de tipo práctico; puede estar en huelga tres años
y no pasa nada en la economía del país, por eso está en condiciones propicias para
poder llevar a cabo esas expresiones violentas, resistentes, que conducen al
cambio”. Ante este panorama, para el director fundador del Instituto Mexicano
para el Estudio de la Adolescencia, “la censura de los adultos hacia la
adolescencia no es totalmente negativa”.
A su vez, Héctor Castillo Berthier,
director del proyecto Juventud y Cultura Popular en la Ciudad de México, del
Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM, informó que de acuerdo a la
reciente Encuesta Nacional de la Juventud, publicada en noviembre del año
pasado, aproximadamente 90% de los 56 mil jóvenes encuestados no cree en los
políticos; un porcentaje similar,
alrededor del 80%, dice que no participaría en nada relacionado con lo institucional,
en cambio sí se involucraría en causas a favor de los indígenas, la paz y el
medio ambiente.
Esos datos, indicó en el
evento organizado por la Facultad de Estudios Superiores Cuautitlán, son
reflejo del concepto de autoridad e institucionalidad que percibe ese sector de
la población, del “distanciamiento brutal de las instituciones hacia los
jóvenes”.
La situación es que en la
actitud y manifestaciones de este grupo poblacional yacen implícitas cuestiones
estructurales que definen el tipo de sociedad al que pertenecen. “Hoy ya no podemos
decir que la escuela es un mecanismo de ascenso social como lo fue en los años
50 ó 60: ¿cuánta gente que hoy termina sus estudios encuentra el trabajo para
el cual se preparó?; la escuela perdió el sentido para el cual fue creada”.
La visión de familia también se ha
transformado, “ahora hablamos de muchas madres solteras que enfrentan el reto
de educar solas a sus hijos. En este contexto, el también columnista y
productor del programa radiofónico Jóvenes en Monitor incluyó la falta de
coordinación en las políticas públicas que atiendan a este sector en la
República Mexicana, donde 60% de sus habitantes tiene menos de 30 años.
Para el otrora vicepresidente
de la Asociación Internacional de Sociología en el área de estudios sobre
Juventud, hoy, si bien hoy existe el Instituto Mexicano de la Juventud, pocas
son las personas que lo conocen. Y aún más: “en las cámaras de Senadores y
Diputados, la comisión encargada es llamada Comisión de Juventud y Deporte, como si todos los
jóvenes fueran deportistas o todos los deportistas tuvieran que ser jóvenes”.
De tal manera que, en opinión del
sociólogo, “hay un distanciamiento brutal de las instituciones hacia los
jóvenes que, sumado a la ruptura familiar y a la reducida oferta de empleo,
influye para que muchos de ellos tengan problemas para iniciar su vida
productiva, lo cual les provoca una actitud de lucha y rebeldía”.
Estamos hablando, dijo, “de una mayoría
que no ha podido integrarse, que sólo es considerada por los partidos políticos
a la hora de las elecciones; entonces hay una percepción de ruptura
institucional muy valida y razonable”, afirmó el doctor Castillo Berthier.
La imagen que de ellos tienen los adultos
se restringe a “una estigmatización que los califica de violentos, drogadictos
e irresponsables”, sin olvidar la clásica frase “en mi tiempo éramos distintos,
no éramos tan irrespetuosos. Creo que estos son estigmas que están asentados en
las instituciones y en el conocimiento general de la gente adulta”.
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