06:00 hrs. Febrero 21 de 2003


Boletín UNAM-DGCS-131

Ciudad Universitaria

 

 

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LAS RELACIONES MÉXICO-EU, DETERMINADAS POR LA GUERRA CONTRA EL TERRORISMO

 

·        En Estados Unidos el tema migratorio no está hoy en la agenda de discusión, ni en el Ejecutivo ni en el Congreso: Mónica Verea, directora general de la Oficina de Colaboración Interinstitucional de la UNAM

·        La tarea más inmediata de nuestro gobierno es definir si está a favor o en contra del terrorismo, pues simplemente éstas son las reglas de la vecindad, agregó

·        Hasta fines de la década de los 90, la mayoría de las políticas en materia migratoria de ambos países fueron de carácter unilateral, indicó Fernando Lozano, del CRIM

 

Las relaciones México-Estados Unidos están determinadas hoy por la guerra en contra del terrorismo, en donde Irak es el principal blanco, aseveró Mónica Verea, directora general de la Oficina de Colaboración Interinstitucional de la UNAM.

 

Se estima, señaló, que en la actualidad en Norteamérica el asunto migratorio no está en la agenda de discusión, ni en el Ejecutivo, ni en el Congreso, pues  el tema iraquí lo acapara todo.

 

En la mesa “La política migratoria de México y Estados Unidos en la era Fox-Bush”, realizada dentro de las VI Jornadas Multidisciplinarias Continuidad, cambio y viabilidad de las políticas públicas, la funcionaria destacó que, en consecuencia, la tarea más inmediata de nuestro gobierno es definir si está a favor o en contra del terrorismo, pues simplemente éstas son las reglas de la vecindad.

 

Es un hecho, mencionó, que al inicio de su gobierno, Bush tenía todas las intenciones de establecer una política especial para México. Sin embargo, para el presidente de EU, la legalización de indocumentados es un asunto difícil, pues es complicado convencer a los estadounidenses de que, para elevar el nivel de seguridad en las fronteras, es necesario regular a aquellos inmigrantes que se encuentran en forma no documentada en ese país, violando con ello sus propias reglas migratorias.

 

Por eso, indicó, es importante que el gobierno de México continúe intentando formular una política migratoria tan necesaria. Ésta debe ser definida claramente, contar con objetivos específicos y delimitar las funciones de cada uno de los responsables de llevarla a cabo.

 

En el auditorio de la Coordinación de Humanidades de esta casa de estudios, Verea subrayó que la comunidad mexicano-estadounidense, calculada en 23 millones de personas, representa un grupo sumamente importante que puede apoyar y llevar el tema al debate en EU, para así resurgir con un acuerdo migratorio.

 

De la misma manera, abundó, algunos empresarios del vecino país del norte pueden ser un sector que por sus intereses naturales esté interesado en cabildear con un acuerdo migratorio.

 

En su oportunidad, Fernando Lozano, del Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias (CRIM) de la UNAM, aseguró que la historia de la relación entre ambas naciones en materia migratoria ha sido de desacuerdos, contrario al espíritu dominante en los ámbitos económico y comercial, donde hay una amplia plataforma de consensos y acuerdos bilaterales.

 

De hecho, en la actualidad aún no existe un ordenamiento común que regule uno de los flujos migratorios más importantes del mundo, enfatizó.

 

Hasta fines de la década de los 90, refirió, la mayoría de las políticas en materia migratoria de ambos países fueron de carácter unilateral. Ejemplo de ello es la aprobación, por parte de EU, de las leyes Simpson-Rodin y de Inmigrantes Indocumentados de 1996.

 

Sin embargo, puntualizó, la apertura bilateral para la firma de un acuerdo migratorio no fue gratuita, pues tuvo que ver con el creciente peso político y económico de los migrantes mexicanos para ambos países. Este cambio de postura tiene como trasfondo el reconocimiento del creciente fenómeno migratorio y la incapacidad de Estados Unidos para contener y regular este flujo de manera unilateral.

 

Los acontecimientos del 11 de septiembre acabaron con el poco avance en esta problemática entre ambas naciones, ubicando dicho tema en una situación de incertidumbre. Si Estados Unidos veía la migración documentada como un fenómeno que violentaba su soberanía, en estos momentos su política en el ámbito descrito es un asunto de seguridad nacional, destacó.

 

Por su parte, Carlos Tirado, del Instituto Nacional de Migración, dijo que para los mexicanos es un gran logro haber llevado el tema de la emigración documentada al debate político interno del vecino país del Norte.

 

Si bien esa nación reconoce la importancia del trabajo de los mexicanos, en lo referente al flujo de personas, ambas partes coinciden en llevarlo a cabo con seguridad.

 

Así, uno de los principales objetivos del actual gobierno de nuestro país en la materia es hacer una política que se adecue a los intereses nacionales. Por ello, consideró, es posible incluir realidades nuevas como la participación de México en acuerdos de libre comercio, así como su apertura al turismo.

 

En el evento organizado por el CRIM, Jorge Bustamante, del Colegio de la Frontera Norte, recalcó que las remesas de esos emigrantes derivan cada vez de un capital humano más grande. “En términos relativos, la migración es la principal fuente de divisas de la economía mexicana”.

 

Paradójicamente, concluyó, los estadounidenses quieren a los mexicanos por ser mano de obra barata que les produce mayores ingresos y niveles de riqueza pero, al mismo tiempo, los rechazan como miembros de su sociedad.

 

 

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Carlos Tirado, Fernando Lozano, Mónica Verea y Rodolfo Casillas, antes de su participación en la mesa “La política migratoria de México y Estados Unidos en la era Fox-Bush”, dentro de las VI Jornadas Multidisciplinarias Continuidad, cambio y viabilidad  de las políticas públicas, organizado por el CRIM.