Boletín UNAM-DGCS-131
Ciudad Universitaria
Pie de foto al final del boletín
LAS RELACIONES MÉXICO-EU, DETERMINADAS POR LA GUERRA CONTRA EL TERRORISMO
·
En Estados Unidos el tema migratorio no está
hoy en la agenda de discusión, ni en el Ejecutivo ni en el Congreso: Mónica Verea,
directora general de la Oficina de Colaboración Interinstitucional de la UNAM
·
La tarea más inmediata de nuestro gobierno
es definir si está a favor o en contra del terrorismo, pues simplemente éstas
son las reglas de la vecindad, agregó
·
Hasta fines de la década de los 90, la
mayoría de las políticas en materia migratoria de ambos países fueron de
carácter unilateral, indicó Fernando Lozano, del CRIM
Las relaciones
México-Estados Unidos están determinadas hoy por la guerra en contra del
terrorismo, en donde Irak es el principal blanco, aseveró Mónica Verea,
directora general de la Oficina de Colaboración Interinstitucional de la UNAM.
Se estima, señaló,
que en la actualidad en Norteamérica el asunto migratorio no está en la agenda
de discusión, ni en el Ejecutivo, ni en el Congreso, pues el tema iraquí lo acapara todo.
En la mesa “La
política migratoria de México y Estados Unidos en la era Fox-Bush”, realizada
dentro de las VI Jornadas Multidisciplinarias Continuidad, cambio y viabilidad
de las políticas públicas, la funcionaria destacó que, en consecuencia, la
tarea más inmediata de nuestro gobierno es definir si está a favor o en contra
del terrorismo, pues simplemente éstas son las reglas de la vecindad.
Es un hecho,
mencionó, que al inicio de su gobierno, Bush tenía todas las intenciones de
establecer una política especial para México. Sin embargo, para el presidente
de EU, la legalización de indocumentados es un asunto difícil, pues es
complicado convencer a los estadounidenses de que, para elevar el nivel de
seguridad en las fronteras, es necesario regular a aquellos inmigrantes que se
encuentran en forma no documentada en ese país, violando con ello sus propias
reglas migratorias.
Por eso, indicó,
es importante que el gobierno de México continúe intentando formular una
política migratoria tan necesaria. Ésta debe ser definida claramente, contar
con objetivos específicos y delimitar las funciones de cada uno de los
responsables de llevarla a cabo.
En el auditorio de
la Coordinación de Humanidades de esta casa de estudios, Verea subrayó que la
comunidad mexicano-estadounidense, calculada en 23 millones de personas,
representa un grupo sumamente importante que puede apoyar y llevar el tema al
debate en EU, para así resurgir con un acuerdo migratorio.
De la misma
manera, abundó, algunos empresarios del vecino país del norte pueden ser un
sector que por sus intereses naturales esté interesado en cabildear con un
acuerdo migratorio.
En su oportunidad,
Fernando Lozano, del Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias
(CRIM) de la UNAM, aseguró que la historia de la relación entre ambas naciones
en materia migratoria ha sido de desacuerdos, contrario al espíritu dominante
en los ámbitos económico y comercial, donde hay una amplia plataforma de
consensos y acuerdos bilaterales.
De hecho, en la
actualidad aún no existe un ordenamiento común que regule uno de los flujos
migratorios más importantes del mundo, enfatizó.
Hasta fines de la
década de los 90, refirió, la mayoría de las políticas en materia migratoria de
ambos países fueron de carácter unilateral. Ejemplo de ello es la aprobación,
por parte de EU, de las leyes Simpson-Rodin y de Inmigrantes Indocumentados de
1996.
Sin embargo,
puntualizó, la apertura bilateral para la firma de un acuerdo migratorio no fue
gratuita, pues tuvo que ver con el creciente peso político y económico de los
migrantes mexicanos para ambos países. Este cambio de postura tiene como
trasfondo el reconocimiento del creciente fenómeno migratorio y la incapacidad de
Estados Unidos para contener y regular este flujo de manera unilateral.
Los
acontecimientos del 11 de septiembre acabaron con el poco avance en esta
problemática entre ambas naciones, ubicando dicho tema en una situación de
incertidumbre. Si Estados Unidos veía la migración documentada como un fenómeno
que violentaba su soberanía, en estos momentos su política en el ámbito
descrito es un asunto de seguridad nacional, destacó.
Por su parte,
Carlos Tirado, del Instituto Nacional de Migración, dijo que para los mexicanos
es un gran logro haber llevado el tema de la emigración documentada al debate
político interno del vecino país del Norte.
Si bien esa nación
reconoce la importancia del trabajo de los mexicanos, en lo referente al flujo
de personas, ambas partes coinciden en llevarlo a cabo con seguridad.
Así, uno de los
principales objetivos del actual gobierno de nuestro país en la materia es
hacer una política que se adecue a los intereses nacionales. Por ello,
consideró, es posible incluir realidades nuevas como la participación de México
en acuerdos de libre comercio, así como su apertura al turismo.
En el evento
organizado por el CRIM, Jorge Bustamante, del Colegio de la Frontera Norte,
recalcó que las remesas de esos emigrantes derivan cada vez de un capital
humano más grande. “En términos relativos, la migración es la principal fuente
de divisas de la economía mexicana”.
Paradójicamente,
concluyó, los estadounidenses quieren a los mexicanos por ser mano de obra
barata que les produce mayores ingresos y niveles de riqueza pero, al mismo
tiempo, los rechazan como miembros de su sociedad.
-o0o-
Pie de foto
Carlos Tirado, Fernando Lozano, Mónica Verea y Rodolfo Casillas, antes de su participación en la mesa “La política migratoria de México y Estados Unidos en la era Fox-Bush”, dentro de las VI Jornadas Multidisciplinarias Continuidad, cambio y viabilidad de las políticas públicas, organizado por el CRIM.