19:00 hrs. Febrero 24 de 2003


Boletín UNAM-DGCS-139

Ciudad Universitaria

 

 

 

Pies de fotos al final del boletín

RECHAZAN EXCANCILLERES, UNIVERSITARIOS Y LEGISLADORES LA GUERRA CONTRA IRAK

 

·        Manifestaron su apoyo al gobierno mexicano en su postura pacifista

·        Participaron en el Seminario “México ante la posible guerra en Irak”

 

Investigadores universitarios, excancilleres y legisladores se pronunciaron a favor de la paz y dijeron no al estallamiento de la guerra contra Irak; además, manifestaron su apoyo al gobierno de México en su postura pacifista, al subrayar que de esta manera se mantienen los preceptos de la política exterior que han caracterizado al país.

 

Al inaugurar el Seminario “México ante la posible guerra en Irak”, organizado por el Instituto de Investigaciones Jurídicas (IIJ) de la UNAM, su titular, Diego Valadés, precisó que por su división política, México está vulnerable a las presiones externas. Ejemplo de ello, dijo, es la presencia en nuestro país del presidente español José María Aznar.

 

Es momento, acotó, de que partidos políticos, legisladores y el gobierno federal atenúen el nivel del enfrentamiento verbal y reduzcan los riesgos de que vayamos hacia una retórica de la intransigencia.

 

Sólo de esta manera, expuso, la defensa de la soberanía, la integridad y la dignidad del país no serán complicadas a nivel internacional. Además, se requiere fortalecer la vida institucional de la nación para hacer frente a las presiones externas.

 

La única represalia que México puede sufrir de parte de Estados Unidos, agregó, es el cierre de sus fronteras y la de dificultar aún más el acceso a ese territorio a los trabajadores migratorios mexicanos.

 

Consideró que la posición del gobierno actual es buena y no debe bajar la guardia. Es el momento de que el grado de tensiones que vive el país encuentre una nueva forma de encausarlas.

 

El exsecretario de Relaciones Exteriores, Bernardo Sepúlveda, estableció que no hay elementos para corroborar que Irak tiene armamento biológico, pero quizá cuente con una capacidad mayor para producirlo en un lapso breve. En cambio, sí tiene el químico y lo ha utilizado en contra de su propia población.

 

En caso de que tuviera otro armamento de destrucción masiva, reflexionó, habría que saber si puede tener misiles con la capacidad suficiente para poner en riesgo la seguridad de los Estados vecinos.

 

Incluso, dijo, de acuerdo a diversas informaciones, Irak estaría en posesión de misiles que tienen un alcance superior a las 150 millas, por lo que estaría en falta e incumpliendo sus obligaciones internacionales.

 

En este caso, concretó, los propios inspectores le han señalado que para el 1 de marzo debe destruir esos misiles que podrían contener ojivas con armamento químico, lo cual significaría un riesgo para la paz regional, no para la internacional en su conjunto.

 

Sepúlveda  Amor puntualizó que la hipótesis de sustituir regímenes habrá de traer desequilibrio político e inestabilidad en la región.

 

Parecería una conclusión válida, destacó, que lo que ahora se repudia, el esquema de contención y disuasión –doctrina que prevaleció en la etapa de la Guerra Fría y que ha sido desvirtuada por el gobierno estadounidense del presidente Bush–, sí resultaría útil para aplicarlo contra Irak.

 

Esto es, asegurar que se ejerce una presión continua y sistemática, importante para garantizar que Irak no constituye un peligro. Y, si funcionó en el caso de la Unión Soviética –nación mucho más poderosa–, podrá implantar una estrategia de contención y disuasión sin llegar a los extremos de la guerra.

 

Advirtió que de estallar la conflagración bélica a futuro, entre los daños fundamentales sobresale la incertidumbre. Resaltó también el económico, dado que los inversionistas alejarán sus capitales de Estados Unidos, aumentará el precio del petróleo, quedarán destruidos Irak y los Estados vecinos, y habrá gran cantidad de víctimas civiles y militares por ambos lados.

 

Mauricio González Gómez, del Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM), se refirió a los gastos económicos que provocaría la guerra. Dijo que costaría entre 80 mil millones y 150 mil millones de dólares.

 

Para una nación de la importancia de Estados Unidos, expuso, no es una gran cantidad, pero el mayor costo es el de la ocupación y el de la reconstrucción de Irak que, en este caso, sería de infraestructura.

 

Este último proceso puede costar, hizo énfasis, entre 150 mil millones de dólares y 1.4 trillones de dólares, más el costo directo del enfrentamiento.

 

Para México, las consecuencias de la guerra serían graves, dado que tan sólo el tipo de cambio de diciembre a la fecha se elevó el 10%, mientras las tasas de interés pasaron de 7% al 9%.

 

El excanciller mexicano, Manuel Camacho Solís, aseguró que la posición del Primer Mandatario corresponde a las mejores tradiciones de la política exterior mexicana, lo que evita la división interna del país  y mantiene la tranquilidad interna.

 

Por la importancia del voto mexicano y de todo lo que se juega Estados Unidos, alertó, no se descarta que las presiones puedan ser mayores a las conocidas en las últimas décadas. Aunque la historia nos ha enseñado a resistir, también  hemos aprendido a evitar confrontaciones directas y a utilizar el derecho pero, además, a buscar alianzas externas que impidan que nos aíslen y derroten.

 

Hoy, detalló, se necesita formular y comunicar con efectividad ante el exterior la posición de México, de manera tal que se entiendan sus razones y se reconozca su contribución.

 

Dentro del país, aseguró, hace falta construir consensos políticos explícitos, sobre todo ante la eventualidad de que las presiones pusieran en riesgo intereses fundamentales del país. Por ello, se debe tratar de convencer a los estadounidenses sobre nuestras razones, en especial las de orden democrático.

 

A su vez, el investigador del Instituto de Investigaciones Jurídicas (IIJ), Ricardo Méndez Silva, puntualizó que la guerra sería un golpe contra la institucionalidad, porque Estados Unidos no ha respetado a la ONU, dado que ni siquiera paga sus cuotas.

 

Pero, expresó, se han pasado por alto las consecuencias que la conflagración bélica acarrearía al pueblo de Irak. Se generarían desplazados, migración y refugiados en otras naciones.

 

Sostuvo que Estados Unidos busca apropiarse de la segunda reserva  petrolera más grande del mundo, ya que el 52% de su consumo es de importación y dentro de 20 años será del 62%.

 

El extitular de la SRE, Manuel Tello, señaló que los países miembros del Consejo de Seguridad deben convencer a las cinco naciones permanentes, Estados Unidos, Inglaterra, Francia, China y Rusia, de que busquen nuevas formas de llegar a acuerdos y evitar la guerra.

 

Luego de hacer un recuento sobre la conformación del Consejo de Seguridad de la ONU, apunto que es necesario lograr una resolución única y consensada, con el fin de evitar mayor divisionismo en el Consejo de Seguridad y lograr la paz.

 

El exembajador de nuestro país en Washington, Jorge Montaño, indicó que México no tendría represalias si votara contra Estados Unidos o se abstuviera, y menos consecuencias en materia del Tratado de Libre Comercio, debido a que el acuerdo ya está establecido.

 

Ser socio y vecino de la Unión Americana, aseveró, no condiciona a México a la sumisión ni a que deba cambiar su discurso, el cual es congruente con la Carta de la ONU. Si se apega a ella no tiene nada que temer. Pidió a nuestro país no amedrentarse por lo que Estados Unidos declare.

 

A su vez, la senadora priísta Silvia Hernández externó que los mexicanos debemos ayudar al Ejecutivo federal a tener una posición consecuente, prudente, correcta y que defienda los intereses nacionales.

 

Por no estar de acuerdo, “no podemos convertirnos en enemigos. No somos enemigos de los Estados Unidos, pero sí podemos disentir y decir que creemos que no es urgente la toma de su medida”.

 

A su juicio, es necesario discutir la forma de generar un consenso en México para tener una postura concreta y, si el gobierno realmente quiere ser creativo, no quedarse en la declaración respecto a la necesidad de mantener la paz.

 

Debe utilizar el 5% por ciento de posibilidades de que haya paz, mediante alguna fórmula que permita demostrar que estamos dispuestos a acatar la ley y la resolución 1441 de la ONU.

 

La legisladora anotó que a Estados Unidos le debemos decir que tenemos una condolencia con ellos por lo que les ha pasado, que estamos preocupados por el terrorismo y no dejar que haya una mala interpretación. En cambio, debe quedar claro que rechazamos el uso de las armas de cualquier tipo en ningún lado.

 

En su oportunidad, el exsubsecretario de Relaciones Exteriores, José Juan de Olloqui, aclaró que los principios no constituyen una política exterior, pero recalcó que nada debe estar sobre el interés nacional. Es decir, se requiere un esquema donde se establezca lo que se quiere a corto, mediano y largo plazo.

 

El especialista planteó la necesidad de no crear problemas innecesarios, acontecimientos que después redundarán en nuestra contra. Esto es, no se debe hacer nada que le cause sanciones al país o que atraiga al terrorismo.

 

México, remarcó, debe actuar sin protagonismos, pero en forma efectiva y con elegancia, si se quiere derivar en algo positivo. Además,  se necesita no confundir la diplomacia con las relaciones públicas.

 

El senador panista Fernando Margain, comentó que tanto el Ejecutivo federal como el Senado de la República han coincidido en su postura de no a la guerra y menos al terrorismo.

 

La actuación de la actual administración, explicó, es en el sentido de atenerse a la legalidad. Es fundamental, dijo, hacer valer el derecho internacional y que sea el Consejo de Seguridad en el mundo el que resuelva.

 

“Ojalá –apuntó– México pueda contribuir para que el fortalecimiento de las Naciones Unidas se vaya dando cada vez con más fuerza”. Todo el planeta se verá afectado en mayor o menor medida de diversas maneras.

 

 

-oOo-

 

Pie de foto 1

José Luis Valdés-Ugalde, director del Centro de Investigaciones sobre América del Norte (CISAN) de la UNAM, durante su intervención en el Seminario “México ante la posible guerra en Irak.”

 

Pie de foto 2

El director del Instituto de Investigaciones Jurídicas, Diego Valadés, escucha a los participantes en el Seminario “México ante la posible guerra en Irak”, en el Auditorio Héctor Fix-Zamudio de esa dependencia universitaria.