Boletín UNAM-DGCS-001
Ciudad Universitaria
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final del boletín
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Padece cada uno de estos dos trastornos del
sueño el 10% de la población en el país, de acuerdo con datos de la Clínica de
Trastornos del Sueño de la UNAM
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Cuando el insomnio es por dependencia de
hipnóticos, se convierte en un grave problema de salud pública
El ronquido y el insomnio,
registrados cada uno en 10% de la población nacional, son alteraciones del
sueño que pueden provocar riesgosas complicaciones.
En la Clínica de Trastornos
del Sueño de la Universidad Nacional se cuenta con información que permite
establecer que a estas alteraciones se les otorga poca importancia, porque se
desconocen sus consecuencias y hay muchos mitos en torno a ellas.
Todos los trastornos del
sueño, cuando se vuelven crónicos, son peligrosos para la salud, pero tienen
solución. A pesar de que en la Clínica se atienden personas con alguna de las
alteraciones conocidas, los padecimientos más comunes son el ronquido y el
insomnio.
Con base en datos de este
instituto, la apnea o ronquido se identifica cuando la persona tiene
somnolencia excesiva o cansancio durante el día, que no corresponde con su
actividad. Un mito sobre esta alteración del sueño es la creencia de que es
normal y la única molestia que ocasiona es el ruido que se emite.
Las personas que roncan por
años y no fueron tratadas son susceptibles a enfermedades vasculares y a
derrames cerebrales; asimismo, a embolias o problemas cardiacos como el infarto
al miocardio.
En la actualidad, se sabe que
el ronquido produce una alteración llamada síndrome de apnea obstructiva de
sueño. Esto es, pausas respiratorias durante el sueño que dificultan el paso
del aire y que sólo les sucede a las personas cuando están dormidas.
El ronquido es consecuencia
del crecimiento de los tejidos en las estructuras de la aurofaringe, la úvula,
el paladar blando, la lengua y las amígdalas. Al relajarlos en las distintas
etapas de sueño caen y obstaculizan el paso del aire, lo que produce la fuerte
vibración.
Cuando el problema se
acrecienta, la persona deja de respirar varias veces en la noche. Con ello y
sin que se dé cuenta, el paciente ronca más fuerte; es decir, rompe las pausas
respiratorias con un sonido estridente.
Como consecuencia, el sueño
del roncador se mantiene superficial y disminuyen en forma considerable las
etapas del más profundo
–responsables del descanso–, lo que propicia que estas personas tengan
ganas de dormir durante el día; de ahí que este hecho sea la segunda causa de
accidentes automovilísticos y laborales después del alcoholismo.
El ronquido tiene diferentes
grados de severidad: leve, cuando las personas dejan de respirar no más de 15
veces por hora de sueño; moderado, al dejar de hacerlo hasta 25 veces, y
severo, cuando se emiten arriba de 25 ronquidos en el mismo lapso.
En los casos graves, las
personas dejan de respirar más de 100 veces por hora de sueño. Esto ocasiona
demasiadas ganas de dormir durante el día. Otros síntomas son: disminución de
la memoria y la atención, así como dificultad para adquirir nuevos
conocimientos. También se inhibe la libido.
El principal factor de riesgo
para adquirir el hábito de roncar es el sobrepeso, aunque hay casos de personas
afectadas cuyo peso es normal o bajo; por otra parte, roncan más los hombres
que las mujeres.
El sexo femenino ronca tanto
como los varones sólo después de la menopausia, debido a un efecto hormonal. Si
lo hacen antes de este proceso, desarrollarán apnea después del mismo.
También existe la apnea
infantil, esto es, niños roncadores, los cuales también son atendidos en la
Clínica.
El tratamiento para erradicar
la apnea de sueño tiene que ver con el grado de severidad del trastorno: si es
leve, es suficiente el control de peso y una prótesis de avance mandibular, que
es un dispositivo bucal. Permite que la mandíbula se adelante unos milímetros
para que el aire pase sin dificultad.
Cuando el problema es
moderado, se realiza un estudio al paciente para definir el número de veces que
deja de respirar. Luego se le coloca un equipo al que, por sus siglas en
inglés, se le conoce con la abreviatura CPAP, y es la técnica más eficaz
empleada en la actualidad para controlar estos problemas respiratorios.
El CPAP es un generador de
presión de aire que se conecta mediante una manguera y, a través de una
mascarilla nasal, se pone en la nariz del paciente. Se gradúa la presión hasta
que la persona deja de roncar, respira bien y sus niveles de oxígeno se
estabilizan. A partir de ese momento, el paciente debe dormir todas las noches
con el equipo puesto.
Cuando el mal es severo, la
tercera y última opción es la cirugía en los tejidos blandos de la vía aérea
superior de la persona, llamada uvulopalatofaringoplastia, mediante la cual se
amplía el espacio por el que circula el aire y los pacientes respiran mejor.
Por otro lado, y según
informes de la Clínica, la dificultad de conciliar el sueño es un trastorno de
suma importancia. Tiene 20 causas probables, entre ellas problemas ambientales;
el hecho de vivir en una ciudad, calle o lugar muy ruidoso; cuestiones de
altitud, así como factores socio–económicos.
Hay gran desconocimiento de este
trastorno entre la población en general
e, incluso, en el sector médico. Es en el adulto joven en quien comienzan a
presentarse las formas más comunes de esta alteración, tanto como la
somnolencia diurna. Ambas permanecen durante todo el desarrollo de los
individuos.
Se dice que por lo general es
el anciano o viejo quien lo padece y no siempre es así. Algunos de ellos tienen
el llamado trastorno del ritmo circadiano: como consecuencia de la inactividad
se duermen muy temprano y, por ende, se levantan en la madrugada. Con ello
tienen cubierta su necesidad de sueño, pero se quejan de no dormir.
En muchos casos, el insomnio
se relaciona con el ronquido. La persona se despierta con este sonido sin darse
cuenta de la causa, lo que la hace sentir que no duerme.
El problema respiratorio se
agrava cuando una persona ronca y toma medicamentos para dormir. Tan sólo el
hecho de roncar es contraindicación absoluta en el uso de cualquier fármaco
para conciliar el sueño.
A la Clínica de Trastornos del
Sueño acude este tipo de personas, las cuales no pueden resolver su situación.
Empero hay varias formas de insomnio y es indispensable identificar la causa en
cada paciente.
Cuando los individuos no son
roncadores y durante años tienen problemas de insomnio, por lo regular toman
medicamentos para dormir. Con el tiempo, este hábito les provoca un gran
problema, pues disminuyen de manera selectiva las etapas profundas de sueño y
aumentan el ligero, que abarca hasta el 60% de sus noches. Así, sienten que no
duermen.
Las etapas tres y cuatro del
sueño son las responsables del descanso. Los medicamentos hipnóticos las
reducen, motivo por el cual después de un tiempo –cerca de seis meses– los
insomnes ya no descansan: cambian de somníferos, aumentan la dosis y, con esto,
caen con facilidad en el insomnio por dependencia y tolerancia a hipnóticos, lo
que se convierte en un grave problema de salud.
La forma más frecuente de
insomnio es la psicofisiológica, cuando la persona desarrolla malos hábitos que
le impiden dormir en forma adecuada: consume cantidades importantes de
estimulantes durante el día, sustancias de uso común como los refrescos de
cola, café, cigarrillos, chocolates y la mayoría de los tés.
Los insomnes hacen intentos
desesperados por recuperar el tiempo de descanso y pasan demasiado en cama.
Como en el día sólo tienen sueño ligero, sienten que no duermen.
Por ello con frecuencia tratan
de dormir mucho el fin de semana. Esto también afecta sus ritmos circadianos
debido a que, como el ciclo sueño–vigilia sucede cada 24 horas, si se modifica
se complica el problema.
Todas las personas adultas
despiertan en promedio cinco veces en una noche tengan o no alteraciones de
sueño, pero en menos de un minuto se vuelven a dormir, y por eso casi no se dan
cuenta. El insomne, cada vez que despierta ve el reloj y mide el tiempo, hecho
que -de nuevo- lo hace sentir que no duerme.
En la clínica se recomiendan
varias medidas de higiene de sueño: recetar los medicamentos adecuados para
cada persona, después de un diagnóstico; controlar la cantidad de estimulantes
que se ingieren al día y los horarios de sueño, así como evitar descansos
diurnos.
También no hacer ejercicio las
horas previas a la noche, ya que esto aumenta el metabolismo y -con ello- el
estado de alerta, lo que retrasa el inicio del sueño; erradicar cenas
abundantes y una gran ingesta de líquidos, para no condicionar a la persona a
levantarse al baño varias veces. Asimismo, se retiran de su habitación la
televisión, el radio y los relojes.
La Clínica de Trastornos del
Sueño informa, finalmente, que en las grandes ciudades como la de México hay
personas privadas de sueño de manera crónica. Las que están en edad productiva
duermen en promedio seis horas y, al día siguiente, padecen todos los síntomas
de una persona roncadora.
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PIES DE FOTO
FOTO 1
El ronquido y el insomnio son dos
alteraciones del sueño riesgosas para la salud, y cada una se registra en el
10% de la población, según datos de la Clínica de Trastornos del Sueño.
De acuerdo con datos de la Clínica de Trastornos del
Sueño de la UNAM, cuando el insomnio se recrudece por dependencia de hipnóticos
se convierte en un grave problema de salud pública.