Boletín UNAM-DGCS-136
Ciudad Universitaria
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LA FAMILIA, VÍCTIMA Y NO RESPONSABLE DE LAS ADICCIONES
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Las madres utilizan
diversas estrategias autoritarias como los gritos y los golpes, lo cual empuja
a los adictos a abandonar el hogar, afirmó Guillermina Natera, jefa del
Departamento de Investigaciones Psicosociales del Instituto Nacional de
Psiquiatría
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Vivir con una persona que abusa del alcohol y las
drogas representa una fuerte tensión emocional para sus parientes cercanos,
sostuvo
La familia no es la
responsable de la adicción al alcohol y a las drogas de alguno de sus
integrantes, al contrario, es víctima pues sufre también las consecuencias del
consumo de estas sustancias, afirmó Guillermina Natera Rey, jefa del
Departamento de Investigaciones Psicosociales del Instituto Nacional de
Psiquiatría.
En realidad,
subrayó, vivir con una persona en esas
circunstancias supone una fuerte tensión emocional para sus parientes cercanos.
Al dictar la
conferencia “La familia frente al consumo de alcohol y drogas”, realizada en el
marco del III Coloquio Internacional sobre Prevención y Tratamiento de
Conductas Adictivas, organizado por la Facultad de Psicología de la UNAM, la
investigadora destacó que esta situación repercute en la salud física y mental
tanto del adicto como de sus familiares, quienes se enfrentan al dilema de no
saber cómo responder a esta problemática.
En
la Unidad de Seminarios Dr. Ignacio Chávez, la psicóloga social dijo que entre
las características que muestra una progenie donde alguno de sus integrantes
presenta alguna adicción se encuentran la expectativa, el deseo de ayudar y
cuidar al otro, así como el sacrificio y la resignación, el fomentar la
tolerancia y la actitud de minimizar el conflicto.
Mencionó que en una
investigación comparativa entre México e Inglaterra se encontró que en la
familia mexicana los síntomas físicos son más notables, ya que existe mayor
cantidad de estrés por los acuerdos realizados entre sus miembros, y en las
formas de enfrentar una adicción hay mayor cohesión; sin embargo, en ambos
países la mujer se atribuye la responsabilidad del consumo de drogas por parte
de los hijos.
Las madres,
precisó, piensan que la educación depende de ellas, pero no saben cómo hacerlo;
es entonces cuando utilizan diversas estrategias rígidas y autoritarias como
los gritos y los golpes. Esto, en lugar de evitar que el menor salga a la
calle, lo empuja a abandonar el hogar.
Además, sucede que
por lo regular el cariño de muchos padres en esas condiciones se traduce en
preocupación por darles comida y vestido a sus hijos, olvidando cómo
transmitirles afecto directo, lo cual implica una barrera para la relación.
Destacó que a nivel
macro existen obstáculos que dificultan la búsqueda de apoyo para problemas de
adicción, los cuales pueden ser culturales e institucionales; tal es el caso de
mitos, creencias, valores, tradiciones y conceptos equivocados acerca del uso
de drogas.
Además, hasta ahora
la respuesta de las instituciones ha sido ineficiente. Otros frenos son las
actitudes de los amigos y vecinos, aseguró.
El ambiente
laboral, refirió la especialista, también es una traba porque los patrones, en
lugar de establecer programas de ayuda y prevención para los trabajadores,
optan por el despido y en esto son apoyados por la ley.
Finalmente,
consideró que responsabilizar a la familia de los problemas de adicción no es
lo correcto, pues éste es un asunto psicosocial múltiple.
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Existen obstáculos que dificultan la
búsqueda de apoyo para problemas de adicción, los cuales pueden ser culturales
e institucionales; tal es el caso de mitos, creencias, valores, tradiciones y
conceptos equivocados acerca del uso de drogas, dijo Guillermina Natera, del
Instituto Nacional de Psiquiatría.