06:00 hrs. Enero 01 de 2003


Boletín UNAM-DGCS-001

Ciudad Universitaria

 

 

 

Pies de fotos al final del boletín

 

 

RONQUIDO E INSOMNIO, ALTERACIONES DEL SUEÑO RIESGOSAS PARA LA SALUD

 

 

 

·        Padece cada uno de estos dos trastornos del sueño el 10% de la población en el país, de acuerdo con datos de la Clínica de Trastornos del Sueño de la UNAM

·        Cuando el insomnio es por dependencia de hipnóticos, se convierte en un grave problema de salud pública

 

 

 

El ronquido y el insomnio, registrados cada uno en 10% de la población nacional, son alteraciones del sueño que pueden provocar riesgosas complicaciones.

 

En la Clínica de Trastornos del Sueño de la Universidad Nacional se cuenta con información que permite establecer que a estas alteraciones se les otorga poca importancia, porque se desconocen sus consecuencias y hay muchos mitos en torno a ellas.

 

Todos los trastornos del sueño, cuando se vuelven crónicos, son peligrosos para la salud, pero tienen solución. A pesar de que en la Clínica se atienden personas con alguna de las alteraciones conocidas, los padecimientos más comunes son el ronquido y el insomnio.

 

 

El ronquido: más que una molestia

 

Con base en datos de este instituto, la apnea o ronquido se identifica cuando la persona tiene somnolencia excesiva o cansancio durante el día, que no corresponde con su actividad. Un mito sobre esta alteración del sueño es la creencia de que es normal y la única molestia que ocasiona es el ruido que se emite.

 

Las personas que roncan por años y no fueron tratadas son susceptibles a enfermedades vasculares y a derrames cerebrales; asimismo, a embolias o problemas cardiacos como el infarto al miocardio.

 

En la actualidad, se sabe que el ronquido produce una alteración llamada síndrome de apnea obstructiva de sueño. Esto es, pausas respiratorias durante el sueño que dificultan el paso del aire y que sólo les sucede a las personas cuando están dormidas.

 

El ronquido es consecuencia del crecimiento de los tejidos en las estructuras de la aurofaringe, la úvula, el paladar blando, la lengua y las amígdalas. Al relajarlos en las distintas etapas de sueño caen y obstaculizan el paso del aire, lo que produce la fuerte vibración.

 

Cuando el problema se acrecienta, la persona deja de respirar varias veces en la noche. Con ello y sin que se dé cuenta, el paciente ronca más fuerte; es decir, rompe las pausas respiratorias con un sonido estridente.

 

Como consecuencia, el sueño del roncador se mantiene superficial y disminuyen en forma considerable las etapas del más profundo            –responsables del descanso–, lo que propicia que estas personas tengan ganas de dormir durante el día; de ahí que este hecho sea la segunda causa de accidentes automovilísticos y laborales después del alcoholismo.

 

El ronquido tiene diferentes grados de severidad: leve, cuando las personas dejan de respirar no más de 15 veces por hora de sueño; moderado, al dejar de hacerlo hasta 25 veces, y severo, cuando se emiten arriba de 25 ronquidos en el mismo lapso.

 

En los casos graves, las personas dejan de respirar más de 100 veces por hora de sueño. Esto ocasiona demasiadas ganas de dormir durante el día. Otros síntomas son: disminución de la memoria y la atención, así como dificultad para adquirir nuevos conocimientos. También se inhibe la libido.

 

El principal factor de riesgo para adquirir el hábito de roncar es el sobrepeso, aunque hay casos de personas afectadas cuyo peso es normal o bajo; por otra parte, roncan más los hombres que las mujeres.

 

El sexo femenino ronca tanto como los varones sólo después de la menopausia, debido a un efecto hormonal. Si lo hacen antes de este proceso, desarrollarán apnea después del mismo.

 

También existe la apnea infantil, esto es, niños roncadores, los cuales también son atendidos en la Clínica.

 

El tratamiento para erradicar la apnea de sueño tiene que ver con el grado de severidad del trastorno: si es leve, es suficiente el control de peso y una prótesis de avance mandibular, que es un dispositivo bucal. Permite que la mandíbula se adelante unos milímetros para que el aire pase sin dificultad.

 

Cuando el problema es moderado, se realiza un estudio al paciente para definir el número de veces que deja de respirar. Luego se le coloca un equipo al que, por sus siglas en inglés, se le conoce con la abreviatura CPAP, y es la técnica más eficaz empleada en la actualidad para controlar estos problemas respiratorios. 

 

El CPAP es un generador de presión de aire que se conecta mediante una manguera y, a través de una mascarilla nasal, se pone en la nariz del paciente. Se gradúa la presión hasta que la persona deja de roncar, respira bien y sus niveles de oxígeno se estabilizan. A partir de ese momento, el paciente debe dormir todas las noches con el equipo puesto.

 

Cuando el mal es severo, la tercera y última opción es la cirugía en los tejidos blandos de la vía aérea superior de la persona, llamada uvulopalatofaringoplastia, mediante la cual se amplía el espacio por el que circula el aire y los pacientes respiran mejor.

 

El insomnio no se resuelve con fármacos

 

Por otro lado, y según informes de la Clínica, la dificultad de conciliar el sueño es un trastorno de suma importancia. Tiene 20 causas probables, entre ellas problemas ambientales; el hecho de vivir en una ciudad, calle o lugar muy ruidoso; cuestiones de altitud, así como factores socio–económicos.

 

Hay gran desconocimiento de este trastorno entre la población  en general e, incluso, en el sector médico. Es en el adulto joven en quien comienzan a presentarse las formas más comunes de esta alteración, tanto como la somnolencia diurna. Ambas permanecen durante todo el desarrollo de los individuos.

 

Se dice que por lo general es el anciano o viejo quien lo padece y no siempre es así. Algunos de ellos tienen el llamado trastorno del ritmo circadiano: como consecuencia de la inactividad se duermen muy temprano y, por ende, se levantan en la madrugada. Con ello tienen cubierta su necesidad de sueño, pero se quejan de no dormir.

 

En muchos casos, el insomnio se relaciona con el ronquido. La persona se despierta con este sonido sin darse cuenta de la causa, lo que la hace sentir que no duerme.

 

El problema respiratorio se agrava cuando una persona ronca y toma medicamentos para dormir. Tan sólo el hecho de roncar es contraindicación absoluta en el uso de cualquier fármaco para conciliar el sueño.

 

A la Clínica de Trastornos del Sueño acude este tipo de personas, las cuales no pueden resolver su situación. Empero hay varias formas de insomnio y es indispensable identificar la causa en cada paciente.

 

Cuando los individuos no son roncadores y durante años tienen problemas de insomnio, por lo regular toman medicamentos para dormir. Con el tiempo, este hábito les provoca un gran problema, pues disminuyen de manera selectiva las etapas profundas de sueño y aumentan el ligero, que abarca hasta el 60% de sus noches. Así, sienten que no duermen.

 

 

Las etapas tres y cuatro del sueño son las responsables del descanso. Los medicamentos hipnóticos las reducen, motivo por el cual después de un tiempo –cerca de seis meses– los insomnes ya no descansan: cambian de somníferos, aumentan la dosis y, con esto, caen con facilidad en el insomnio por dependencia y tolerancia a hipnóticos, lo que se convierte en un grave problema de salud.

 

La forma más frecuente de insomnio es la psicofisiológica, cuando la persona desarrolla malos hábitos que le impiden dormir en forma adecuada: consume cantidades importantes de estimulantes durante el día, sustancias de uso común como los refrescos de cola, café, cigarrillos, chocolates y la mayoría de los tés.

 

Los insomnes hacen intentos desesperados por recuperar el tiempo de descanso y pasan demasiado en cama. Como en el día sólo tienen sueño ligero, sienten que no duermen.

 

Por ello con frecuencia tratan de dormir mucho el fin de semana. Esto también afecta sus ritmos circadianos debido a que, como el ciclo sueño–vigilia sucede cada 24 horas, si se modifica se complica el problema.

 

Todas las personas adultas despiertan en promedio cinco veces en una noche tengan o no alteraciones de sueño, pero en menos de un minuto se vuelven a dormir, y por eso casi no se dan cuenta. El insomne, cada vez que despierta ve el reloj y mide el tiempo, hecho que -de nuevo- lo hace sentir que no duerme.

 

En la clínica se recomiendan varias medidas de higiene de sueño: recetar los medicamentos adecuados para cada persona, después de un diagnóstico; controlar la cantidad de estimulantes que se ingieren al día y los horarios de sueño, así como evitar descansos diurnos.

 

También no hacer ejercicio las horas previas a la noche, ya que esto aumenta el metabolismo y -con ello- el estado de alerta, lo que retrasa el inicio del sueño; erradicar cenas abundantes y una gran ingesta de líquidos, para no condicionar a la persona a levantarse al baño varias veces. Asimismo, se retiran de su habitación la televisión, el radio y los relojes.

 

 

La Clínica de Trastornos del Sueño informa, finalmente, que en las grandes ciudades como la de México hay personas privadas de sueño de manera crónica. Las que están en edad productiva duermen en promedio seis horas y, al día siguiente, padecen todos los síntomas de una persona roncadora.

 

 

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PIES DE FOTO

 

FOTO 1

 

El ronquido y el insomnio son dos alteraciones del sueño riesgosas para la salud, y cada una se registra en el 10% de la población, según datos de la Clínica de Trastornos del Sueño.

 

FOTO 2

 

De acuerdo con datos de la Clínica de Trastornos del Sueño de la UNAM, cuando el insomnio se recrudece por dependencia de hipnóticos se convierte en un grave problema de salud pública.