13:30 hrs. Enero 17 de 2003


Boletín UNAM-DGCS-039

Ciudad Universitaria

 

Pies de fotos al final del boletín

 

SELECCIONA LA ONU A DOS EXPERTOS DE LA UNAM COMO INSPECTORES DE ARMAS QUÍMICAS EN IRAK

 

·        Ellos son Benjamín Ruiz Loyola y José Luz González Chávez, profesores de la Facultad de Química

·        El entrenamiento iniciará el próximo lunes en instalaciones de la Comisión de Naciones Unidas de Vigilancia, Verificación e Inspección (UNMOVIC), en Viena

 

 

Dos universitarios, Benjamín Ruiz Loyola y José Luz González Chávez, profesores de la Facultad de Química (FQ), han sido elegidos por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para recibir el entrenamiento que los convertirá en inspectores de armas químicas en Irak.

 

Dicho entrenamiento comenzará el próximo lunes en instalaciones de la Comisión de Naciones Unidas de Vigilancia, Verificación e Inspección (UNMOVIC), en Viena, y concluirá el 7 de febrero, fecha a partir de la cual quedarían a disposición de la ONU para pasar entre tres y seis meses en Irak trabajando como parte de los grupos de inspección de armas.

 

Al curso asistirán alrededor de 50 especialistas en las áreas de armas químicas, biológicas y nucleares de países como Italia, Australia, Austria, Hungría, Francia, Rusia, Argentina y Brasil, quienes fueron rigurosamente seleccionados, por su trayectoria y conocimiento, por representantes de dicha Comisión.

 

Ruiz Loyola mencionó que México tiene una intensa vocación pacifista, por lo cual no se trabaja con armamento químico. Además, “nuestro país no puede darse el lujo de desviar recursos para algo tan estúpido como fabricar armas de destrucción masiva”. La paz también es una vocación personal, reflejo de una actitud institucional.

 

Los universitarios cuentan con la capacidad necesaria. González Chávez participa en cursos de entrenamiento para inspectores desde 1993 y actualmente es uno de los 20 integrantes a escala mundial que forman parte de la Comisión de Confidencialidad de la Organización para la Prohibición de Armas Químicas (OPAQ), con sede en La Haya, Holanda.

 

En tanto, Ruiz Loyola tiene amplio conocimiento sobre la forma como se preparan, funcionan, analizan y actúan en el cuerpo estas sustancias, y colabora con la Coordinación de Seguridad, Prevención de Riesgos y Protección Civil de la FQ.

 

El curso, explicó este último, se dividirá en dos partes principales. La primera está dedicada a conocer la historia, el entorno social y la situación actual de Irak, “porque como extranjeros debemos respetar las costumbres de ese pueblo. Es importante que quienes tenemos la posibilidad de hacer un esfuerzo en pro de la paz desde el trabajo de inspección, poseamos un conocimiento amplio de aquel país”.

 

La segunda es “completamente técnica”, versa sobre armas químicas específicamente; es decir, se proporcionará un conocimiento más puntual de sus características. En su opinión, lo más novedoso será el aprendizaje de toma de muestras y de métodos potencialmente riesgosos utilizando trajes de protección adecuados, algunos de los cuales permiten la sobrevivencia hasta por 24 horas, así como procedimientos de descontaminación.

 

Todo ello servirá para definir el tipo de actividades que cada uno de los especialistas podrá realizar con mayor efectividad, de manera que se traduzca en un trabajo de equipo bien hecho. “Parecería una frase melodramática, pero la paz mundial queda en manos de los inspectores, por lo cual es necesaria una labor responsable y muy cuidadosa”.

 

González Chávez, agregó que dentro del entrenamiento se hablará mucho sobre las resoluciones que ha tomado Naciones Unidas en lo que respecta a Irak. Asimismo, precisó que en la parte práctica los expertos serán divididos por especialidades: armas químicas, biológicas y nucleares.

 

Benjamín Ruiz señaló que los inspectores comenzaron a trabajar en Irak en noviembre pasado, luego de la aprobación de la resolución 1441 sobre el desarme de Irak, aceptada por unanimidad por los 15 miembros del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.

 

A partir de entonces, la UNMOVIC percibió la necesidad de contar con más gente preparada, “porque hay mucho por inspeccionar y poco tiempo para hacerlo y obtener resultados reales, precisos y rápidos”.

 

En este tipo de labores, añadió José Luz González, “uno no trabaja solo, sino que se trata de grupos de inspectores donde con anterioridad se observan fotos satelitales, geología de los terrenos, en fin. Se trata complementar el trabajo de los expertos en las diversas disciplinas”.

 

Hans Blix, jefe de inspectores de armas de la Naciones Unidas deberá presentar un informe de las actividades desarrolladas por ese grupo y de sus conclusiones, con base en lo cual el Consejo de Seguridad optará por tomar una nueva resolución o continuar aplicando la 1441 y ampliando los plazos de inspección.

 

José Luz González opinó que es importante que no todos los inspectores sean de naciones poderosas como Estados Unidos, Inglaterra o Alemania. “Puedo asegurar que mi comportamiento y decisiones serán totalmente independientes de cualquier presión o intereses políticos o diplomáticos que puedan existir. Antes que nada están los principios”.

 

En el territorio iraquí, indicaron ambos expertos, se pretende tener conocimiento de productos químicos utilizados en la industria que puedan haber sido desviados para la producción de armas, como el etilenglicol, sustancia común que se utiliza como refrigerante en los radiadores de autos, para falsificar vinos o, en el peor de los casos, como materia prima para fabricar gas mostaza (el cual puede provocar toxicidad neurológica y gastrointestinal, entre otros daños).

 

 

Además, se buscarán directamente armas químicas: sarín, compuestos VX, gas mostaza, cianuro de hidrógeno, entre otros, y cualquier medio para diseminarlas como son los aerosoles, proyectiles de artillería, obuses o misiles balísticos de largo alcance.

 

Para realizar su trabajo, consideró Ruiz Loyola, los inspectores enfrentarán no sólo la actitud hostil de la población iraquí que se siente agredida, además de un lenguaje y costumbres completamente diferentes, sino temperaturas extremas.

 

La experiencia que se obtenga en el entrenamiento, dijo, dejará un grupo internacional preparado para cualquier eventualidad en otro país, tanto en apoyo de la ONU, como de alguna otra comisión u organización.

 

Refirió que haber sido seleccionado por ese organismo mundial es un orgullo. “Es una oportunidad representar a la Universidad y al país en una actividad en la cual se tiene capacidad a pesar de ser poco común en una nación pacifista como la nuestra. Es también una enorme responsabilidad que debo enfrentar de la mejor manera y un reconocimiento al trabajo de mucho tiempo”.

 

Esto demuestra que, a pesar de lo que se diga, no hay otra institución educativa en México tan importante, tan capaz y tan bien conformada como la UNAM; “universidades hay muchas, pero Universidad sólo la nuestra”.

 

Finalmente, el académico universitario destacó que un ataque con armas químicas implica no sólo poner en riesgo a los seres humanos, sino a todas las formas de vida. Eso no debe suceder, por lo que el trabajo que realizará como inspector de la ONU es importante “para mí, para el país y para todo el mundo”, y en ese sentido agradeció la oportunidad que la UNAM le ha brindado para desarrollarse.

 

En tanto, para González Chávez asistir a este curso representa un reto y una satisfacción personales. Es también un reconocimiento para el trabajo que se hace en esta institución. “Debe ser un orgullo para esta casa de estudios que en la selección, los dos mexicanos pertenezcamos a ella. Eso habla de su nivel”.

 

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PIES DE FOTO

 

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Benjamín Ruiz Loyola, profesor de la Facultad de Química, elegido por la ONU para recibir el entrenamiento que lo convertirá en inspector de armas químicas en Irak, aseguró que México tiene una intensa vocación pacifista, empero los universitarios tienen la capacidad para realizar tal labor.

 

 

Foto 2

 

El profesor de la Facultad de Química, José Luz González Chávez, señaló que la participación de ambos académicos es un reconocimiento para el trabajo que se hace en esa institución.