Boletín UNAM-DGCS-1041
Ciudad Universitaria
Pies de fotos al
final del boletín
ADULTOS Y JÓVENES
DESEMPLEADOS DESPLAZAN A LOS NIÑOS QUE
TRABAJAN EN LA CALLE
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Hay síntomas de lo que podría ser una grave crisis social en el medio
urbano, advirtió el profesor de la ENTS, Carlos Ávila
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Entre 13 mil y 15 mil menores laboran en la vía pública de la ciudad de
México, aunque el número tiende a disminuir, indicó
Trabajan en las calles de la Ciudad de
México entre 13 mil y 15 mil niños, quienes paulatinamente son desplazados por
jóvenes y adultos desempleados. Éstos son síntomas de lo que podría ser una
grave crisis social en el medio urbano, advirtió el catedrático de la Escuela
Nacional de Trabajo Social (ENTS) de la UNAM, Carlos Ávila Romero.
Entre los sectores urbanos más pobres, explicó,
se registra feroz competencia dentro de la economía informal y se puede llegar
al grado de convertirse en delincuencia.
El también sociólogo abundó que desde hace dos
o tres años se ha advertido la disminución del trabajo infantil en las calles
de la capital, por la disputa con jóvenes y adultos para la realización de
actividades de limpiar parabrisas, desarrollar actos circenses o venta de
productos entre los automovilistas.
El profesor, quien imparte la materia de
Bienestar Social en la ENTS, expuso que -en la capital del país- entre 10 mil y
11 mil niños que trabajan en la vía pública se hallan en el seno familiar,
mientras que alrededor de tres mil o cuatro mil han roto con estos lazos y
viven en las calles.
Estos menores sufren cotidianamente condiciones
de abuso y maltrato intrafamiliar, así como por parte de policías,
comerciantes, e incluso llegan a la obligación de desempeñar servicios
sexuales, agregó.
En las avenidas de la ciudad, detalló, se ha desarrollado
una especie de división de género del trabajo en la cual las niñas realizan
actividades como la venta de dulces y productos, mientras que los niños
desarrollan otras de mayor esfuerzo físico, como limpiar parabrisas y coches.
En las tiendas de autoservicio los niños
trabajadores sufren explotación laboral al no percibir un salario, a pesar de
la ventaja que reditúan a los establecimientos.
Calculó que un “cerillo” debe ganar en fines de
semana o en días de quincena alrededor de 120 pesos por 10 horas de trabajo;
pero en otros de poca afluencia percibe entre 20 y 30 pesos al día. Estos niños
y sus familias generalmente viven en condiciones de pobreza moderada o son de
clase media baja.
Otra forma de explotación infantil, abundó, se
da en el ámbito laboral doméstico, cuando el empleador se beneficia al aportar
poca remuneración al empleado, aprovechándose de su corta edad. En ocasiones, a
pesar de realizar labores, el pago es nulo, cuando el infante es hijo de una
trabajadora doméstica.
Ávila indicó que los infantes dedicados a las
actividades de limpiaparabrisas o “payasitos”, perciben en promedio el salario
mínimo mensual.
Frente a ello, Ávila subrayó la necesidad de
una mejora en el ámbito económico, así como un replanteamiento de las políticas
públicas dirigidas a la infancia y la juventud pues, de no haber cambios, las
consecuencias inmediatas serán el recrudecimiento de la crisis de seguridad,
con un aumento exorbitante de la delincuencia y crímenes más violentos. También
un incremento fuerte del comercio informal.
Adicionalmente se dará una diferente
conformación del tejido social que les permitan sobrevivir a estos grupos de
delincuentes y a quienes viven de la economía informal.
En el caso particular de la delincuencia, ésta
tiene una alta “tecnología social”. Comunidades enteras y barrios viven
tradicionalmente de ella, por lo que de nada servirá, por ejemplo, que puedan
ubicar al malechor con un satélite, cuando se le da abrigo en el barrio y en la
vecindad. Esto es lo que estamos viviendo, subrayó.
Ejemplificó: en el territorio de la economía
informal, para poder acceder a un puesto de tianguis es necesario tejer lazos y
redes que van desde conocer al líder hasta participar en las formas de
organización cotidianas del lugar. Toda esta “tecnología social” permite a las
comunidades sobrevivir en condiciones muy lamentables de gran explosividad y
violencia.
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PIES DE FOTO
Foto 1
En las calles de
la ciudad de México trabajan entre 13 mil y 15 mil niños, señaló el catedrático
de la Escuela Nacional de Trabajo Social, Carlos Ávila.
Foto 2
Existen síntomas
de que la competencia por el trabajo informal podría originar una crisis social
en el medio urbano, advirtió el profesor de la Escuela Nacional de Trabajo
Social, Carlos Ávila.