12:00 hrs. Enero 31 de 2003


Boletín UNAM-DGCS-080

Ciudad Universitaria

 

Pies de fotos al final del boletín

EL MUSEO UNIVERSITARIO DEL CHOPO, RECINTO DE LA DIVERSIDAD DE IDEAS

 

·        En él ha habido apertura y sensibilidad para apoyar causas defensoras de los grandes ideales de la humanidad: Alma Rosa Jiménez, su directora

·        En este edificio se han llevado a cabo las presentaciones escénicas y plásticas más atrevidas de la ciudad de México

·        El espacio universitario ha repercutido en la formación de públicos más interesados en apreciar diferentes manifestaciones culturales

·        Se realizarán diversas actividades como parte de los festejos del centenario del edificio

 

Desde sus inicios, las propuestas artísticas ofrecidas por el Museo Universitario del Chopo han repercutido en la configuración de públicos más interesados en apreciar diferentes manifestaciones culturales y con mayor respeto por la diversidad de ideas, aseguró Alma Rosa Jiménez, directora del recinto.

 

Añadió: “Si de pronto algunas exposiciones parecen atrevidas y audaces, qué bueno que movilicen el yo interno de las personas”. El museo ha trascendido, ha roto esquemas; fue el primer espacio que atendió una demanda de la sociedad muy legítima que ya comenzaba a ser pujante: la de apreciar el arte innovador.

 

En la época en que nació este centro cultural (1975), dijo, la oferta artística resultaba “alucinada”; pero en estos tiempos la sociedad no sólo está preparada para aceptar dichas propuestas, sino que las necesita y, aunque en ocasiones no comprende algunas de ellas, las agradece. 

Las manifestaciones escénicas o plásticas más atrevidas presentadas en la ciudad de México se han llevado a cabo en este edificio, el cual en el 2003 cumple 100 años y 28 como museo universitario. “Son propuestas inteligentes, sensibles, novedosas, que dan una presencia importante al museo”, subrayó.

 

Precisó que la muestra que se hace cada año sobre arte lésbico y gay es insólita en el mundo porque pocos lugares han apoyado y abierto sus puertas a la diversidad sexual.

 

Hace unos meses, afirmó, se realizó la XIII Jornada Cultural de Lucha contra el Sida, cuyo objetivo fue hacer una llamada de atención para motivar a la solidaridad, el respeto y a la fraternidad con las personas que padecen esta enfermedad. Esto provoca que la sociedad reflexione y haga conciencia.

 

“El museo tiene una buena imagen ante los visitantes: porque ha tenido la apertura y la sensibilidad de apoyar a causas defensoras de los grandes ideales de la humanidad, y eso le ha dado un carácter muy aceptable”.

 

Indicó que este espacio ha pasado por varias etapas desde que se convirtió en Museo Universitario del Chopo. En cada una de ellas ha ido ampliando y diversificando su oferta cultural, al grado de que ahora tiene una posición muy sólida en lo que se refiere a las artes plásticas y visuales.

 

De acuerdo a su directora, la función que cumple la Universidad a través del museo es presentar arte de calidad. Sin embargo, también se da cabida a otras demandas de la gente.

 

“Tenemos una faceta muy interesante y es la de ser un museo de barrio, comunitario; brindamos gran cantidad de servicios a las personas, como los talleres libres que ofrecen 34 opciones académicas y artísticas a quien desee profundizar en estos conocimientos y habilidades”

 

Hay talleres de danza clásica, baile de salón, teatro participativo, modelado, artes plásticas, performans, arte objeto, crítica de cine y sexualidad. Además de éstos, se ofrecen otros servicios a la comunidad como el Libroclub del Chopo, proyección de videos, cursos de comprensión de lectura, acercamiento al arte, así como visitas guiadas.

“Es un lugar con mucha tradición en el norte de la ciudad, porque es la única opción cultural de su tipo: comunitaria, a bajos costos, con espectáculos de calidad en cultura, recreación y arte. Atiende a un segmento de la población que no tiene tanta facilidad de trasladarse a otros centros culturales. La UNAM cumple a través de éste con una de sus funciones vitales, que es la difusión”.

 

Quienes acuden al museo son niños, jóvenes, estudiantes -alrededor de dos mil por año–, familias, la comunidad artística. Constituye un público inquieto, ansioso de propuestas frescas, el cual no es complaciente y exige que el recinto proponga novedades.

 

El Museo Universitario del Chopo tiene fieles seguidores, como un club formado por más de 100 adultos mayores que acuden a él para realizar diversas actividades artísticas, recreativas y deportivas.

 

Cada exposición, resaltó, atrae a un nuevo tipo de visitantes, porque en cada una de ellas se presenta un mosaico diverso de las tendencias más recientes. Por ejemplo, en estos momentos se presenta arte-objeto, pintura de naturaleza muerta-revivida; fotografía monumental, así como dibujo. Son muy diferentes soportes artísticos.

 

La funcionaria informó que se realizan 30 muestras por año en seis salas; la mitad de ellas son internacionales: escultura japonesa, pintura inglesa, fotografía española. Durante los últimos tres años, por otra parte, se han presentado 500  funciones de música, teatro y danza.

 

Lo mismo sucede con los espectáculos; aquí actúan cotidianamente artistas tan diferentes como Regina Orozco (con exhibiciones cómico-políticas) o Betsy Pecannins (cantante de blues, y también creadores de aliento clásico con propuestas innovadoras como Horacio Franco, quien es un excelente flautista mexicano de talla internacional, apuntó.

 

Una de las huellas que el museo ha dejado en la sociedad es el famoso Tianguis del Chopo, que nace precisamente en este recinto a finales de los 80, en el cual se promovió el intercambio de bienes culturales: libros, discos, ropa. Sin embargo, al rebasar la capacidad del centro, los vendedores fueron reubicados fuera del área del museo.

Esto, aclaró, no impidió que quienes lo iniciaron siguieran con su proyecto, por lo que se instalaron en otro sitio cercano que actualmente es frecuentado por muchos jóvenes en busca de ofertas culturales. El mercado sigue funcionando bajo su propia autonomía.

 

La titular del espacio universitario habló sobre la historia del lugar. Lo que hoy se conoce como el Museo Universitario del Chopo se basó en un edificio construido en Düseldorf, Alemania, en 1902,  con el propósito de ser el pabellón de exposiciones de una muestra sobre arte industrial realizada en ese país. Este bello galerón, abundó, es una réplica de otra construcción que se encuentra ahí mismo.

 

Un año más tarde, un empresario decidió traerlo a México, con la intención de hacerlo un centro de exposiciones industriales. Al llegar a territorio mexicano, se reconstruyó (1903- 1905) en la colonia Santa María la Rivera, lugar en donde vivía la gente más adinerada de esta época. Los vecinos de la colonia lo llamaban también el Palacio Cristal por su semejanza con el Londres Cristal Palace”.

 

Explicó que en 1913 el edificio albergó colecciones de especies; esto dio origen al Museo Nacional de Historia Natural que, desde su inicio, fue un sitio vanguardista. Además, se programaban expediciones para colectar más muestras, lo que hizo que el acerbo creciera a tal grado que llegó a ser el museo más importante de América Latina en su género.

 

Agregó que en 1964 quedó en total abandono, muy probablemente debido a problemas por la tenencia del predio. Sin embargo, en 1975 la Universidad Nacional rescató la obra, restauró el edificio y abrió nuevamente sus puertas como un centro difusor de arte vanguardista. Es inaugurado, entonces, como Museo Universitario del Chopo.

 

Entre sus primeros directores, informó Alma Rosa Jiménez, estuvieron Ángeles Mastreta y Arnold Belkin, quienes sentaron las bases de un proyecto  completamente alternativo en una época en la que nadie le apostaba al arte actual, marginal. Si bien, en nuestros días sobreviven espacios dedicados a promover manifestaciones contemporáneas, éstas son más conservadoras.

 

Para conmemorar los 100 años del edificio y los 28 como Museo Universitario del Chopo, se tienen programadas varias actividades que iniciarán con la apertura de las exposiciones: “Divertimentos. Pajarracos y animalejos”, de Antonio Serna; “El monstruo de las posibilidades/Las posibilidades del monstruo”, de Luis Manuel Serrano; “Historia Natural”, de Luis Argudín, y “Antimateria”, de Marco Lamoyi.

 

Además de estos artistas plásticos, se presentarán a lo largo del año José Luis Cuevas, Germán Venegas, Gabriel Macotela, Gustavo Monroy y Roberto Teunbull.

 

Se realizarán tres ciclos de conciertos acústicos dedicados al rock, jazz y blues, denominados: Todos Desenchufados. Rock por los Cien Años del Chopo, con grupos como La Barranca, Rastrillos y La Chacha (abril y mayo); Otros Desenchufados. Jazz con sabia de Chopo; y Más desenchufados. Blues con el Chopo en las arterias, que se llevarán a cabo en septiembre y octubre y contarán con la presencia de Juan José Calatayud, Verónica Ituarte y Magos Herrera, entre otros.

 

En noviembre, todas las galerías del museo se habilitarán para presentar un programa especial de conciertos conmemorativos titulado ¡Qué 100 años no es nada!, el cual contará con la participación de artistas cercanos al Museo que han dado sentido a su quehacer escénico de los últimos años: Betsy Pecannins, Regina Orozco, Horacio Franco, Gimena Jiménez Cacho y Real de Catorce, por destacar algunos.

 

Los domingos en la mañana también habrá actividades especiales para los niños y se llevará a cabo el Primer Encuentro Nacional de Performagia, en el que podrán participar artistas, críticos de arte y medios de comunicación, con el objeto de abrir espacios que promuevan y apoyen este género artístico.

 

 

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Foto 1

Para Alma Rosa Jiménez, directora del Museo Universitario del Chopo, ese espacio ha ampliado y diversificado su oferta cultural, al grado de que hoy tiene una posición sólida en las artes plásticas y visuales.

 

Pie de foto 2

El edificio del Museo del Chopo cumple 100 años en el 2003 y 28 como espacio universitario, donde se ofrecen propuestas inteligentes, sensibles y novedosas. Así lucía a principios del siglo pasado.

 

Foto 3

El Museo del Chopo goza de muy buena imagen porque ha tenido la apertura y la sensibilidad de apoyar  los grandes ideales de la humanidad.

 

Pie de foto 4

El Museo del Chopo fue el primer espacio que atendió una demanda de la sociedad muy legítima que ya comenzaba a ser pujante: la de apreciar el arte innovador.