Boletín UNAM-DGCS-132
Ciudad Universitaria
Pies de fotos al final del boletín
LA BANDERA NACIONAL, SÍMBOLO DE IDENTIDAD Y PATRIOTISMO FRENTE AL EMBATE
DE LA GLOBALIZACIÓN
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Para Arturo Schroeder,
maestro e investigador jubilado de la UNAM, la enseña es un valor que cada día, al izarse, nos ampara y protege pero, al mismo
tiempo, nos obliga a ser mexicanos
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El
lábaro nos hace sentir
distintos de los demás pueblos; es un símbolo vivo: Silvestre Villegas, del IIH
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Georgina
Delgado, de la FP, señala que a los niños el pendón tricolor les da una
afinidad como mexicanos y les enseña que hay elementos que les hacen diferentes
a otros grupos
La bandera nacional es un símbolo de
nacionalidad, identidad y patriotismo, más aún en una época en que las
fronteras entre países parecen desvanecerse ante el embate de la globalización.
Arturo Schroeder Cordero, quien fue profesor de la Facultad de Derecho por más
de 25 años, asegura que la enseña tricolor tiene
los más grandes ideales y concepciones en sus colores, es lo que “cada día al
izarse nos ampara y protege pero al mismo tiempo nos obliga a ser mexicanos”.
Para Silvestre Villegas Revueltas, del Instituto de Investigaciones
Históricas (IIH), el pendón patrio es uno de los valores que nos hace
sentir distintos de los pueblos de otras naciones. Es decir, podemos ver en él
un símbolo vivo. No obstante, añade, la cuestión más importante es ver a la
bandera como un proceso histórico.
A su vez, Georgina Delgado Cervantes, secretaria académica de la División
de Estudios de Posgrado de la Facultad de Psicología (FP), señala que, como
símbolo, el lábaro nacional conlleva muchos rasgos de identidad. A los
niños, por ejemplo, les da afinidad como mexicanos y les enseña que hay
elementos que los hacen diferentes de otros grupos. Asimismo, “nos permite recordar
a nuestra patria cuando estamos fuera de ella”.
El vocablo bandera viene de la voz germana bandra (signo). Como emblema
nacional significa victoria y autoafirmación.
En la época prehispánica, resalta Arturo Schroeder, cada una de las
culturas mesoamericanas tenía su tótem o símbolo especial, por lo general un
animal u objeto de la naturaleza, como la garza, que representaba a los
tlaxcaltecas.
Los pabellones que ondearon en tiempos de los aztecas eran puestos sobre
bastidores que los abanderados cargaban en la espalda, sujetos de los hombros,
para tener las manos libres, y así llevar en una la macana con filos de
obsidiana y en la otra el escudo con el que se protegían.
Por disposición real, en 1530 se
estableció la Festividad del Pendón para celebrar, con el paseo de éste, el
triunfo de las armas españolas al ocupar la ciudad de Tenochtitlán. Cuando Hernán Cortés hizo su campaña militar para
dominar tierras americanas, llevó como estandarte el busto de una virgen con
dos estrellas que circundaban su cabeza.
Durante los tres siglos del virreinato mexicano, relata el exintegrante
del Instituto de Investigaciones Jurídicas, las enseñas eran el escudo de armas
de Carlos V de Alemania y I de España, que tenían puesta atrás del escudo la
cruz de San Andrés, como una letra X, con brotes arbóreos.
Tras la independencia, Agustín de Iturbide concibió el lábaro, conocido
como “bandera de las tres garantías” con los colores verde, blanco y rojo en
barras diagonales, y una estrella dorada en cada una. El 27 de septiembre de 1821, Iturbide entró a
México al frente del Ejército Trigarante, portando dicho pendón que
significaba: religión, unión de los mexicanos con los españoles y la
independencia del país, agregó Schroeder.
“Nuestra bandera fue la grandiosa concepción de aquellos mexicanos que
sentían, en su mente y su pecho, la creación de un pueblo noble, magnífico, que
se levantaba con toda la herencia del mundo prehispánico e hispánico; ese
mestizaje que desde entonces fuerzas ajenas, ocultas y contrarias han querido
destruir”.
En 1821, la Junta Soberana del Imperio cambió las barras de sesgadas a
verticales y, como escudo, se instituyó
el águila parada sobre un nopal que emerge de la peña, la cual sobresale de la
laguna de Tenochtitlán, pero sin la víbora.
A la caída de Iturbide, una vez que el país se declaró republicano, el
Congreso decretó que el escudo fuera el águila con la serpiente, pero sin
corona, porque ya no era reino ni imperio.
Quedaron tres franjas verticales del mismo tamaño, la verde junto al asta
de la bandera, en medio el blanco y al final el rojo. Hoy, el blanco representa
el sentimiento de honorabilidad absoluta que debe tener el ser humano consigo y
con su prójimo, el verde la libertad, la independencia y la soberanía, y el rojo
la unión de los mexicanos.
En el blanco se coloca el escudo de armas de la nación: el águila parada
sobre un nopal, que lucha y sostiene a la serpiente con su garra derecha y el
pico, e intenta devorarla.
La ley que rige en nuestros días a los símbolos patrios fue expedida por
el Congreso de la Unión el 29 de diciembre de 1983 y promulgada un día después
por el presidente Miguel de la Madrid Hurtado.
En cuanto a la legislación, el Código Penal para el Distrito Federal, en
materia común, y para todo el país, en materia federal, tiene dos artículos
sobre la tipificación de delitos, así como penas sobre desacato y ofensa a la
bandera nacional.
El artículo 21 de la Ley sobre los Símbolos Patrios establece como obligatorio para todos los planteles educativos del país contar con una enseña nacional, con el fin de utilizarla en actos cívicos y afirmar entre los alumnos el culto y respeto que se le debe profesar.
Además, el artículo 55 señala que compete
a la Secretaría de Gobernación vigilar la ejecución de esta Ley, para lo cual
serán sus auxiliares todas las dependencias oficiales del país. Queda a cargo
de las autoridades educativas vigilar su cumplimiento en las escuelas.
De hecho, el 56 establece que
las contravenciones a la presente ley que no constituyan delito conforme a lo
previsto en el Código Penal para el Distrito Federal en materia de fuero común
y para todo el país en materia de fuero federal, pero que impliquen desacato o
falta de respeto a los símbolos patrios, se castigarán con multa hasta por el
equivalente a 250 veces el salario mínimo o con arresto hasta por treinta y
seis horas.
Si la infracción se comete con
fines de lucro, la multa podrá imponerse hasta por el equivalente a mil veces
el salario mínimo y procederá la sanción de decomiso para los artículos que
reproduzcan ilícitamente el escudo, la bandera o el himno nacional.
Por otra parte, el historiador
Silvestre Villegas explica que la celebración del Día de la Bandera forma parte
de nuestro “santoral cívico”, pero tiene toda una connotación, porque uno de
los grandes problemas que México ha tenido en sus 200 años de vida
independiente es afianzarse como nación y posteriormente como Estado nacional.
“La bandera nos hace distintos a los demás pueblos. El lábaro patrio juega un
papel muy importante a lo largo de nuestra historia”, resalta.
Sin embargo, opina, cuando se
sacan las banderitas o se festeja algún acontecimiento deportivo como un
triunfo en el futbol, no es una acción nacionalista sino “patriotera”, lo cual
“no nos hace más mexicanos, porque después de la euforia de la victoria
volvemos a hacer lo que no se debe, tirar basura, pelear y chocar”.
La enseña tricolor, continúa,
puede ser tan importante como la trascendencia que tiene en una ceremonia
oficial, protocolaria, o absolutamente fundamental, cuando se está perdiendo
una guerra o participando en un campeonato mundial de futbol. Depende de las
circunstancias: aunque se puede llegar a un nacionalismo extremo, como el del
fascismo o el de la época de Franco, también puede ser perfectamente
reivindicatoria frente a un proceso de globalización.
Por su parte, Georgina Delgado, quien se
ha dedicado a estudiar el comportamiento de los niños ante los símbolos
patrios, explica que éstos se van
identificando de manera temprana con las banderas, y le otorgan una connotación
de acuerdo con las enseñanzas de su grupo social.
De acuerdo con un estudio
realizado a 300 menores de 10 años, la psicóloga universitaria comenta que este
sector tiene un concepto concreto sobre el pendón nacional dependiendo de la
edad pues, cuando se le pregunta a los más pequeños qué es, la definen como es
un pedazo de tela que tiene colores, “representa algo”.
Conforme los niños van creciendo se
empieza a constituir en ellos el concepto de lo que se conoce como “símbolo
patrio” porque en su núcleo social eso se dice. Pero, al indagar más a fondo,
dichas palabras no tienen muchas veces un contenido específico; sin embargo,
poco a poco le van dando un significado personal a partir de las enseñanzas
escolares
Así, desde edad temprana, los infantes
tienen contacto con el pendón patrio, porque en la escuela los educan para
amarlo y respetarlo, y cuando se les pregunta cómo manifiestan ese amor y
respeto dicen que por medio de los honores. Empiezan a identificarlo como
símbolo nacional entre los ocho y nueve años.
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PIES DE FOTOS
Foto 1
En
esta época en que las fronteras entre los países parecen desvanecerse
ante el embate de la globalización, la bandera nacional es símbolo de identidad
y patriotismo, afirmó Arturo Schoeder, maestro jubilado de la UNAM.
Foto 2
Los niños se van identificando de
manera temprana con las banderas y les otorgan una connotación de acuerdo con
las enseñanzas de su grupo social, señaló Georgina Delgado, de la Facultad de
Psicología.
Foto 3
El pendón patrio es uno de los
valores que nos hace sentir distintos de los pueblos de otras naciones, indicó
Silvestre Villegas Revueltas, del
Instituto de Investigaciones Históricas de la UNAM.
Foto 4
La bandera, uno de los símbolos que nos identifica como mexicanos.