Boletín UNAM-DGCS-079
Ciudad Universitaria
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boletín
NINGÚN PAÍS LATINOAMERICANO PODRÁ VACUNARSE CONTRA LA GUERRA EN IRAK: SEPÚLVEDA AMOR
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Esta guerra traería millonarios costos:
alrededor de 121 mil millones de dólares –en caso de ser breve– y mil 595 billones
de dólares si se prolonga por un año, reveló el exsecretario de Relaciones
Exteriores
·
EU concentraría su atención en problemas de
defensa y seguridad, desatendiendo los asuntos que preocupan a naciones y
sociedades del área
Una guerra contra Irak traería
altos costos sociales, políticos y militares, y América Latina no podrá
vacunarse contra la violencia; en el terreno económico, las cifras estimadas
oscilan entre 121 mil millones de dólares –en caso de ser breve– y mil 595
billones de dólares si el operativo bélico se prolonga por un año, afirmó
Bernardo Sepúlveda Amor, integrante de la Comisión de Derecho Internacional de
Naciones Unidas.
Al dictar la conferencia
magistral “El eje del mal y su destino manifiesto” en la Facultad de Ciencias
Políticas y Sociales (FCPyS) de la UNAM, el exsecretario de Relaciones
Exteriores de México dio a conocer evaluaciones de distinguidos economistas
estadounidenses, basadas en escenarios posibles.
La estimación más baja
supondría una guerra breve y exitosa, con operaciones militares que duraran
entre 30 y 60 días, y contando sólo 75 días de ocupación en el territorio de
Irak tras la victoria, indicó.
La proyección más elevada
significaría un conflicto prolongado -el cálculo es un año- y la factura habría
de cubrirse en el transcurso de un decenio; esto es, si inicia en el 2003 la
recuperación sería hasta el 2012.
El escenario descrito incluye
una estrategia militar iraquí que supondría concentrar tropas en zonas urbanas,
un impacto negativo en los mercados petroleros, una escalada bélica con la
participación de Israel, actos terroristas en diversas partes del mundo, costos
de operaciones para el mantenimiento de la paz cuando ésta se logre, gastos de
reconstrucción del país, asistencia humanitaria y afectación en el conjunto de
la economía estadounidense.
Agregó que en América Latina
una operación bélica contra Irak, con sus posibles ramificaciones en
Afganistán, Pakistán, Irán, Arabia Saudita, Israel o Palestina, producirá
consecuencias negativas por sus efectos económicos y por concentrar la atención
de Estados Unidos en problemas de defensa y seguridad, desatendiendo los
asuntos que preocupan a naciones y sociedades del área.
En otro estudio, abundó
Sepúlveda, se formulan tres escenarios: uno benigno, otro intermedio y el
tercero de índole catastrófica. En el primero, con 60% de posibilidades, el
precio del petróleo ascendería a 36 dólares por barril. La hipótesis
intermedia, con un 30% de probabilidades, significaría un costo superior a 40
dólares; en cambio, el tercer escenario lo eleva a 80 dólares, aunque sólo es
factible con un ocho por ciento de ocurrencia.
De acuerdo con las
proyecciones citadas por el excanciller, una guerra rápida -de entre cuatro y
seis semanas- no tendría un impacto negativo en la economía mundial en el plazo
inmediato; por el contrario, podría estimular la actividad económica de Estados
Unidos y del resto del mundo.
En un conflicto de entre seis
y 12 semanas, habría un crecimiento cero de la economía estadounidense en el
transcurso del primer semestre de 2003, con un impacto un poco menos negativo
en las otras naciones del planeta.
En una conflagración de seis
meses habría un efecto devastador en el sistema económico mundial. Nuestro
vecino del Norte entraría en una profunda recesión, con una caída en su
crecimiento anual de menos cuatro en el segundo trimestre de 2003. También la
economía del resto de los países del globo padecería una situación similar,
aunque más leve que la de EU, explicó.
En el marco del Simposio y
Seminario Internacional La reorganización económica y espacial del orden
mundial actual: una perspectiva de la geopolítica, organizado por la FCPyS,
Sepúlveda agregó que las consecuencias de la guerra serían mayores en términos
económicos si las tropas estadounidenses permanecen un periodo prolongado en
territorio iraquí.
Resulta difícil, aseguró,
encontrar el fundamento suficiente que otorgue las bases políticas, militares o
económicas para emprender una aventura belicista.
Pero la necesaria legitimidad
multilateral, indispensable para un involucramiento de Naciones Unidas,
manifestó, sólo se obtendrá si hay pruebas fehacientes de que el gobierno de
Saddam Hussein posee armamento de destrucción masiva y si, de ser así, éste
decide no cumplir con sus obligaciones de desarme.
Existe la duda, anotó, en el
sentido de que esto pueda traducirse ya sea en una victoria rápida o en un
conflicto prolongado. Adicionalmente, para el mediano plazo, hay un pronóstico
reservado sobre los saldos que arrojaría el derrocamiento de Hussein, así como
los efectos políticos ulteriores que se produzcan en el sistema internacional,
en el mundo árabe y musulmán, y en especial en el ámbito de los países vecinos
a Irak.
El operativo bélico, continuó,
puede tener un efecto adicional: constituirse en un inagotable semillero de
terroristas, propiciando la reproducción de organizaciones dedicadas a esparcir
el pánico ciudadano y obligando a la
instauración de medidas extremas de seguridad a las potencias occidentales.
Expuso que las organizaciones
terroristas de alcance global constituyen entes políticos que han ingresado a
la palestra internacional en la lucha por el poder.
La novedad es que dichas
organizaciones terroristas, abundó, aspiran a socavar por todos los medios a su
alcance los pilares de la legitimación política de ciertos Estados,
argumentando en un buen número de casos fundamentalismos religiosos.
De esta suerte, ya no serán
sólo las grandes potencias las que compitan por el poder, pues un nuevo agente
con fines perversos será un peligroso participante en esa contienda política y
militar, aseveró.
Externó que quizá lo sucedido
el 11 de septiembre del 2001 es el dato histórico que habrá de cobrar el mayor
relieve, por significar la apertura de un nuevo capítulo en la ordenación del
sistema internacional.
Los ataques terroristas contra
las Torres Gemelas de Nueva York y en contra del Pentágono en Washington,
puntualizó, marcan el inicio de una perspectiva diferente en los términos y en
la forma de entender la seguridad nacional y la colectiva.
La declaración de guerra al
terrorismo, el combate a Al-Qaeda, el derrocamiento del gobierno talibán, las
operaciones bélicas en Afganistán, la identificación de Irak y Corea del Norte
como integrantes del eje del mal, los preparativos militares para la invasión a
Irak, el posible cambio de régimen en
Bagdag, con la eliminación de Hussein, así como la renovación del programa
nuclear de Corea del Norte, dejan registro de una secuela de respuestas violentas
que desencadenarían en breve lapso los sucesos del 11 de septiembre, concluyó.
En el marco de la inauguración
del Seminario, el director de la FCPyS, Fernando Pérez Correa, expresó que en
el mundo actual no podemos entender un
sistema unipolar, gobernado por los intereses y los diseños políticos de una
superpotencia.
Por el contrario, apuntó,
“tenemos que concebir un orden fincado en normas de Derecho Internacional, en
principios fundamentales”.
En su oportunidad, Juan
Rebolledo Gout, exsubsecretario de Relaciones Exteriores de México, señaló que
son tiempos aterradores para los pueblos, los mercados y para la vida cotidiana
de las personas en el globo entero.
En su ponencia “El lugar
geopolítico de México”, Rebolledo recomendó “menos ruido, más atención, mucho
más valor para el cambio o nos arrollará el carruaje del cartero interno y el
que pasa afuera”.
Esta es la verdadera coyuntura
para proyectar las reformas de fondo que parece necesitar el país y para
impulsar el realismo que debe inundar ahora a nuestra política exterior,
finalizó.
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Foto 1
Roberto Peña, Bernardo Sepúlveda y Juan Rebolledo
durante su participación en el Simposio y Seminario Internacional La
reorganización económica y espacial del orden mundial actual: una perspectiva
de la geopolítica, realizado en la FCPyS de la UNAM.
Foto 2
Si el operativo bélico contra Irak se prolongara por
un año, se estima que tendría un costo económico de mil 595 millones de
dólares, afirmó Bernardo Sepúlveda Amor, exsecretario de Relaciones Exteriores
de México. Lo acompaña Fernando Pérez Correa, director de la FCPyS de la UNAM.