15:00 hrs. Marzo 05 de 2003


Boletín UNAM-DGCS-165

 

Pies de fotos al final de boletín

INDISPENSABLE, UNA NUEVA LEY FEDERAL DE RADIO Y TV: JURISTAS Y PERIODISTAS

 

 

·        Jorge Carpizo, exrector de la UNAM, expuso que la libertad de expresión no es sinónimo de difamación y calumnia

·        El académico Jorge Islas dijo que una ley sobre medios de comunicación no es suficiente, también se debe trabajar en los ámbitos jurídico, ético y social

·        México vive una situación preocupante de atraso en cuanto a instituciones y mecanismos legales para que los medios cumplan con su responsabilidad pública: Trejo Delarbre

·        Para el periodista Julián Andrade Jardí la ética y la decencia tienen que ser los estandartes del nuevo periodismo, lo cual no se logrará con el ahogo de las empresas editoriales

 

 

Si México quiere ser una verdadera democracia, es indispensable contar con una nueva Ley Federal de Radio y Televisión o actualizar la vigente, coincidieron en señalar los juristas y periodistas participantes en el coloquio Ética en los medios de comunicación y Estado de derecho, organizado por el Instituto de Investigaciones Jurídicas (IIJ) de la UNAM.

 

Jorge Carpizo McGregor, investigador de ese instituto, aseguró que la libertad de expresión es un derecho fundamental que siempre debemos defender, el cual no es sinónimo de difamación y calumnia; no es el derecho a desdibujar,  mentir, alterar, maquillar la realidad o a confundir a la audiencia ni es el avasallamiento de las otras garantías individuales, sustitución de los tribunales o el derecho a crear nuevas inquisiciones.

Esta libertad no puede ser la lanza para quebrar el Estado de derecho y, en consecuencia, para el ejercicio del libertinaje y de un poder absoluto o casi absoluto, fuera de todo contexto legal. Ella tiene que ser armonizada y compatibilizada con las demás garantías individuales.

 

“En un Estado de derecho nadie está por encima de la ley, nadie es irresponsable de sus actos y todo individuo tiene la facultad de defenderse jurídicamente”, aseveró.

 

Por ello, planteó que los medios de comunicación tienen que estar subordinados sólo a la ley, para lo cual la legislación debe asegurar la libertad de expresión, así como el derecho a la información y que, al mismo tiempo, los compatibilice con otras garantías del individuo.

 

“La existencia de una legislación que precise los derechos, facultades, obligaciones y responsabilidades de los medios de comunicación es indispensable en un Estado de derecho y en una verdadera democracia”.

 

El exrector de esta casa de estudios dijo que otra forma de asegurar en México la libertad de expresión es al otorgar plenos derechos laborales a todos los trabajadores de los medios.

 

En el aula de seminarios Guillermo Floris Margadan del IIJ, Carpizo McGregor manifestó que los códigos de ética son necesarios y es importante que existan, pero son insuficientes; lo indispensable es tener buenas legislaciones.

 

Resaltó que en México la mayoría de los medios de comunicación son honestos, pero algunos no. Por ello, las asociaciones que aglutinan a los medios, aquellas que están convencidas  de que la información es un bien social y no una simple mercancía, deben luchar por exhibir a los que no actúan con ética y honestidad.

 

Como sociedad “tenemos un papel muy importante: ser audiencia de los medios que tienen una idea ética y honesta de la información”.

 

Calificó de imprescindible para nuestro país tener una nueva Ley Federal de Radio y Televisión, con énfasis especial en la creación de un órgano constitucional autónomo –en el cual participe la sociedad- que regule aspectos como concesiones y respeto a las normas jurídicas, para que no sea ésta una ley que tenga una espada de Damocles sobre los medios electrónicos.

Así, abundó, la democracia mexicana no será plena hasta que aseguremos a todos los medios de comunicación su libertad -y los electrónicos no la tendrán mientras no exista este organismo autónomo- pero también que precisemos sus obligaciones y sus responsabilidades, apuntó.

 

En ese sentido, Jorge Islas, catedrático de la Facultad de Derecho, dijo que una ley en materia de medios de comunicación no es suficiente, también “debemos trabajar en los ámbitos jurídico, ético y social, así como tener una nueva cultura con relación a los medios”.

 

Al referir la necesidad de una nueva autorregulación ética en éstos, opinó que los mal llamados “códigos de ética” son cartas de principios o declarativas, pero no generan un solo procedimiento con instancias que le permitan a un individuo pensar que puede tener derecho a la réplica o a la protección de su intimidad.

 

Afirmó que en caso de que los legisladores decidieran aprobar una reforma de ley en la materia se debe reglamentar el derecho de réplica, fundamental para que las personas gocemos de la posibilidad de defensa inmediata frente al medio y que éste se vea obligado a respetar y resarcir los agravios.

 

El analista Raúl Trejo Delarbre comentó que los medios pueden ser guardianes de la democracia y vigilantes del poder público; en este caso, “la preocupación que surge es: si los medios vigilarán a otros poderes, quién estará a cargo de supervisar a éstos”.


Anotó que México vive una situación preocupante de atraso en cuanto a instituciones y mecanismos legales para que los medios cumplan con la responsabilidad pública que debieran tener.

 

Expuso asimismo que, si bien los medios han prescindido de antiguas ataduras así como accedido a una inédita y amplia libertad, han experimentado de inmediato nuevas presiones, limitaciones y sujeciones.

 

Una de ellas, agregó es la permanencia de una legislación arcaica, contradictoria, ineficaz y potencialmente arbitraria, la cual es “de un atraso notorio, vergonzoso y hasta amenazador”.

 

Por último, el periodista Julián Andrade Jardí sostuvo que la ética y la decencia tienen que ser los estandartes del nuevo periodismo, lo cual no se logrará con el ahogo de las empresas editoriales. “Quienes pierden son los periodistas, que ven el deterioro de su nivel de vida, viven en la zozobra, el desconcierto, sin derechos y al arbitrio de la voluntad de intereses ajenos a la información”.

 

La ética, además, es una elección personal que no puede ser impuesta a los otros; “no deja de doler, sin embargo, ver la poca importancia que se le da en algunos ámbitos”.

 

Apuntó que la ética de este oficio consiste en la capacidad de vernos en los zapatos de los otros, en saber que trabajamos con verdades provisionales que pueden afectar la vida de ciudadanos que tienen sueños, familia e historia.

 

Los peligros a la libertad de expresión anidan, sobre todo, en la ausencia de derechos para los periodistas, en la falta de una ley que proteja el secreto profesional, en la vigencia de sanciones penales por el delito de injurias y en la ausencia de la cláusula de conciencia, consideró Andrade Jardí.

 

 

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Foto 1

Jorge Carpizo, ex rector de la UNAM, consideró que la libertad de expresión no es un derecho a desdibujar, mentir, alterar o maquillar la realidad, a confundir a la audiencia, ni el avasallamiento de las otras garantías individuales, sustitución de los tribunales o el derecho a crear nuevas inquisiciones.

 

Foto 3

El analista Raúl Trejo Delarbre reconoció que si bien los medios han prescindido de antiguas ataduras, accedido a una inédita y amplia libertad, de inmediato han experimentado nuevas presiones, limitaciones y sujeciones.

 

Foto 4

Los peligros a la libertad de expresión anidan, sobre todo, en la ausencia de derechos para los periodistas, en la falta de una ley que proteja el secreto profesional, en la vigencia de sanciones penales por el delito de injurias y en la ausencia de la cláusula de conciencia, opinó el periodista Julián Andrade Jardí. A su lado el ex rector Jorge Carpizo