06:00 hrs. Marzo 02 de 2003


Boletín UNAM-DGCS-151

Ciudad Universitaria

 

 Pies de fotos al final del boletín

EL ABUSO DEL ALCOHOL: PROBLEMA PSICOSOCIAL, LEGAL Y MÉDICO

 

·        Mario Gómez, profesor de la Facultad de Medicina, dijo que en su solución deben intervenir la familia, la sociedad, el gobierno, el ámbito publicitario y el sector médico

·        En México 90% de la población mayor de 15 años consume alcohol; por cada 10 hombres hay 5 mujeres que abusan de él

·        Javier Urbina, de la Facultad de Psicología, aseguró que sin dejar de ocuparnos de lo urgente, que es la enfermedad, debemos buscar caminos hacia lo importante: la salud

 

En México, el 90% de la población mayor de 15 años consume alcohol y por cada 10 hombres hay 5 mujeres que lo toman en cantidades excesivas, por lo que el control del consumo abusivo de alcohol es un problema psicosocial, médico y legal, afirmó Mario Gómez, profesor de posgrado de la Facultad de Medicina de la UNAM.

 

Explicó que “las mujeres tienen efectos más intensos y un deterioro físico mayor, porque tienen más grasa y la bebida tarda más tiempo en desaparecer del cuerpo”, aunque la dependencia es más alta entre los varones en una proporción de diez a una.

 

Precisó que hasta el 30% de los individuos que se propasan con el alcohol tienen problemas psiquiátricos, lo cual debe contemplarse dentro del tratamiento, ya que en muchas ocasiones las situaciones de ansiedad o las depresiones crónicas facilitan la dependencia o adicción.

Al participar en el III Coloquio Internacional sobre Prevención y Tratamiento de Conductas Adictivas, organizado por la Facultad de Psicología, mencionó que hasta 20% de los consumidores crónicos llega a tener disfunción laboral y social y 15% presenta cirrosis. “No se sabe hasta qué punto hay un factor genético que predisponga a quien consume alcohol para desarrollar la enfermedad”.

 

Informó que el abuso de bebidas embriagantes está asociado con las muertes violentas (homicidios, accidentes y suicidios), cuya frecuencia en México es alta entre la población entre los 15 y los 44 años. De hecho, se ha encontrado que de 45 a 55% de los suicidas tienen alcohol o drogas en la sangre.

 

El alcohol, subrayó el especialista, no es un estimulante del sistema nervioso central, sino un depresivo: desalienta de modo paulatino al cerebro y comienza por bloquear la región frontal y la corteza, zonas relacionadas con el control de los impulsos, la capacidad de raciocinio, de planeación y autocrítica. 

 

Cuando esas funciones se diluyen comienzan a sobresalir otras, relacionadas con el sistema límbico: las emociones, los impulsos y las expresiones de agresión o sensualidad.

 

El control del consumo abusivo de alcohol no es un problema exclusivamente legal ni médico, sino psicosocial, por lo que en su resolución deben intervenir la familia, la sociedad, el gobierno, el ámbito publicitario y el sector médico en general, reiteró.

 

Señaló que el tratamiento para alcohólicos no puede incluir sólo el manejo farmacológico, el cual en realidad es coadyuvante de una serie de intervenciones psicológicas y psicosociales.

 

Las metas del tratamiento se relacionan con un estilo de vida libre de adicciones (alcohol, tabaco y otras), donde las actividades de las personas se reorganizan y se fortalecen otro tipo de funciones, como las laborales.

 

En la Unidad de Seminarios “Dr. Ignacio Chávez” aclaró que no es suficiente consumir una sustancia adictiva para ser considerado adicto; por ejemplo, el uso de alcohol es socialmente aceptado y tolerado. Sin embargo, los problemas comienzan cuando se abusa de él, es decir, cuando hay una intención de intoxicación.

 

Al respecto, indicó que existe el consumo habitual; este es el caso de quienes no se sienten cómodos si no toman una copa antes de comer, pero que no sufren ningún daño, sino sólo malestar psicológico al no ingerirla.

 

Un fenómeno más es el de la tolerancia, donde se presentan problemas de alteraciones biológicas o fisiológicas. Es decir, la persona requiere dosis mayores de la droga para sentir los efectos “deseables”, y se genera en ella malestar físico, emocional y psicológico cuando ya no tiene acceso a la sustancia. Esto se relaciona con la dependencia, añadió.

 

Por su parte Javier Urbina Soria, integrante de la Facultad de Psicología, aseguró que la promoción es “la gran estrategia para mejorar la salud de los mexicanos”.

 

Explicó que el área más notable de los servicios en este ámbito es y ha sido la atención de la enfermedad, donde se ha alcanzado un alto grado de perfeccionamiento, lo mismo en el diagnóstico que en el tratamiento.

 

Empero, es la salud la que aporta la esencia y la calidad de vida del nacimiento a la muerte. Es el medio para que las personas alcancen el goce pleno y armonioso de sus facultades y debe ser el fin último de los servicios en el sector, públicos o privados.

 

Por ello, “sin dejar de ocuparnos de lo urgente, que es la enfermedad, debemos buscar caminos hacia lo importante: la salud, como estado de completo bienestar integral, la cual puede ser promovida”.

 

El experto aseveró que esa especialidad está bien establecida en el sector internacional desde hace algunos años. Ejemplo de ello son la Carta de Ottawa (1986), así como las declaraciones de Yakarta (1997) y México (ésta última durante la Quinta Conferencia Mundial de Promoción de la Salud, efectuada en el año 2000).

 

En el caso de México, añadió, dicha actividad ha contribuido a alcanzar grandes logros nacionales, como el aumento en la esperanza de vida, mayor cobertura de vacunación y disminución de muerte por infección respiratoria aguda.

La promoción de la salud se enfoca a toda la población, detalló, y entre sus principios fundamentales se encuentra lograr cambios permanentes en la forma de vida de las personas, con el fin de que se mantengan sanas.

 

Por ello, este fomento tiene que ser oportuno y constante; por ejemplo, la prevención contra el tabaquismo debe hacerse desde el cuarto y el quinto grado de educación primaria, porque la intervención en la secundaria resulta tardía “para nuestra realidad”.

 

Asimismo, se requiere que las acciones de promoción, como la generación de materiales específicos o recurrir a un proceso educativo directo, ya sea en las escuelas, el hogar o en las comunidades, sean probados antes de aplicarlos de forma masiva, lo cual no ocurre.

 

El informe de la Organización Mundial de la Salud del año 2000 es sobresaliente, no por las cifras, sino por su enfoque, en el cual se perciben y comunican los riesgos en este sector. “Hoy se buscan las “intervenciones costo-eficientes, o sea, factibles de ser realizadas y basadas en la percepción y evaluación de los riesgos”. Se trata de un gran paso, finalizó.

 

 

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Foto 1

Mario Gómez, profesor de posgrado de la Facultad de Medicina, informó que hasta 30% de los individuos que se propasan con el alcohol tienen problemas psiquiátricos, y en muchas ocasiones las situaciones de ansiedad o las depresiones crónicas facilitan la dependencia o adicción.

 

Foto 2

Al participar en el III Coloquio Internacional sobre Prevención y Tratamiento de Conductas Adictivas, Javier Urbina Soria, de la Facultad de Psicología, aseguró que la promoción es “la gran estrategia para mejorar la salud de los mexicanos”.