Boletín UNAM-DGCS-1042
Ciudad Universitaria
Pies de fotos al
final del boletín
INTEGRACIÓN DEL
INDÍGENA AL DESARROLLO NACIONAL, PERO CON RESPETO A SU CULTURA: OEMICHEN
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La antropóloga universitaria dijo que el
nacionalismo mexicano enaltece, por un lado, al indio muerto y, por el otro, discrimina al
vivo
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Es necesario que los indígenas tengan derechos políticos y sobre su
territorio
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La Ciudad de México concentra la más amplia variedad étnica y cultural
del país, con unas 48 lenguas presentes en el área
En nuestro país hay un proyecto,
gestado desde el triunfo de la Revolución Mexicana, que pretende integrar a los
indios al “desarrollo nacional”; sin embargo, éste fue concebido sin respetar
las diferencias y con el propósito de unificar a la nación en lo cultural,
aseguró Cristina Oemichen, del Instituto de Investigaciones Antropológicas
(IIA) de la UNAM.
La antropóloga universitaria refirió que los
pueblos indígenas necesitan tener derechos sobre su territorio, porque son las
naciones originarias, los primeros dueños de los bosques, lagos y de todos los
recursos, pero no pueden disponer de ellos.
Además, es importante que se les dé autonomía
política para que definan no sólo sus formas de gobierno, sino también hacia
dónde quieren avanzar en este proceso “civilizatorio”, por dónde construirán su
propia modernidad, que no tiene que ser la de nosotros, ni la de los
estadounidenses, o la del Tratado de Libre Comercio de América del Norte.
"Hay una inercia global, pero los pueblos hoy se defienden buscando
alternativas".
En la medida en que
los indígenas se posesionen en lo político y se fortalezcan en términos
económicos, sus propias culturas se valorarán de otra manera. Pero mientras se
mantengan en condiciones de pobreza extrema, habrá una corriente de opinión que
los considere culpables de su situación, cuando más bien han sido objeto de
gran expoliación.
Dijo que nuestro nacionalismo, por un lado,
exalta al indio muerto, se admira a las pirámides y al Calendario Azteca, pero
por el otro se discrimina al indígena vivo, porque "todavía tenemos una
mentalidad heredada de la Colonia, en donde se enaltecía al español sobre el
indio, la cual forma parte de la estructura más profunda del proceso de
construcción de la identidad nacional".
Cristina Oemichen señaló que así como en el
ámbito de las naciones se indagan alternativas a una globalización excluyente y
polarizante, también los pueblos indígenas tienen derecho a definir su
desarrollo, porque en la medida en que no sean reconocidos como sujetos de
derecho público y no se apruebe siquiera la ley que propone la Comisión de
Concordia y Pacificación (Cocopa), no habrá posibilidad de entablar un diálogo
entre iguales.
Hoy, puntualizó, el campo está en bancarrota,
no sólo por la escasez de tierras, sino porque no ha habido apoyo a la
agricultura. Además, se han abierto las fronteras de forma indiscriminada a
productos como el café, y a partir del próximo año sucederá lo mismo con el
maíz, lo que acabará con el campo.
Esa es una de las causas por las que, desde
hace 30 años, las comunidades tienen en la migración una de sus principales
fuentes de ingresos. Estamos ante una “colectividad indígena
transnacional", es decir, se conforman circuitos transnacionales por donde
fluye dinero, conocimiento e información en ambos lados de la frontera. Muchos
creen que la mixteca sólo está en Oaxaca, pero también está en la ciudad de
México y en Tijuana, así como en Fresno y en Oregon.
Estas comunidades como tales tienen presencia
simultánea en tan diferentes lugares porque, a donde sus integrantes llegan,
recrean sus culturas. En esa reconstrucción y resignificación las mujeres
desempeñan un papel fundamental, pues son quienes transmiten la lengua materna;
por estar al cuidado de los hijos, llevan la responsabilidad de la casa.
También propagan formas de ver el mundo, cosmovisiones y estrategias para
insertarse en los medios urbanos, sobrevivir y sacar adelante a la familia.
La especialista
explicó que hay muchos casos de familias integradas básicamente por mujeres,
porque los hombres trabajan en Estados Unidos. Viven uno o dos años sin marido,
y a veces éste se consigue otra compañera en su nuevo destino. Es así como la
comunidad se reproduce a través de las redes femeninas.
Opinó que la migración es un
proceso que implica no sólo el movimiento de personas, sino también la
construcción de nuevos significados en la vida cotidiana. El individuo ingresa
a un nuevo contexto en el que debe relacionarse con una sociedad que muchas
veces lo tratará como extranjero, incluso en su propio territorio. Es el caso
de los indígenas, quienes reciben un trato discriminatorio y racista en la
ciudad de México.
“Los mexicanos que residen en
Estados Unidos se enfrentan a una alteridad que si bien los integra en ámbitos
como el laboral, en otros, como en una serie de derechos, los excluye. Algo
similar sucede con la población indígena”.
Cuando los indígenas emigran a
la Ciudad de México se enfrentan a una sociedad distinta, empezando porque los
habitantes de la zona metropolitana no hablan por lo general una lengua
autóctona; es decir, desde el lugar de origen hay presiones en contra de las
culturas.
Por otro lado, la integrante del IIA informó
que la ciudad de México es la que concentra la más amplia variedad étnica y
cultural del país, ya que se han contabilizado cerca de 48 lenguas distintas en
su territorio. El número más alto de hablantes lo conforman los nahuas,
provenientes de Guerrero, Veracruz y Puebla, seguidos por los zapotecos,
mixtecos, mazahuas, mazatecos, triquis, chontales, purépechas, seris, yaquis,
mayas y otros muchos.
Apuntó que, debido a las presiones
aculturativas y a la discriminación, los indígenas viajan en metro y microbús o
caminan por las calles sin denotar su origen, para evitar el rechazo. Sólo
algunos vendedores de artesanías, oficio en el que es importante mostrar la
etnicidad, sacan a relucir su raíz.
Informó que según el Instituto Nacional de
Estadística, Geografía e Informática, hasta hace algunos años había en el Distrito
Federal 12 mil 500 hablantes de mazahua, sin contar a los que ya no utilizan
tal lengua, pero que se autodefinen y son reconocidos como tales.
Una cantidad similar existe en los municipios
conurbados del Estado de México. Es decir, tan sólo en la zona metropolitana
hay alrededor de 30 mil mazahuas, la mayoría procedente del Estado de México y
Michoacán.
Advirtió que desde los años
escolares se hacen esfuerzos por lograr una homogeneidad cultural; se busca que
"todos seamos monolingües del español y que adoptemos ciertas formas de
pensamiento y de prácticas de consumo occidentales, porque se considera que las
prácticas indígenas son anacrónicas, que no van con el proyecto nacional de
unificación”.
Por ello, si bien los
indígenas viven procesos de discriminación en sus lugares de origen, cuando
llegan a las metrópolis esto se potencia, actitud que los mexicanos debemos
desterrar para siempre, concluyó.
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PIES DE FOTO
Foto 1
Cristina
Oemichen, del Instituto de Investigaciones Antropológicas, opinó que en la
medida en que los indígenas se posesionen en lo político y se fortalezcan en
términos económicos, sus propias culturas se valorarán de otra manera.
Foto 2
Hoy la economía
campesina está en bancarrota, no sólo por la escasez de tierras sino porque no
ha habido apoyo a la agricultura, consideró la investigadora universitaria
Cristina Oemichen.