06:00 hrs. Enero 13 de 2003


Boletín UNAM-DGCS-027

Ciudad Universitaria

 

 

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AUMENTA EL“RETORNO PERMANENTE” DE MIGRANTES MEXICANOS POR FALTA DE EMPLEO FIJO

 

 

·        Se ha establecido una modalidad de migración laboral denominada “retorno permanente”, según Hubert Cartón, del IIS

·        Seiscientos mil migrantes mexicanos se desplazaban en 1975 a otro punto del país a trabajar; ahora lo hacen más de un millón y medio

·        El 66% de ellos no llegan a los 24 años de edad, afirmó el investigador

 

En años recientes se ha establecido una modalidad de migración laboral denominada “retorno permanente”, en la que existe un vaivén de individuos entre su lugar de residencia en zonas subdesarrolladas y el sitio de trabajo en regiones desarrolladas, señaló Hubert Cartón de Grammont, del Instituto de Investigaciones Sociales (IIS).

 

Indicó que antes de la globalización, los traslados dentro de México y hacia Estados Unidos eran definitivos; las personas tendían a establecerse de forma duradera, porque esto les representaba la posibilidad de obtener un empleo fijo y salir de la pobreza.

 

“Los menos pobres son los que logran migrar a Estados Unidos, aunque el costo para llegar a este país, es relativamente alto; se estima que está entre mil y 2 mil dólares saliendo desde México. Pero hoy en día, constatamos que existen nuevos sistemas de contratación, de préstamos por parte de coyotes, que permiten a la gente que no logra juntar esta cantidad de dinero, migrar al país del norte”, agregó.

 

De acuerdo al investigador, algunos coyotes ofrecen trasladar a los migrantes mediante pagos diferidos; es decir, a cambio de una mínima cantidad – a veces 500 dólares – los instalan en un determinado trabajo en Estados Unidos y una vez ubicados, les dan un tiempo razonable para pagar el resto.

 

Además, “las medidas de seguridad que se tienen en la frontera no impiden que los migrantes logren desplazarse de México al país del norte. Las personas corren cada vez más riesgos y cruzan por lugares más peligrosos y menos vigilados”.

 

Lo anterior, dijo, combinado con la precariedad del mercado de trabajo limita la posibilidad de los migrantes para ausentarse indefinidamente de su residencia original y ubicarse en los sitios laborales, de ahí que se muevan sólo en temporadas en las que se requiere mano de obra.

 

Durante la mesa “Migraciones, presiones demográficas y zonas marginadas: la distribución espacial de la pobreza y las oportunidades”, realizada en el Instituto de Investigaciones Filosóficas, reconoció: aunque el abandono del lugar de nacimiento aún se da, el “retorno permanente” es más frecuente y ya ha influido en los estilos de vida y de trabajo.

 

Añadió que en 1975 se calculaba que había 600 mil migrantes nacionales laborando en el campo mexicano fuera de su sitio de origen y hoy lo hace más de millón y medio, quienes luego de algunos meses regresan a su región.

 

La mayor parte de estos jornaleros está constituida por jóvenes. El 16% de ellos tiene menos de 12 años; el 42% no ha cumplido 15 y el 8% es menor de 24; es decir, que el 66% no llega a las tres décadas de vida, informó Hubert Cartón.

 

El investigador apuntó que, antes, los flujos de personas salían sobre todo de Oaxaca y Guerrero para dirigirse a estados del noroeste, donde se ubican las grandes empresas agroindustriales. Y los lugares desde donde partían hacia Estados Unidos eran fundamentalmente Guanajuato, Jalisco, Chihuahua, Michoacán, Durango y Zacatecas.

 

 

En la actualidad, puntualizó, estos movimientos de connacionales se hacen desde cualquier región -ya sea del campo o de las grandes ciudades- para trasladarse a otra entidad del país o a Estados Unidos, principalmente a California, donde se contrata a más de un millón de jornaleros por año: 500 mil de ellos residen en este lugar, y el resto vive en México pero cruza cada año la frontera para trabajar por un tiempo y regresar después. La mayoría son ilegales.

 

Cartón de Grammont destacó la relación que hay entre migración y hambre. Esta última se da en tres niveles: el primero se refiere a la pobreza extrema, la cual viven personas que no logran el éxodo; el segundo se localiza entre quienes consiguen desplazarse dentro del país, y un tercero correspondería a quienes se encuentran en mejor situación para salir hacia Estados Unidos.

 

Los problemas sociales se manifiestan principalmente en el sector migrante de retorno, aseguró el investigador, pues sus integrantes trabajan en condiciones infrahumanas; arriesgan la vida cada vez que cruzan la frontera  y subsisten de manera precaria en Estados Unidos.

 

En el país del norte los jornaleros legales agrícolas ganan de cinco mil a siete mil 500 dólares anuales, y los ilegales obtienen menos de cinco mil dólares por año, denunció Hubert Cartón.

 

Dijo que hoy en día se desplazan familias enteras, pues la demanda de su fuerza de trabajo es mayor debido a la modernización y tecnificación del campo, sin importar sexo ni edad, cuando anteriormente los hombres emigraban solos.

 

Las personas que parten de su lugar de residencia en busca de un empleo, constituyen una “población perfectamente integrada al mercado de trabajo nacional e internacional vía los flujos de migración de retorno. Ésta es una palanca de riqueza para las compañías transnacionales que necesitan dicho tipo de población", abundó el especialista.

 

De acuerdo con investigaciones al respecto, concluyó Cartón, hay dos situaciones que impiden la lucha contra la pobreza de los migrantes: su invisibilidad social – pues su situación real no se ha registrado-, así como el racismo –en nuestro país prevalece la discriminación contra las personas indígenas o con rasgos que se les asemejen.

 

 

 

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En años recientes se ha establecido una modalidad de migración laboral denominada “retorno permanente”, en la que existe un vaivén de individuos entre su lugar de residencia en zonas subdesarrolladas y el sitio de trabajo en regiones desarrolladas, afirmó Hubert Cartón de Grammont, del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM.