Boletín UNAM-DGCS-081
Ciudad Universitaria
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LOS PUEBLOS POBRES SON LOS MÁS RICOS EN TRADICIONES: GUADALUPE SALCEDO
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La directora del periódico Humanidades, de
la UNAM, afirmó que nuestras festividades son un factor muy importante de
nuestra identidad
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La Candelaria es una fiesta religiosa, cuyo
propósito es conmemorar el día que María culminó la cuarentena y acudió al
templo para su purificación; pero, al mismo tiempo, evoca la presentación del
niño Jesús en el mismo lugar
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En el centro del país, el culto actual no
tiene nada que ver con la virgen, sostuvo Andrés Medina, del IIA de la UNAM
· En esta región el niño Jesús, el compadrazgo y los tamales son los elementos centrales de la celebración
México es un país rico en
tradiciones y sus festividades -tanto las religiosas como las que no lo son-,
adoptan las más diversas formas en distintos puntos del país; de hecho, se ha
visto que los pueblos pobres son los más ricos en ellas, afirmó Guadalupe
Salcedo de Zambrano, directora del periódico Humanidades, editado por el
Instituto de Investigaciones Antropológicas (IIA) de la UNAM.
En cambio, dijo, cuando una
población cuenta con lo necesario para vivir bien, poco a poco deja de lado
estas celebraciones, las cuales son un factor muy importante de nuestra
identidad, sostuvo la doctora en Filosofía.
Todas las tradiciones
mexicanas, sostuvo, deben conservarse o adaptarse; éste ha sido el caso del día
de la Candelaria, que se conmemora en el país no sólo con tamales y atole, sino
también con la bendición de los niños Jesús, de las velas, las imágenes y, en
algunas ocasiones, de semillas de distintos tipos.
Se trata en realidad de una fiesta
religiosa, realizada el 2 de febrero, cuyo propósito es celebrar el día que la
virgen María culminó la cuarentena tras el nacimiento de su hijo y acudió al
templo para su purificación; pero, al mismo tiempo, evoca la presentación del
niño Jesús en ese lugar.
Según la tradición judía,
señaló Salcedo de Zambrano, después de 40 días de haber dado a luz las mujeres
debían acudir a ese recinto sagrado y ofrecer en sacrificio un cordero, palomas
o tórtolas; pero también eran bañadas y rodeadas de flores así como de
candelas, de ahí el nombre de Candelaria.
Se supone que cuando María
presentó al niño, también acudió a obtener su purificación: “se considera que,
a pesar de ser virgen, necesitó vivir este ritual pues, al dar a luz, el hijo
de Dios pasó por su vientre y eso la convirtió en mujer impura”, indicó.
La especialista en patrimonio
cultural explicó que con el Día de la Candelaria culmina el ciclo que conmemora
el nacimiento de Jesús, el cual inicia el llamado domingo de Adviento, es
decir, cuatro semanas antes del 24 de diciembre.
Este periodo prosigue con la
celebración de las posadas. Después, viene la Nochebuena, durante la cual -en
muchos barrios y pueblos del país- aún se acostumbra arrullar al niño antes de
colocarlo en el nacimiento. Por lo general, son los padrinos quienes lo mecen y
le cantan, pero ahí no acaba su obligación, ya que también deberán vestirlo y
llevarlo a bendecir el 2 de febrero, por lo menos tres años consecutivos.
Tal vez, una de las tradiciones más
representativas en México se lleva a cabo el 6 de enero, pues este día se
acostumbra regalar juguetes a los niños como una forma de recordar la adoración
que hicieron los Reyes Magos a Jesús; también se parte una rosca, la cual
obliga a quien saque el “muñequito” que hay en su interior a invitar tamales y
atole el 2 de febrero a sus familiares y amigos. Esta manifestación de la
cultura popular es de origen más reciente, aunque de Mesoamérica se retoma el
consumo de dichos alimentos.
De hecho, en algunas
comunidades se piensa que los tamales son como bebés, que se meten a cocer a
una olla que simboliza la matriz de la mujer, para representar así el
nacimiento de un niño.
Sin embargo, ésta no es la
única forma que adopta dicha costumbre pues, como lo explicó Andrés Medina del
IIA, la fiesta es importante en el ciclo ceremonial de los pueblos de
Mesoamérica. En realidad, “en ella se sintetizan muchos elementos de la
tradición española con la mesoamericana”.
La Candelaria tiene un origen
básicamente colonial; es decir, llega con los españoles y después se implanta y
difunde en la Nueva España, para articularse con las tradiciones de nuestros
antepasados, precisó.
De hecho, abundó el etnólogo,
esta celebración está vinculada al culto a Tláloc y se relaciona con la
presencia de niños: “Bernardino de Sahagún narra cómo, a lo largo del año, se
visitaban siete lugares en la cuenca de México para pedir la lluvia a Tláloc.
En este recorrido se llevaban infantes, que después eran sacrificados porque se
creía que su llanto provocaba la lluvia”.
En la actualidad existe entre
los huicholes un ritual que realizan al principio de la temporada de lluvias en
el que se le hace un homenaje a los menores, pues se cree que simbolizan a las
plantas tiernas y, por ello, son considerados representantes de la fertilidad,
expuso.
El Día de la Candelaria, subrayó,
también está ligado al ciclo agrícola, ya que coincide con el tiempo en el cual
se preparan las tierras para la siembra. Por ello, uno de los elementos que se
ha incorporado a esta tradición es el de colocar semillas de frijol, maíz,
trigo y otros cereales, junto a los niños Dios que se llevan a bendecir.
El 2 de febrero también está
asociado con la celebración del inicio del año mesoamericano, porque es a
partir de ese momento cuando se abre el periodo de fiestas ligadas con la
agricultura, destacó el especialista.
Si bien es cierto que este
culto estaba dedicado originalmente a la virgen de la Candelaria, en la
actualidad en el centro del país no tiene nada que ver con ella, porque el niño
Jesús, el compadrazgo y los tamales son los elementos centrales del festejo.
Así, ejemplificó, en lugares
como Xochimilco, Atlapulco y Tláhuac, el atrio de la iglesia principal se llena
de niños que se llevan a bendecir; también se acude a escuchar misa. Es
precisamente a través de esta conmemoración como se crea una red de compadrazgo
muy interesante, porque por lo regular se elige a menores como padrinos de los niños
Dios, con el fin de preservar entre las generaciones venideras esta tradición.
Asimismo, esta relación
establece lazos de amistad y compromiso entre dos familias, lo que genera una
vinculación a un culto popular, subrayó el académico de la Facultad de
Filosofía y Letras de la UNAM.
Alrededor de dicha celebración
hay una serie de creencias como la de que quien se hace padrino debe vestir al
niño cada año de manera distinta, comentó.
Así, la vestimenta de los
niños es otra tradición vinculada, sobre todo en los barrios, donde incluso en
algunos sitios, como mercados, hay catálogos para que la gente elija el ropaje
de su preferencia, entre los que destacan santos; “inclusive, el año pasado se
empezó a vender la de Juan Diego, anotó.
Sin embargo, existe una
tendencia de la iglesia actual en el sentido de suprimir esta diversidad de
atuendos, por lo cual ahora se ha pedido a la gente que vista a las imágenes
como a niños de verdad, concluyó.
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Guadalupe
Salcedo de Zambrano aseguró que México es un país rico en tradiciones, y sus
festividades, tanto las religiosas como las que no lo son, adoptan las más
diversas formas en distintos puntos del país; los pueblos pobres son los más
ricos en ellas.
Andrés Medina, del IIA señaló que el día de la
Candelaria tiene básicamente un origen colonial; llega con los españoles y
después se implanta y difunde en la Nueva España, para articularse con las
tradiciones de nuestros antepasados.
Alrededor de la celebración del Día de la Candelaria
existen una serie de creencias; por ejemplo, quien se hace padrino debe vestir
al niño Jesús cada año de manera distinta. Los ropajes se caracterizan por la
diversidad de símbolos religiosos
Hay
quienes prefieren la ropa bordada con
imágenes religiosas como la Virgen de Guadalupe o de Juan Diego, por citar
algunas.