Boletín UNAM-DGCS-215
Ciudad Universitaria
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CRISIS HIDRÁULICA EN MÉXICO Y LATINOAMÉRICA
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Tan sólo para cubrir la demanda de consumo en
México en los próximos 25 años, se requerirán inversiones del orden de los
330 mil millones de pesos, lo que representa un promedio de 13 mil 200 millones
de pesos anuales
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Salmonelosis,
cólera, amibiasis, tifoidea y hepatitis infecciosa, entre las enfermedades
asociadas al consumo de agua
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El 22 de marzo, Día Internacional
del Agua
México y América Latina enfrentan una crisis de
sustentabilidad del agua, cuyos principales síntomas son el surgimiento de
conflictos internacionales por el líquido; alta incidencia de enfermedades
asociadas con su consumo; aumento del número de procesos privatizadores;
inequidad e inaccesibilidad a los servicios de agua potable y saneamiento;
degradación de ríos y lagos, así como agotamiento de las fuentes de
abastecimiento subterráneas, advirtieron expertos de la UNAM.
Al conmemorarse el 22 de marzo el Día
Mundial del Agua, los especialistas señalaron que tan sólo en nuestro país las
cifras oficiales revelan que el 65% de la calidad de las aguas superficiales es
mala, el 25% media y únicamente el 10% buena. El 33% de los mexicanos tienen
lombrices (helmintiasis), mientras que alrededor del 40% del líquido que se
suministra para consumo no está desinfectado.
Manuel Perló Cohen, director del Programa
Universitario de Estudios sobre la Ciudad (PUEC) de la UNAM, manifestó la
urgencia de tomar medidas orientadas a recuperar la sustentabilidad hidráulica
del país, tales como la atracción de inversiones privadas, sin que el Estado
pierda el control de la política hidráulica, y la reestructuración de los
sistemas tarifarios, donde los altos consumidores paguen más.
Informó que en términos generales se ha
reducido el financiamiento a la Comisión Nacional del Agua (CNA) y en la
actualidad estamos en los niveles de 1995, por lo que de no hacerse eficiente
el uso de los recursos y reducirse el déficit financiero, los servicios irán en
declive.
Precisó que, de acuerdo al escenario
“tendencial” que se ha planteado
la CNA , tan sólo para cubrir la demanda de
consumo en los próximos 25 años se requerirán inversiones del orden de los 330
mil millones de pesos, lo que representa un promedio de 13 mil 200 millones de
pesos anuales.
Sin embargo, ejemplificó, para el año 2000 se le asignó a la CNA un
presupuesto de apenas 9 mil 995 millones de pesos, cantidad por debajo de la
requerida, lo que supone serios obstáculos financieros para alcanzar el
objetivo mencionado.
Otro escenario, el “deseable”, planteado por la
CNA, considera recursos por un billón 510 mil millones de pesos en los próximos
25 años, con el fin de que prácticamente toda la población tenga acceso a los
servicios de agua potable, alcantarillado, saneamiento y se reduzcan múltiples
rezagos.
De acuerdo con el XII Censo de Población y Vivienda
de 2000, de los 95.3 millones de habitantes de la República Mexicana, 79.4
millones disponían de agua entubada en el ámbito de la vivienda (83.3%). De
éstos, 52.9 millones la tenían dentro del domicilio y 26.4 millones únicamente
afuera, si bien en el mismo terreno.
Por otra parte, 4.2 millones de personas
disponían de agua entubada por acarreo (llave pública e hidrante) y 10.5
millones se abastecían por medio de pipas (1.5 millones) o usaban agua de pozo,
río, lago arroyo (8.9 millones).
En 1990, los mexicanos con servicios de agua
potable representaban el 78% de población total y en el 2000 esta proporción
ascendió al 87.7%.
Los servicios de drenaje llegan a menor
población que los de agua potable. Del total de habitantes del país sólo 72.6
millones disponen del servicio (76.1 %) y 22.1% no tienen acceso al mismo; 58
millones están conectados a la red, 10.5 usan fosa séptica, 1.9 desalojan a
drenaje, barrancas y grietas, y 1.2 lo hacen en ríos, lagos y mares.
Por su parte Blanca Jiménez Cisneros,
investigadora del Instituto de Ingeniería de la UNAM, así como responsable del
grupo de Tratamiento y Reuso, aseveró que según los reportes de la CNA, el 88%
del agua en México es clorada. Sin
embargo, datos del sector salud indican que el líquido cumple con la calidad
microbiológica únicamente en 60%. Es decir, el 40% del agua de consumo que se
está suministrando no está desinfectada.
La especialista insistió en que en México hay
un problema serio respecto a la calidad del líquido, ya que las aguas negras
desembocan en las limpias, lo que propicia mayor número de enfermedades,
básicamente diarréicas.
Señaló que un estudio realizado por el
Instituto de Ingeniería de la UNAM reveló que los principales contaminantes en
los cuerpos de agua superficiales y subterráneos son bacterias que indican la
presencia de contaminación fecal (coliformes fecales), lo que explica el alto
índice de ese tipo de afecciones.
De acuerdo con información proporcionada por la
investigadora, algunos microorganismos provocan padecimientos debido al consumo
de agua que los contiene. Los protozoarios causan amibiasis, cuyos síntomas
principales son diarrea con sangre, abscesos en el hígado e intestino delgado,
o la giardiasis, que produce diarrea, náuseas e indigestión.
Los helmintos provocan ascariasis, que es una
infección intestinal con diarrea, o teniasis, que causa dolor abdominal,
diarrea e irritabilidad.
Otros microorganismos que son fuente de
enfermedades debido al consumo de agua son bacterias como la salmonela, que
causa salmonelosis (envenenamiento por comida); la salmonella typhi, que
provoca fiebre tifoidea, cuyos síntomas son fiebre alta, diarrea y úlceras en
el intestino delgado. Asimismo, la vibrio cholerae causa cólera, caracterizada
por diarrea aguda y deshidratación.
Otras enfermedades asociadas con el consumo de
agua son las provocadas por virus, como la hepatitis A, que origina hepatitis
infecciosa, con síntomas como fiebre, ictericia y vómito. Otros son el
parvovirus y el rotavirus causantes de gastroenteritis, que produce vómitos.
El 33% de la población padece helmintiasis
(lombrices) muy persistentes en plantas y suelos, así como resistentes al cloro.
Al respecto expuso el ejemplo de que, en
Chiapas, existen comunidades rurales cuyos habitantes están perdiendo la vista
por una enfermedad llamada tracoma, producida por la escasez y –cuando hay- la
mala calidad del agua con que los habitantes se lavan los ojos.
Dijo que en toda la República Mexicana se han
detectado problemas microbiológicos en las fuentes de suministro por falta de
tratamiento al agua; el principal se deriva del contacto fecal. De continuar
esta tendencia advirtió, las enfermedades pueden irse agravando.
Jiménez agregó que la mayor parte de las aguas
negras del país se usan de nuevo sin tratamiento alguno. El 83% se utiliza para
el riego de 250 mil hectáreas de tierra, el 10% para usos públicos y 7% para la
industria.
En las aguas negras, explicó, existe materia
orgánica que hace la función de abono e incrementa la productividad agrícola hasta
en 150%. Sin embargo, está demostrado que el riego con este tipo de líquido
incrementa la tasa de morbilidad 16 veces, ya que en las aguas residuales
viajan los huevecillos de patógenos.
Resaltó que la UNAM desarrolló una técnica
analítica para medir el contenido de los huevos de helmintos en aguas negras,
donde en algunos lugares llegó hasta 375 huevecillos por litro.
Para comparar, en países como Estados Unidos
esta concentración es de 1 a 8 patógenos por litro de agua residual, mientras
que en Brasil es de 166 a 202, en Ucrania 60 y en Marruecos llega a 840. Los
huevos de helmintos, según las pruebas desarrolladas por la UNAM, tienen dimensiones de 20 a 80 micras.
Sobre la calidad del agua en la Ciudad de
México, la especialista reiteró que es una interrogante, pues se ha notado un
franco decremento de los niveles de cloración. Señaló que, en el Distrito
Federal, el 87% del agua contiene cloro residual y el 83% aprueba los
contenidos microbiológicos.
Recomendó tomar agua embotellada, pero de marcas
registradas, pues es una forma segura de consumirla, la cual resulta más
económica que hervirla.
Al respecto el director del PUEC, Manuel
Perló, habló del creciente y millonario negocio de las aguas embotelladas, el
cual también cuenta con gran participación de empresas trasnacionales.
En México, apuntó, la venta de estos productos
asciende a 6 mil 500 millones de dólares anuales, por lo que –agregó- no es
ninguna casualidad que la revista Fortune haya calificado al negocio del
agua “una de las grandes oportunidades
en el mundo”, el cual “promete ser en el siglo XXI lo que el petróleo fue en el
siglo XX”.
Perló señaló que el negocio del agua se ha
convertido, más que nunca, en un ámbito globalizado y la conquista de los
mercados del líquido ha quedado fundamentalmente en manos de empresas mundiales
del agua, en algún grado de asociación con negocios nacionales.
En América Latina, abundó, el proceso de
privatización con modalidad trasnacional se ha acompañado de toda una ideología
justificadora, en el sentido de que la única manera de sacar adelante a los
países del área en materia de agua y drenaje, así como de recuperar la
sustentabilidad, es mediante la privatización. Sin embargo, en la región la
participación privada en estas actividades es muy reciente y aún no se realiza
una evaluación seria y sistemática de su desempeño, observó.
Anotó que en México entraron empresas
trasnacionales desde 1992, las cuales ya están administrando -bajo el esquema
mixto o de concesión total- sistemas de agua y drenaje. Así sucede en el
Distrito Federal, Aguascalientes, Cancún, Puebla y Saltillo.
Opinó que en nuestro país pueden aprovecharse
el conocimiento y los recursos del sector privado. Pero, alertó, cuando se
introducen esquemas privatizadores sin generar una serie de cambios en el marco
jurídico y regulatorio ni transformaciones paulatinas en las tarifas, los
resultados pueden ser desastrozos.
Recalcó que la política hidráulica no debe
quedar en manos de empresas privadas,
pero sí se pueden abrir las puertas a este tipo de capitales.
Perló subrayó la contribución de la Universidad
Nacional en el estudio de los problemas relacionados con el agua a lo largo de
todo su ciclo y desde distintas perspectivas: económicas, políticas y sociales.
Refirió en este sentido un estudio realizado
sobre las tarifas de agua que se cobran en la Ciudad de México, el cual arrojó
que el sistema beneficia a los grandes consumidores.
Al respecto, propuso una reestructuración de los
sistemas tarifarios, que no afecte a los sectores de menores recursos. De esta
manera se cobrarían precios moderados a las familias cuyo consumo fuera menor a
los 100 metros cúbicos, pero habría tarifas fuertes para quienes rebasen dicho
tope.
El director del PUEC expresó que otro de los
graves problemas que enfrenta México es la sobreexplotación de sus mantos
acuíferos, al pasar de 36 en 1981 a 100 en 1999. Esto trae como consecuencia un
importante e irreversible impacto ecológico que se traduce en agotamiento de
manantiales, desaparición de lagos y humedales, reducción de caudales base de
los ríos, eliminación de vegetación nativa y pérdida de ecosistemas
Sin duda, continuó, el caso más delicado es el
de la ciudad de México, ya que sus acuíferos están sobreexplotados en más de
100%, lo que significa que de los 40 mil litros por segundo que se extraen del
subsuelo en la Cuenca de México, sólo se vuelven a infiltrar 20 mil; esto
produce hundimientos del terreno.
Asimismo, Manuel Perló advirtió sobre el
surgimiento de conflictos internacionales por el agua, como el protagonizado
entre Estados Unidos y México en torno a la distribución de los caudales que se
encuentran en las cuencas compartidas.
Al respecto opinó que ambos países solucionaron
temporalmente, pero no a fondo, el problema, al llegar a un acuerdo para que
México pague a su vecino del Norte de enero a septiembre de este año 431
millones de metros cúbicos de agua.
Sin embargo, añadió, es necesario revisar el
Tratado de Distribución de Aguas Internacionales con Estados Unidos que data de
1944, el cual sirve para regular tanto el aprovechamiento del Río Bravo como el
del Colorado.
El Tratado bilateral de 1944 obliga a México a
entregar a Estados Unidos 431 millones de metros cúbicos por año del líquido
procedente del Río Bravo y sus
afluentes, en tanto que Estados Unidos debe entregar a México mil 850 millones
de metros cúbicos de agua del Río Colorado.
A juicio de Perló, es indispensable emprender
acciones en México para no pasarle la factura a las futuras generaciones y a
nosotros mismos, con problemas graves como los hundimientos, que requieren
enormes inversiones.
El director del PUEC manifestó
también que existen síntomas que forman parte de la realidad latinoamericana,
como los enfrentamientos entre firmas
trasnacionales que comercian con agua y los movimientos sociales por el
control de los recursos; la expansión de procesos privatizadores, con el
consecuente debilitamiento del papel del Estado, así como múltiples casos de
ruptura de la sustentabilidad hidráulica y la destrucción del ambiente.
Sin embargo, aclaró que la
crisis hidráluica en América latina no significa el agotamiento de este líquido
vital, ya que es un recurso fijo en su cantidad, pero no en su calidad y
ubicación.
Hoy se sabe, especificó,
que el volumen total del agua del planeta permanece constante desde hace
millones de años, aunque cambie continuamente de estado, y que puede
encontrarse tanto en las profundidades
del subsuelo, como en las distintas capas de la atmósfera.
Sin embargo, lo se ha roto
es la sustentabilidad hidráulica en la mayor parte de los países
latinoamericanos, entendiendo como sustentabilidad la existencia de un sistema
tecnológico, institucional, social y político que asegure la continua
satisfacción de las necesidades humanas presentes y futuras sin degradar el
ambiente. Este rompimiento tendrá un impacto sobre el medio cada día más
gravoso, sentenció.
Los sistemas operadores,
continuó, pueden seguir funcionando; pero si lo hacen de la misma manera como
hasta el momento -esto es agotando más el capital hídrico existente y afectando
al ambiente- las consecuencias económicas, políticas y sociales serán mayores.
Denunció que si bien América
Latina es una región rica en recursos hidráulicos, en algunos países el nivel
de consumo per cápita sigue siendo bajo. Haití, Guatemala, Belice, Honduras, El
Salvador, Paraguay, República Dominicana, Costa Rica, Bolivia y Ecuador poseen
el dudoso honor de engrosar las filas de las naciones que reportan consumos per
cápita inferiores a los 100 litros por habitante.
Otro problema radica en la
fuerte inequidad que existe en la cobertura de los servicios del agua, así como
su saneamiento en áreas urbanas y rurales, ya que las ciudades se han visto más
beneficiadas.
Ante la naturaleza global
del líquido, afirmó, es de esperarse que lo que ocurra en un lugar determinado
repercutirá sobre otro. Por ello, de continuar los problemas que se observan en
varios sitios de la geografía latinoamericana, sus efectos negativos se
propagarán y generarán tensiones regionales e internacionales.
Perló Cohen sostuvo
finalmente que el agua como recurso natural siempre ha estado globalizada, ya
que el ciclo hidrológico ocurre a nivel planetario y el agua es, junto con el
clima y la atmósfera, un elemento que vincula a todo el planeta y al conjunto
de los seres vivos.
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PIE DE FOTO
Foto 1
Manuel Perló Cohen, director del Programa
Universitario de Estudios sobre la Ciudad, advirtió la urgencia de tomar
medidas para recuperar la sustentabilidad hidráulica del país, como la atracción
de inversión privada, sin que el Estado pierda el control de la política en esa
materia.
Foto 2
La mayor parte de las aguas negras del país se usan de
nuevo sin tratamiento alguno. El 83% se utiliza para el riego de 250 mil
hectáreas de tierra, 10% para usos públicos y 7% para la industria, aseguró
Blanca Jiménez Cisneros, del Instituto de Ingeniería de la UNAM.