06:00 hrs. Enero 05 de 2003


Boletín UNAM-DGCS-009

Ciudad Universitaria

 

Pies de fotos al final del boletín

 

LOS PADRES GOLPEADORES SON FRUSTRADOS, NEURÓTICOS O  DEPRESIVOS

 

·        Bajo el porcentaje de niños que no son maltratados, advirtió la psicóloga de la UNAM, Yolanda Martínez y Aguilar

·        La mayor parte de las víctimas es menor de tres años, señaló

·        Los padres golpeadores muy probablemente fueron menores que recibieron malos tratos

 

Aunque no existe un perfil definido del padre o madre golpeador, algunos rasgos indican que se trata, mayormente, de individuos jóvenes, frustrados, con personalidades frágiles y neuróticas, posibles víctimas de malos tratos y que en ocasiones presentan tendencias depresivas o suicidas y no se caracteriza por alguna distinción en el estrato social, advirtió la psicóloga Yolanda Martínez y Aguilar, académica de la UNAM.

 

De acuerdo con los criterios de esta especialista, se entiende por maltrato la violencia física intencional o la abstención voluntaria de los cuidados por parte de  los padres o adultos hacia los niños que están a su cargo. Estas situaciones pueden devenir en maltratos, heridas o incluso en la muerte.

No hay cifras precisas, señaló la universitaria, pero dadas las condiciones de las familias actuales puede decirse que es muy bajo el porcentaje de niños que no son maltratados, si se consideran los abusos físicos, morales, psicológicos y de abandono, entre otros.

 

Los responsables del maltrato, apuntó,  son generalmente los padres, entre los cuales existe una complicidad más o menos consciente. En la mayoría de las ocasiones en que se da este fenómeno, uno de ellos es el autor directo de la violencia, mientras que el otro la favorece con su silencio.

 

La psicoanalista, experta en niños y adolescentes, explicó que la   violencia contra el menor puede generarse por sujetos bien integrados socialmente, de apariencia “normal” o por personas desfavorecidas o marginadas.

 

La frecuencia del maltrato infantil, dijo, es mucho más común de lo que se supone y la mayor parte de las víctimas es menor de tres años.

 

La reincidencia es la regla y, por ello, un menor en condición de maltrato corporal está casi siempre en peligro; la mortalidad no es excepcional y las secuelas son numerosas: ortopédicas, neurológicas y principalmente mentales. La mayor parte de los niños maltratados  presenta trastornos en su estado general asociados o no a lesiones traumáticas, y presenta trastornos en el comportamiento lo que lo puede hacer parecer desconfiado o temeroso, indicó.

 

Muchos de ellos pertenecen a familias altamente desfavorecidas en el ámbito socioeconómico y cultural, destrozadas por las malas condiciones de vida, bajo nivel escolar, desempleo, desarraigo y hacinamiento, en las cuales prevalece la promiscuidad.

 

En estos núcleos sociales aparecen numerosas situaciones como la inestabilidad de la relación conyugal, los concubinatos sucesivos, las madres solteras o abandonadas; todas estas condiciones se reúnen en las llamadas “familias de riesgos múltiples”.

 

Sin embargo, recalcó Martínez y Aguilar, el maltrato aparece en todas las clases socioeconómicas, y se pueden distinguir dos órdenes de condiciones psicológicas: las descompensaciones episódicas y las personalidades anormales.

 

Las primeras están  frecuentemente ligadas a circunstancias  precisas, como condiciones familiares precarias, nacimiento inoportuno de un nuevo miembro o agotamiento psíquico y moral que desborda a los integrantes, como en parejas alcohólicas o toxicómanas.

 

Las descompensaciones episódicas son características de personalidades frágiles, sobre todo neuróticas, por lo que los abusos hacia el niño son irregulares e intermitentes.

 

Asimismo, se encuentra entre los padres violentos a  personalidades portadoras de graves anomalías de carácter. Los rasgos más sobresalientes son: la inafectividad y la ausencia de culpabilidad, la intolerancia a la frustración, así como la “frigidez del amor maternal”.

 

Existe en estos individuos, agregó, una incapacidad fundamental para envolver al niño en afecto, percibir sus reacciones y sus necesidades, incluso las más elementales. La desnutrición en algunos casos es el resultado de una incoherencia psicótica o una debilidad de carácter profunda en los padres.

 

Con frecuencia son personalidades que asumen principios educativos rígidos y exigen incluso de un bebé conductas ejemplares. Su percepción desviada de la realidad de un lactante, por ejemplo, los conduce a una interpretación casi persecutoria de sus comportamientos. También, pueden lastimar al niño con actitudes agresivas hacia ellos, es decir, por ejemplo gritar en la noche a propósito para despertarlos.

 

En algunos casos prevalece la pulsión del dominio ejercida sobre el menor a través de dicha educación rígida, con preceptos escrupulosos de limpieza y orden, así como la exigencia de “portarse bien sin fallar”. Esto se inscribe con frecuencia en el marco de un carácter obsesivo.

 

También entre los comportamientos patológicos de esos padres, los cuales golpean selectivamente a sus hijos, está la actitud de algunos que estimulan positivamente aquellos niños que no son propios.

 

Asimismo, pueden mostrar una intolerancia a los procesos de separación-individualización, manifestadas en posiciones violentas hacia los especialistas o educadores que favorecen los movimientos de la autonomía de los infantes.

 

El tema del maltrato infantil, dijo, es difícil de precisar porque se encubre con frecuencia como parte de un proceso educativo y se justifica.

Otro factor desencadenante del maltrato infantil puede ser el desempleo. Las madres o padres se vuelven hostiles con los hijos, porque los niños son la expresión de las necesidades.

 

Añadió que generalmente los padres golpeadores fueron maltratados, y viven un proceso regresivo en donde lo que surge inconscientemente en ellos es justamente el niño que llevan dentro.

 

Estos padres comúnmente son incapaces de tratar al niño con dignidad, de llenarlo de su ternura; en pocas palabras, de desarrollar su paternidad, tendencia que el hombre y la mujer tienen por naturaleza.

 

El maltrato infantil, finalizó, es un problema que actualmente se aborda en todo el mundo.

 

 

 

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PIES DE FOTO

 

Foto 1

 

La psicoanalista de la UNAM, Yolanda Martínez y Aguilar explicó que la  violencia contra el menor puede surgir lo mismo en sujetos bien integrados socialmente, en apariencia “normales”, que en personas desfavorecidas o marginadas.

 

Foto 2

 

Generalmente, los padres golpeadores fueron maltratados y viven un proceso regresivo, en donde lo que surge inconscientemente en ellos es justamente el niño que llevan dentro, señaló la profesora de la UNAM, Yolanda Martínez y Aguilar.