15:00 hrs. Febrero 18 de 2003


Boletín UNAM-DGCS-125

Ciudad Universitaria

 

Pies de fotos al final del boletín

 

PARTICIPA LA UNAM EN LA CONSTRUCCIÓN DE APARATOS PARA CONOCER EL ORIGEN DEL UNIVERSO

 

·        Se trata del AMS, que será colocado en la Estación Espacial Internacional, así como del V0L, el cual forma parte del programa ALICE del Centro Europeo de Investigaciones Nucleares

·        En el primer caso se intenta detectar antimateria en el Universo y, en el segundo, reproducir las condiciones que generó el Big Bang

·        Arturo Menchaca, del Instituto de Física, encabeza al grupo de investigadores

 

Científicos universitarios participan en la construcción de los detectores AMS (Alpha Magnetic Spectrometer) y V0L, que formarán parte, respectivamente, de la Estación Espacial Internacional y del proyecto de alta energía ALICE (A Large Ion Collider Experiment), del Centro Europeo de Investigaciones Nucleares (CERN).

 

Se intenta, en el primer caso, localizar antimateria en el Universo y, en el segundo, reproducir las condiciones que generó el Big Bang (o la gran explosión), explicó Arturo Menchaca Rocha, del Instituto de Física, quien encabeza al grupo de investigadores.

 

Señaló que en el inicio de todo, cuando el Universo era sólo energía, ésta se transformó en cantidades iguales de materia y antimateria, según establecen las reglas actuales de la física. Sin embargo, hasta ahora no se sabe con exactitud cómo se comportaron ambas en los primeros instantes del Big Bang, ni en qué parte del cosmos se halla toda esa antimateria.

Menchaca dijo que cuando se comenzó a estudiar de qué está formada la materia se descubrió que se compone de partículas elementales que se presentan en pares; es decir, que a cada una de ellas le corresponde otra, su gemela, la cual tiene alguna de sus propiedades cambiadas.

 

Si tienen carga eléctrica se modifica el signo de la misma. Por ejemplo, la antipartícula del electrón con carga negativa es el positrón (o antielectrón) En el caso de las partículas neutras o sin carga eléctrica, como el antineutrón, lo que cambia es el signo de su momento magnético, “entonces, uno se lo podría imaginar como si en lugar de girar para un lado, lo hicieran para el otro”.

 

El científico universitario abundó que cuando la materia y la antimateria se unen, se aniquilan: la masa se transforma en energía o “luz”. Empero, en la parte del Universo donde habitamos (nuestra galaxia, por ejemplo) la antimateria es escasa; sí existe y se produce de modo instantáneo, pero por fortuna esto ocurre en muy pequeñas cantidades, de otra manera “no estaríamos aquí, ya nos habríamos convertido en “luz”.

 

Al parecer la antimateria estaría tan lejos de nosotros que no podríamos distinguirla. Por eso es necesario buscar los posibles rayos cósmicos que ésta emitiría, los cuales son muy penetrantes y viajan por todas partes.

 

Podría pensarse que si hay antimateria en algún lado se podría apuntar al cielo con un telescopio y observarla. Aunque una estrella o una antiestrella irradian luz por un fenómeno que es exactamente el mismo, donde intervienen partículas en que sólo el signo de su carga está invertido, añadió Menchaca.

 

De ese modo, la luz que se produce en ambos casos es igual e indistinguible. Por eso, precisó el especialista, es necesario recurrir a los rayos cósmicos (vapores que “escupen” las estrellas, constituidos por partículas energéticas) algunos de los cuales  alcanzan la Tierra. 

 

El Alpha Magnetic Spectrometer tiene varias partes; los mexicanos participan en la construcción del RICH (Ring Imaging Cherenkov Detector), instrumento mediante el cual se medirá la velocidad de esas partículas de alta energía para entender su trayectoria.

 

El físico nuclear experimental, especialista en la construcción de detectores de radiación, fue invitado a colaborar en el proyecto del AMS por su líder, el Premio Nobel de Física, Samuel Ting. “Somos el único grupo latinoamericano participante”.

 

Trabajan en esta investigación especialistas de varias naciones, quienes se reúnen de forma periódica en diferentes sedes, entre ellas las de la NASA (el Johnson Space Center, en Texas o el Kennedy Space Center, en Florida). El lanzamiento del detector AMS al espacio está programado para octubre de 2005, donde permanecerá tres años.

 

Respecto al proyecto ALICE que se efectúa en el CERN, el físico mencionó que se han tratado de reproducir en la Tierra las condiciones que se presentaron durante el Big Bang; es decir, de concentrar en una región muy pequeña mucha energía.

 

Un tiempo después de que diera comienzo la gran explosión, la materia estaba totalmente ionizada porque los átomos, al chocar entre sí, eran incapaces de mantener sus electrones. Un poco antes de eso, sólo había protones y electrones flotando pues los núcleos al chocar se desintegraban. Y aún antes de eso, todo era una “sopa de quarks”.

 

Este experimento busca especificar cómo era la “sopa”, ese plasma de quarks y gluones (o los “pegamentones” que unen a esas partículas, las más pequeñas que se han descubierto hasta hoy), con la ayuda del acelerador más grande del mundo, en construcción: el Large Hadron Collider (LHC), cuyo túnel mide 27 kilómetros de circunferencia y atraviesa los territorios de Francia y Suiza.

 

En ese acelerador de partículas se tomarán dos núcleos “gordos”, como los de uranio, a la energía más alta posible, para hacerlos chocar con la idea de producir tanta energía como en los primeros instantes del Big Bang. El interés es, una vez más, cosmológico.

 

ALICE, en este caso, es el detector, y dentro de él, el subdetector V0L, que se fabrica en el Instituto de Física de la UNAM, tiene la meta de filtrar la información que se genera al momento de la colisión entre núcleos.

 

Los detectores, como el V0L, ayudan a determinar si se trató de una colisión “buena” (entre núcleos equivalentes viajando en direcciones opuestas como cuando dos coches se golpean) o “mala” (cuando un núcleo choca acelerado contra un contaminante, no acelerado, y se produce un impacto asimétrico, como cuando un trailer embiste a un auto).

 

El subdetector mexicano es un disco que mide alrededor de 90 centímetros de diámetro y está conformado por 72 secciones de plástico muy delgado, a semejanza de una raqueta. De cada uno de los “gajos” se obtiene cierta cantidad de luz que se lee con ayuda de fibra óptica. Todo el experimento, que estará listo en el 2007, está siendo montado en el CERN, finalizó.

 

--o0o—

 

 

 

PIES DE FOTO

 

Foto 1

 

Arturo Menchaca Rocha, del Instituto de Física, encabeza al grupo de universitarios que participa en la construcción de los detectores AMS, de la Estación Espacial Internacional, y del V0L, del proyecto ALICE del Centro Europeo de Investigaciones Nucleares.

 

 

Foto 2

 

El físico nuclear experimental de la UNAM, Arturo Menchaca Rocha, fue invitado a colaborar en el proyecto del detector AMS de la Estación Espacial Internacional por su líder, el Premio Nobel de Física, Samuel Ting.

 

Foto 3

 

El detector AMS será colocado en la Estación Espacial Internacional en octubre de 2005, y el proyecto de alta energía ALICE, del Centro Europeo de Investigaciones Nucleares, estará listo en el 2007. En ambos participan científicos universitarios, explicó Arturo Menchaca Rocha, del Instituto de Física.