Boletín UNAM-DGCS-122
Ciudad Universitaria
LA ALTERNANCIA EN
EL PODER NO ES LA SOLUCIÓN PARA TODOS LOS PROBLEMAS DE MÉXICO
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El país se encuentra
inmerso en escenarios políticos, económicos y sociales particularmente
complejos, subrayó la coordinadora de Humanidades, Olga Hansberg
· Resulta urgente “que la filosofía política y las ciencias sociales logren recuperar su presencia en los grandes debates nacionales”, puntualizó Lourdes Arizpe
La alternancia en el poder en
México no podría convertirse en la panacea que solucionara todos los problemas
nacionales; más aún, éstos pueden verse agudizados, ya que el proceso de cambio
político supone escenarios conflictivos, con poderes fuertemente fraccionados;
esto impide la generación de acuerdos fundamentales, lo cual se agrava con una
clase política con más vocación de oposición que de gobierno, advirtió el director del Centro Regional de
Investigaciones Multidisciplinarias de la UNAM, (CRIM) Héctor Hernández Bringas.
Durante la inauguración de las
VI Jornadas Multidisciplinarias “Continuidad, cambio y viabilidad de las
políticas públicas”, encabezada por la coordinadora de Humanidades, Olga
Hansberg, el director del CRIM, señaló que ocurre, en el mejor de los casos, un
difícil proceso de aprendizaje y de ejercicios contradictorios en la conducción
de los asuntos públicos, y en este marco la atención de los problemas de la
agenda nacional se ve entorpecida, cuando no paralizada.
El país, dijo, ha vivido ya
durante décadas procesos de crisis recurrentes, paralelas a un cambio en el
modelo de desarrollo. Estos fenómenos, continuó, han propiciado pérdidas
importantes en los niveles de bienestar de la población, así como una enorme
concentración del ingreso. Al largo desgaste del gobierno post-revolucionario,
le ha seguido el cambio político que vivimos hoy.
Ante ello, planteó, es
importante que las instancias académicas asuman una tarea de reflexión sobre
los desafíos que tenemos como país, de manera crítica y propositiva,
especialmente en “momentos en que el estruendo, la discusión superficial, la
frivolidad y, por supuesto, la contradicción y la incertidumbre, son los
elementos que privan en el diálogo político”.
Al inaugurar el evento, Olga
Hansberg expuso, por su parte, que, a poco más de dos años de que ocurriera por
primera vez la alternancia de partidos en la Presidencia de la República,
resulta oportuno que desde el
ámbito universitario y con la
participación de especialistas de diversas instituciones y de funcionarios, se
lleve a cabo una revisión puntual sobre el estado actual de las políticas
públicas, de sus retos y dificultades, así como de las vías para enfrentarlos.
Expresó que la reflexión y la
discusión que plantea esta edición de
las jornadas del CRIM son pertinentes en este momento en que el país se
encuentra inmerso en escenarios políticos, económicos y sociales
particularmente complejos.
Durante la mesa “Las políticas
públicas en la alternancia mexicana”, Lourdes Arizpe, integrante del CRIM,
manifestó que, en la medida en que las políticas públicas concebidas como
vertiente gerencial de un mercado libre hicieron a un lado a las ciencias
sociales, han crecido los desajustes de ingobernabilidad, de desintegración
social, de conflictos culturales y religiosos, de pandemias, de violencia contra las mujeres, de criminalidad, de
tráficos humanos y de inestabilidad psicológica.
Resulta urgente, por tanto,
“que la filosofía política y las ciencias sociales logren recuperar su
presencia en los grandes debates nacionales”, puntualizó.
Al concebir a las políticas
públicas como mera administración, se rebaja a la investigación en ciencias
sociales a una mera recopilación de datos que puede guiar esa administración,
consideró.
“Hoy, degradar a las ciencias
sociales a ser maquiladoras de datos equivale a ir degradando las políticas
públicas hasta convertirse en frenos a un desarrollo para el siglo XXI,”
recalcó.
Por su parte, el
exsubsecretario de Relaciones Exteriores, Víctor Flores Olea, anotó que no hay
verdadera gobernabilidad sin democracia efectiva, y no hay políticas públicas dignas de ese nombre –que
realmente se sostengan y sean eficaces como instrumentos legítimos de gobierno-
si no tienen su apoyo en un régimen democrático integral.
Desde el principio, opinó, “el
cambio” en México se planteó mucho más como una cuestión de éticas subjetivas
que de un programa real de transformaciones institucionales, así como de una
serie de políticas públicas de gobierno que mejoraran la situación del país.
Es decir, el “gran rechazo” de
julio de 2000 tuvo un carácter mucho más personalizado que programático y
estructural. Tal situación, afirmó, ha
sido en buena medida una razón de fondo
de que hoy la sociedad no reconozca vivir un cambio efectivo de carácter
institucional, ni de que realmente aprecie como verdadera la transición por la
que se dice pasamos, aseguró.
En su oportunidad Luis
Aguilar, de Gerencia Pública SC, señaló que
las políticas públicas han dejado
su confección autoritaria y actualmente se elaboran conforme a esquemas
democráticos, mientras que –por otra parte- quedó atrás el populismo.
Por el lado de la economía
pública, la elaboración de las políticas ha abandonado el esquema populista en
que decayó el modelo desarrollador y hoy se confecciona bajo el criterio de
finanzas públicas sanas, equilibradas y confiables, con acciones e instrumentos
que incorporan el principio de no debilitar ni colapsar la capacidad de
dirección y regulación económica, así como social del Estado, concluyó.
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PIES DE FOTO
FOTO 1
El director del Centro Regional de
Investigaciones Multidisciplinarias (CRIM) de la UNAM, Héctor Hernández
Bringas, y la coordinadora de Humanidades, Olga Hansberg, momentos antes de la
inauguración de las VI Jornadas Multidisciplinarias, “Continuidad, cambio y
viabilidad de las políticas públicas”.
FOTO 2
Lourdes Arizpe,
del CRIM, durante su participación en las VI Jornadas Multidisciplinarias,
“Continuidad, cambio y viabilidad de las políticas públicas”.