06:00 hrs. Febrero 10 de 2003


Boletín UNAM-DGCS-104

Ciudad Universitaria

 

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EL PESO NO ESTÁ DÉBIL, PIERDE SU APRECIACIÓN ARTIFICIAL: EXPERTOS

 

·        “Mito genial”, el sostener que un país que devalúa su moneda se empobrece, afirmó Eduardo Loría Díaz de Guzmán

·        Se trata de un deslizamiento “suavecito” de nuestra moneda que no ha causado trastornos: José Luis Calva

 

La depreciación acumulada del peso mexicano, de alrededor de 20% en los últimos nueve meses, no es preocupante: es sana, y aún debe profundizarse, coincidieron  economistas de la UNAM, quienes descartaron posibles efectos inflacionarios.

 

En la conferencia Peso débil ¿preocupaciones infundadas?, José Luis Calva, del Instituto de Investigaciones Económicas (IIEc), apuntó que es positivo para la economía mexicana que el tipo de cambio se vaya aproximando a su nivel de equilibrio, pues estaba apreciado en demasía.

 

Incluso, recomendó el universitario, “si tuviéramos un diez por ciento adicional de depreciación, probablemente nos aproximaríamos a una mayor competitividad”.

 

Explicó que se trata de un deslizamiento “suavecito” del peso frente al dólar, muy diferente a lo que sería una macrodevaluación. Ello, dijo, no ha representado trastornos y como país las ganancias son mayores que las pérdidas. Para los mexicanos “es mucho mejor tener este proceso de ajuste cambiario”, resaltó.

“Estamos hablando de un 20% de depreciación del peso frente al dólar de abril del 2002 a la fecha. Aquí lo conveniente es, tal como lo ha establecido el gobierno, no utilizar las reservas del Banco Central para defender la paridad de la moneda”, detalló.

 

El economista manifestó que si el dólar es barato, los productos que importa México -valuados en esa moneda- resultan  económicos y los consumidores los compran, sin darse cuenta que están perjudicando a la planta productiva mexicana. Ello significa menos producción en territorio nacional, cierre de fábricas y empresas, menores salarios, así como mayor presión sobre los mercados de trabajo y desempleo.

 

Por el contrario, “si nosotros tenemos un tipo de cambio equilibrado podemos exportar más, tenemos más empleo por esta vía y defendemos nuestras fuentes de trabajo, porque abastecemos con producción nacional”.

 

Agregó que muchos de los artículos importados son de desecho y no cuentan con autorización para ser vendidos en el mercado estadounidense, pero aún así compiten deslealmente con el mercado mexicano.

 

El catedrático de la Facultad de Economía, Eduardo Loría Díaz de Guzmán, planteó a su vez que es “un mito genial el sostener que un país que devalúa se empobrece”.

 

En la Sala Multimedia Octavio Gudiño Aguilar de la Facultad de Economía, indicó que con una devaluación efectivamente hay una reducción de los salarios reales, pero también una disminución de los costos laborales “y eso le da competitividad a una nación en el corto plazo”.

 

Una variable que ha determinado la falta de crecimiento desde el año 2000, sostuvo, ha sido la gran apreciación del tipo de cambio. Insistió en que “el peso no está débil, sino que está perdiendo su apreciación artificial”.

 

Otro mito genial, afirmó, es que la depreciación del tipo de cambio se traduce directamente en inflación, visión que ha cambiado en los años recientes en todo el mundo.

“No hay simetría entre depreciación e inflación como se pensaba antes. Todos los países de América Latina -con la única excepción de Perú- han depreciado su tipo de cambio en los últimos años; inclusive Chile, única nación latinoamericana que ha tenido una trayectoria exitosa en relación con el resto”.

 

Los países han utilizado el tipo de cambio como debe ser: como un instrumento de absorción de los choques externos y para ganar competitividad, consideró.

 

Advirtió que pretender mantenerlo esencialmente fijo lleva a problemas de crecimiento en las naciones. “En un régimen de tipo de cambio flexible, como tenemos ahora, debemos entender y desmitificar. Su finalidad  es estimular el crecimiento  y absorber los choques externos de una forma ordenada”, reiteró.

 

Tendríamos que pensar, abundó, en un tipo de cambio más devaluado, para que la economía mexicana no solamente pudiera tener un efecto expansivo sobre exportaciones, sino respecto al mercado doméstico, al protegerla de las importaciones de baja calidad de bienes de consumo final y que tienen costos laborales bajísimos, como en el caso de China.

 

Finalmente, Arturo Huerta González, académico de la Facultad de Economía, coincidió en que México no tiene condiciones para mantener su tipo de cambio apreciado.

 

Concluyó que para retomar el  manejo de la política económica,  monetaria, fiscal, crediticia y cambiaria, con el fin de lograr el crecimiento, es necesario replantear nuestra inserción en el proceso de globalización.

 

 

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Los economistas José Luis Calva, Consuelo González, Arturo Huerta y Eduardo Loría, durante la conferencia Peso débil ¿preocupaciones infundadas?, en la Facultad de Economía de la UNAM.