06:00 hrs. Marzo 14 de 2003


Boletín UNAM-DGCS-188

Ciudad Universitaria

 

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EL TLCAN NO HA TRAIDO LOS RESULTADOS ESPERADOS; TAMPOCO HA SIDO EL VILLANO DE LA PELÍCULA: RUIZ NÁPOLES

 

·        El documento contiene salvaguardas que bien podríamos utilizar en nuestro provecho

·        Señaló lo anterior Pablo Ruiz Nápoles, profesor de la Facultad de Economía y Secretario del Consejo Académico del Área de las Ciencias Sociales de la UNAM

·        Participó en la Feria PAPIME-PAPIIT realizada en la Facultad de Economía de esta casa de estudios

 

El Tratado de Libre Comercio con América del Norte (TLCAN) no ha traído los resultados esperados, pero “tampoco ha sido el villano de la película” dijo Pablo Ruiz Nápoles, profesor del Posgrado en Economía en la Facultad de Economía (FE).

 

No ha dejado los beneficios que se pensaron al principio ni siquiera en los términos en los que el gobierno lo quería vender originalmente, por lo tanto se concluye que no se han tenido los resultados esperados, indicó.

 

El problema con este acuerdo, aseguró, es de lectura. No han hecho lo propio “ni las autoridades, ni los involucrados; están discutiendo el tema en el aire”. En realidad, agregó, “no saben qué medidas se pueden tomar y cuáles no”.

 

Por lo tanto, para resolver el problema del campo vinculado al TLCAN -por ejemplo- lo primero que debería hacerse es analizar este documento a fondo; “ahí podríamos ver que hay salvaguardas utilizadas muy bien por Estados Unidos y que aquí no se tocan porque no se conocen”.

El TLCAN señala que hay que abolir los aranceles, no la política industrial, como ocurrió en nuestro país, y ésta incluye el fomento, la regulación y la organización de la planta productiva, añadió el investigador en la mesa redonda Apertura comercial en América del Norte.

 

Durante la Feria PAPIME-PAPIIT realizada en la FE, Ruiz Nápoles precisó que al hacer un estudio sistemático de los efectos de ese tratado “lo que se ha visto (en nuestro país) ha sido la desincorporación de cadenas productivas”, especialmente de las ramas tradicionales mexicanas, lo cual -en realidad- no representa “la debacle que algunos quieren pintar”, pero tampoco puede decirse “ que no le haya pasado nada a la economía”.

 

Entre los cambios observados mencionó, por ejemplo, que las exportaciones ahora están vinculadas más bien al sector importador ya que, por lo regular, se adquieren las materias primas en otros países, sobre todo en ramas de alta tecnología que es la que en este momento significa más ventas al exterior. En consecuencia, ha habido un ingreso muy fuerte de divisas.

 

De hecho, año con año se han incrementado las importaciones, pero al mismo tiempo se está exportando mucho. “El resultado, en términos del área de libre comercio, ha sido que México tiene una balanza comercial favorable, es decir, las exportaciones son más que las importaciones, a pesar de todo”. De 1995 a 2002 dicho balance ha sido positivo. En el último año este saldo a favor asciende a más de 32 mil millones de dólares. Por lo tanto, puede decirse que éste ha sido un efecto positivo del TLCAN.

 

Sin embargo, “con el resto del mundo dicho indicador ha sido mayormente desfavorable en esos mismos años, de manera que, a nivel mundial, la balanza comercial global de México es negativa”, aseveró en el Área de Lectura Diego G. López Rosado de la Biblioteca Enrique González Aparicio.

 

Cabe señalar que “las ramas exportadoras más importantes                –comentó– son entre otras la petrolera, la química y la automotriz, que incluye la de autopartes y la de motores”.

 

 

El caso del empleo también es contradictorio: ha crecido mucho, pero lo no lo suficiente para frenar los flujos migratorios a Estados Unidos   –que, al contrario, se han incrementado–, ni el desempleo.  Sobre este último fenómeno, comentó que las cifras existentes no son muy confiables. “Se reportan como empleadas personas que trabajan una o dos horas al mes y no están formalmente registradas; así no podemos conocer bien a bien la magnitud del problema”.

 

El porcentaje de generación de trabajos por exportaciones alcanzó entre 1995 y 1998 más del 10% del empleo total, que es sin duda una parte importante debida directa e indirectamente a éstas. Pero el mercado interno sigue proporcionando la mayor parte de las fuentes laborales; esto es, todavía no se alcanza el punto de que las exportaciones y las maquiladoras sean mayoritarias como generadoras de empleo.

 

Asimismo, el investigador expuso que este tratado ha tenido distintos efectos, no sólo económicos, sino también políticos y, sobre todo, sociales en los tres países. “No se puede decir que es la panacea ni el demonio. Ha tenido resultados positivos en unas áreas y negativos en otras”, aseveró.

 

Finalmente, Ruiz Nápoles expresó que este acuerdo internacional no se puede revertir, “y aunque hubiera la manera de hacerlo no nos convendría; el país y el mundo ya cambiaron, ya son otros, para bien o para mal estamos en otra situación”. De esta forma, concluyó: “lo que hay que hacer es leer el tratado y ver qué mecanismos del mismo podemos usar para armar una política industrial y agropecuaria sensatas que protejan a nuestros productores, defiendan el empleo, estimulen la inversión productiva lo más que se pueda y desalienten la inversión especulativa”.

 

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Pablo Ruiz Nápoles, de la Facultad de Economía, señaló que el resultado en términos del área de libre comercio, ha sido que México tiene una balanza comercial favorable, es decir, las exportaciones son más que las importaciones.