Boletín UNAM-DGCS-026
Ciudad Universitaria
Pies de fotos al final del boletín
PREMIAN A
UNIVERSITARIOS EN EL 6º CONCURSO NACIONAL JUVENIL DE ENSAYO SOBRE DERECHOS HUMANOS
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Un tesista y un estudiante de las facultades
de Psicología y Derecho, respectivamente, fueron los galardonados
·
El sistema jurídico mexicano debe cambiar su fundamento filosófico, plantea Veloz Espejel
·
Roberto Neria dice que el derecho a la diversidad sexual
tiene que ser legislado
Víctor Veloz Espejel y Roberto
Neria, tesista y estudiante de la Universidad Nacional, respectivamente,
obtuvieron el primer y segundo lugar, categorías B y A, del 6º Concurso
Nacional Juvenil de Ensayo sobre Derechos Humanos 2002. Los títulos de sus
trabajos son Las controversias constitucionales en materia indígena y el convenio
169 de la OIT, así como Tolerancia y diversidad sexual en el ámbito de los
derechos humanos.
De acuerdo con Veloz Espejel, quien estudió en la
Facultad de Derecho, el constitucionalismo mexicano tiene que estar preparado
ante la cuarta generación de derechos humanos: los difusos o transpersonales
(ambientales, sexuales, a la intervención humanitaria, a la paz y a la
información).
Por ello, en su ensayo plantea que el sistema jurídico
mexicano debe cambiar su fundamento filosófico. “El iuspositivismo impide, con
sus rígidas reglas de creación, aplicación e interpretación, la exacta
legislación acorde al espíritu nacional”.
En el contexto de la reforma del Estado y de la revisión
integral de la Constitución, el pluralismo cultural tiene que pasar a ser un
pluralismo jurídico, pero que observe las decisiones políticas fundamentales,
opinó.
El Constituyente Permanente (por decreto promulgado el 27
de enero de 1992) adicionó un primer párrafo al artículo 4 constitucional con
el fin de adecuar el derecho nacional al orden social dinámico, incluyendo la
materia indígena.
Luego, por decreto promulgado el 3 de agosto de 2001 y
publicado el 14 del mismo mes en el Diario Oficial de la Federación, se
hicieron otras modificaciones. En contra de esta reforma, llamada “ley
indígena”, se interpusieron 330 controversias, alegando que no se apegaba al
espíritu nacional y era disconforme con la Constitución.
Se argumentó que el Convenio 169 de la Organización
Mundial del Trabajo (OIT) sobre Pueblos Indígenas y Tribales en Países
Independientes reconoce el derecho de participación de esos pueblos en todo
proceso legislativo y en el diseño de las políticas públicas que vayan a
regularlos jurídicamente, mismo que no fue respetado.
Más tarde, en sesión plenaria de la Suprema Corte de
Justicia de la Nación, el 6 de septiembre de 2002, fueron resueltas las 330
controversias constitucionales en materia indígena; se declaró su improcedencia
por una votación de ocho a favor y tres en contra, lo cual impidió “entrar al
fondo del asunto”.
Por ello, Veloz Espejel decidió tratar de establecer cómo
hubiera resuelto el caso la Suprema Corte. “Se alegó que para la reforma
constitucional no fueron consultados los pueblos indígenas. Yo respondo que no
tenía por qué habérseles considerado porque se trata de una reforma
constitucional, no de la elaboración de una ley”.
Asimismo, dijo el egresado universitario, los países
-entre ellos México- se dirigen a la integración, pero no podrán insertarse en
esa dinámica mundial si tienen conflictos dentro de su derecho nacional;
primero es necesario superarlos.
“El sistema jurídico mexicano no debe enfrascarse en la
resolución de los problemas presentes, sino elaborar una filosofía para
prevenir futuros conflictos”, concluyó.
Por otra parte, Roberto Neria
Mejía afirma que el derecho a la diversidad sexual requiere ser legislado,
reconocido y garantizado por el Estado; todos debemos ejercer nuestra
sexualidad sin dañar a terceros.
En su ensayo plantea la necesidad
de que las leyes protejan los estilos de vida de las personas con diferentes
expresiones de la sexualidad, quienes tienen que lidiar con la autoaceptación,
la discriminación, las creencias religiosas, el contexto social y todos
aquellos aspectos que los obligan a ser heterosexuales.
Señaló que la sexualidad no
implica necesariamente reproductividad, ya que ésta “es un proceso biológico
que tiene que ver con la herencia genética y la conservación de la especie,
pero la sexualidad rebasa a la biología para ubicarse en una esfera
biopsicosocial. Es algo innato”.
Para Neria, la aportación
principal de su ensayo es darle realce a los derechos humanos de la cuarta
generación (en este caso sexualidad diversa). Lo que se busca es que las
personas que expresan su sexualidad de otra forma, tengan la posibilidad de
salir a la calle sin miedos, sin señalamientos y de ser felices, añadió.
Un punto original de su
trabajo, afirmó, es el relacionado con las obligaciones que deben asumir las
personas cuya expresión sexual difiere de la socialmente aceptada
–heterosexualidad–, ya que no sólo basta con respetar y defender sus derechos.
Por ello el lema que emplea
es: “Todos tenemos en común ser diferentes”. Es decir, aunque en el marco de
los derechos humanos todos somos iguales, manifestamos diferentes necesidades
de acuerdo a nuestra elección sexual, indicó.
En su ensayo propone además
que se construyan centros de divulgación, foros, así como que se haga
investigación con el fin de que estas personas conozcan y se informen sobre su
condición.
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FOTO 1
El tesista de la Facultad de Derecho de la UNAM Víctor
Veloz Espejel obtuvo el primer lugar, en la categoría B, del 6º Concurso
Nacional Juvenil de Ensayo sobre Derechos Humanos 2002. Su trabajo: “Las
controversias constitucionales en materia indígena y el convenio 169 de la OIT
y Tolerancia y Diversidad Sexual en el Ambito de los Derechos Humanos”.
FOTO 2
Con el trabajo “Tolerancia y Diversidad Sexual en el
Ambito de los Derechos Humanos”, Roberto Neria, estudiante de la Facultad de
Psicología de la UNAM, ganó el segundo lugar de la categoría A del 6º Concurso
Nacional Juvenil de Ensayo sobre Derechos Humanos 2002.