Boletín UNAM-DGCS-033
Ciudad Universitaria
SÓLO EL 10% DEL
TERRITORIO MEXICANO TIENE CONDICIONES ÓPTIMAS PARA EL DESARROLLO DE GANADO
BOVINO
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Juan Ruiz, académico de la FES Cuautitlán,
dijo que gran parte de los problemas de deforestación que padece el país se
deben a los ganaderos, quienes sacrifican bosques
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Propuso sistemas alternativos de producción
de alimento para animales basados en caña de azúcar y guaje
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Alejandro Ortiz, director de Ganadería de la
Secretaría de Desarrollo Agropecuario del Estado de México, sostuvo que el reto
de la tecnología es evitar el uso de sistemas de producción devastadores
Sólo el 10% del territorio mexicano tiene las condiciones
climatológicas (frío y humedad), que contribuyen al desarrollo adecuado del
ganado bovino, afirmó Juan Ruiz Cervantes, académico de la Facultad de Estudios
Superiores Cuautitlán (FESC).
México, como productor de bovinos, dispone de 30
millones 600 mil cabezas, según cifras de la Organización de las Naciones
Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO); sin embargo, “no es el
número sino la eficiencia en la cantidad de kilos de carne que genera, lo que
hace competitivo a un país en el sector”.
Dicha eficacia depende, en gran medida, de contar con sistemas y
tecnologías adecuados.
Durante la conferencia “Alternativas en los sistemas de alimentación en
bovinos de engorda, carne libre de promotores de crecimiento como las sales de
clenbuterol o cualquier otro anabólico”, celebrada como parte del tercer ciclo
de conferencias de la Cátedra de “Ciencia y Tecnología de la Carne”, mencionó
que en los últimos 20 años ha habido en el país un incremento en la producción
de carne
Sin embargo, añadió, “gran parte de los problemas de deforestación que
padecemos se deben particularmente a los ganaderos, quienes en su afán de
incrementar sus pastos sacrifican bosques”.
En el mundo se pierden cada día alrededor de cinco
millones de hectáreas de bosques. “Esto es parte de la complicidad de todos y
cada uno de nosotros; por ello, debemos comprometernos a conseguir mejor
ganancia y peso en los animales, pero sin sacrificar los recursos no
renovables”, e insistió en que los sistemas de producción deben ser
sustentables.
Informó
que el año pasado México dejó de exportar cuatro millones de toneladas de azúcar
debido a una sobreproducción “y mucha se quedó en pie”. Por ello, propuso
aprovechar la caña de azúcar como alimento para el ganado de engorda.
Explicó que ésta, por sí sola, no es apta para la
alimentación de los animales debido a que únicamente tiene entre 2.7 y 3.5% de
proteína; en cambio en Cuba han resuelto este problema con ayuda de un producto
denominado saccharina, utilizado desde hace varios años en aquella isla para
nutrir al ganado.
Con apoyo de investigadores del Instituto de
Ciencia Animal de La Habana, Ruiz Cervantes y sus colegas pusieron en práctica
el método en el estado de Tamaulipas, en 1996. Para aumentar el porcentaje de
proteínas de la caña de azúcar, se incluye la fermentación aeróbica de las
bacterias epifíticas que normalmente se encuentran en ella, lo cual exige
agregar un sustrato; “en este caso eligieron uno que resulta barato: la urea”.
También se le agregan minerales.
En el estudio realizado por Ruiz Cervantes se obtuvo un enriquecimiento
proteico de 14 a 16% en la caña; en ese entonces el costo por kilo de saccharina
fue de 60 centavos. Posteriormente, en otra investigación realizada en Jalisco,
el producto suministrado a ovinos en dietas balanceadas -donde la saccharina
representó el 60% del alimento- redituó en ganancias de peso de más de 190
gramos por día.
Comparada con una dieta clásica para engorda, como las utilizadas en el
Altiplano de nuestro país, la shaccharina sí funciona y es competitiva, además de que tiene la ventaja de poderse
almacenar en buenas condiciones durante seis meses, precisó el experto.
“En México, esta tecnología no se conoce; la saccharina es una opción
sobre todo para productores que, además de ganado de engorda, poseen caña de
azúcar.
Asimismo aseguró que el guaje o leucaena leucefala, leguminosa
originaria de México, “nunca se ha aprovechado al máximo”, ya que sus semillas,
también degustadas por humanos, “pueden ser la base de un banco de proteínas
que sirva para aumentar el peso del ganado”.
Por
ello, investigadores mexicanos y cubanos participaron, en 1994, en un programa
en el que se involucraron 60 ejidatarios e instituciones, entren ellos la
universidad y el gobierno del estado de Colima, con miras a solucionar un problema recurrente entre los ganaderos
de la zona: contar con alimento adecuado al rendimiento de sus animales.
El
ganado de pastoreo adquiere, en el mejor de los casos, de 500 a 600 gramos
diarios en época de lluvias; pero en tiempo de secas las condiciones cambian y
hay lugares donde la manada incluso pierde peso, dijo Ruiz Cervantes.
De ahí la importancia del producto mencionado, que contempla la
implantación de bancos de proteínas con base en el guaje. Esta planta perenne
brinda a los animales entre 28 y 34% de proteína, cualidad a la que se suma la
ventaja de que no requiere fertilización; aún más, dicha leguminosa sirve para
fertilizar el campo si se siembra asociado con una gramínea.
“Los dos
sistemas que propongo para elaborar alimento pueden sustentar diferentes tipos
de producción: ganado de carne, de leche, así como terneras para reproducción”,
finalizó.
Por su parte Alejandro Ortiz Oropeza, director de Ganadería de la
Secretaría de Desarrollo Agropecuario (Sedagro) del Estado de México, sostuvo
que la tecnología tiene como reto evitar el uso de sistemas de producción
devastadores sin perder de vista las exigencias del mercado.
En tal
sentido “hay que concientizar al productor en el sentido de que las condiciones
del mercado imponen las características del producto”, ya que de poco sirve
“hacer la mejor de las canales, si al final se tienen problemas de
comercialización debido a que los productos no se consumen”.
Durante
la conferencia “Importancia de la producción de ganado de carne en el Estado de
México” agregó que la obtención de este alimento es la actividad más diseminada
en el medio rural de esa entidad, pues se realiza en todas las regiones,
incluso en aquellas caracterizadas por condiciones climáticas adversas.
“También
es una forma de ahorro y capitalización de los campesinos, y en ocasiones un
factor económico que permite la subsistencia cuando la cosecha se ve diezmada”.
El
Estado de México produce anualmente 37 mil 84 toneladas de carne de bovino, de
un total a escala nacional de un millón
408 mil 618 toneladas, y ocupa el primer lugar en la producción de carne
de ovino con cinco mil 512 toneladas de las 33 mil 329 toneladas que se
obtienen en todo el país.
Sin
embargo, esta actividad enfrenta problemas como la descapitalización del sector
ganadero -originada por las variaciones económicas del país en la última
década; dificultad para acceder a créditos con tasas preferenciales, falta de
cultura crediticia y de visión empresarial; elevados costos de producción y
bajos niveles tecnológicos; poca calidad genética del ganado, e inadecuado
aprovechamiento de insumos, recursos forrajeros y esquilmos agrícolas.
Para
atender estos problemas, el gobierno estatal creó el Fideicomiso Ganadero del
Estado de México como un marco de operación para el Programa de Engorda
2000-2002. “Como estrategia inductora, brinda asistencia técnica y capacitación
personalizada; facilita el acceso a créditos con tasas preferenciales, y otorga
garantía fiduciaria del 20% y reintegro del 50% de intereses”, explicó.
El
programa ha beneficiado hasta la fecha a 671 pequeños productores y, mediante
él (en el período 2000-2002), se ha engordado a 38 mil 289 cabezas de ganado,
lo cual representa un estimado de 17 mil 230 toneladas de carne en pie,
concluyó Ortiz Oropeza.
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