06:00 hrs. Diciembre 28 de 2002


Boletín UNAM-DGCS-1039

Ciudad Universitaria

 

Pies de fotos al final del boletín

DESARROLLAN EN LA UNAM LA PRIMERA IMPRESORA DE CÓDIGO BRAILLE PRODUCIDA CON TECNOLOGÍA MEXICANA

 

·        Existen en el país 467 mil invidentes, según datos del INEGI

·        Escasa y en inglés, la mayoría de la bibliografía para invidentes, informó Jesús Manuel Dorador González, encargado del proyecto en el Centro de Diseño y Manufactura

·        Con este instrumento se podrá producir bibliografía básica para los invidentes,  con lo que se logrará ofrecerles mejor nivel de vida cultural y de esparcimiento

 

En el 2003 podría salir al mercado la primera impresora de código Braille creada y construida con tecnología netamente mexicana, que permitiría a los aproximadamente 467 mil invidentes radicados en México tener acceso a más información. La máquina es desarrollada por un grupo de ingenieros y estudiantes del Centro de Diseño y Manufactura (CDM) de la Facultad de Ingeniería (FI) de la UNAM.

 

El encargado del proyecto, Jesús Manuel Dorador González, jefe del departamento de Ingeniería Mecatrónica de la FI, aseguró que con este instrumento se podrá producir bibliografía básica para los invidentes, con lo cual se logrará darles un mejor nivel de vida cultural y de esparcimiento.

 

Según datos del Instituto Nacional de Estadística Geografía e Informática (INEGI), de los 467 mil invidentes del país, 93 mil 769 tienen entre 5 y 34 años, 103 mil 418 cuentan con una edad de 35  a 49, y 114 mil 195 van de los 50 a los 69 años; la cifra restante se distribuye entre los menores de cuatro años y los mayores de 70.

“La literatura para ciegos en este momento es muy escasa: podría decirse que se reduce a la Biblia y a algunos artículos de revistas especializadas. Hasta ahí llega la literatura en Braille; en español es todavía más escasa porque casi toda es en inglés”, explicó Dorador González.

 

Se pretende facilitar a los invidentes el acceso a distintos medios impresos: obras literarias, libros de texto y revistas. Sobre todo ahora que las editoriales hacen sus libros a partir de programas de computadora. Son materiales ya capturados y se pueden mandar a imprimir tanto a una impresora de caracteres normales como a una de código Braille, abundó.

 

El académico puntualizó: “no buscamos ganancias económicas fabulosas, sino beneficios para la sociedad. Ese es el tipo de recompensa que queremos, además de la formación de nuestros alumnos”.

 

En el Centro de Desarrollo y Manufactura, agregó el ingeniero en mecánica eléctrica, siempre buscamos diseñar mejores cosas en provecho de la sociedad. Tanto profesores como estudiantes “tenemos la capacidad para proyectar y explotar un producto; en este caso, la impresora en código Braille facilitará la comunicación escrita entre los invidentes”.

 

En este momento el proyecto está en la etapa de prototipo funcional, “para lo cual no necesitamos tener el patrocinio de una empresa. En cuanto lo tengamos vamos a buscar ese patrocinio con el fin de licenciar la tecnología y así transformar nuestro prototipo en un producto”, indicó el investigador.

 

Agregó que en México las pocas impresoras de código Braille que existen pertenecen a unas cuantas instituciones y son de importación. Pero al tener una elaborada con manufactura, componentes e ingenieros mexicanos, se está impulsando la tecnología en el país, subrayó.

 

Dorador González añadió que este es un proyecto interno del CDM del que salieron varias tesis de licenciatura y maestría. “Incluso muchos estudiantes hicieron su servicio social y algunos ganaron el Premio Gustavo Baz; de este modo, el primer objetivo del proyecto se cumplió: formar nuevas generaciones de ingenieros”.

Al detallar el trabajo de investigación y desarrollo tecnológico realizado por el grupo interdisciplinario de alumnos y académicos del CDM que trabajaron en el proyecto, el ingeniero explicó que en el mercado funcionan básicamente tres tipos de impresoras convencionales:  de matriz de punto, de inyección de tinta  y  láser.

 

Comentó que para el diseño de la impresora Braille se consideraron los tres principios de funcionamiento de  éstas. De las dos primeras, agregó, se tomó la idea conceptual de su sistema de impresión debido a que se ajustaban más a los requerimientos del proyecto; mientras que, para el sistema de alimentación de hojas, “nos basamos en la impresora láser”.

 

Las impresoras de matriz de punto funcionan con varias agujas que, al golpear la cinta, imprimen un carácter en el papel. Como éstas, la impresora en código Braille consta de varias partes: mecánicas, electromecánicas, electrónicas de control, así como una sección de sistemas de cómputo; esta última envía la información para lograr que los punzones entren y salgan en el momento adecuado.

 

Actualmente, “estamos en la redefinición de los sistemas mecánicos de la impresora, toda vez que el modelo que logramos producir

-aunque imprime- es muy lento y ruidoso; nos tomaba aproximadamente tres minutos imprimir una página. Hemos hecho algunos rediseños en papel y ahora podemos mejorar sustancialmente esa velocidad, así como reducir el ruido”, concluyó.

 

 

 

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Pie de foto

 

La Facultad de Ingeniería de la UNAM podría concluir en el 2003 el desarrollo de la primera impresora en código Braille producida con tecnología mexicana, informó Jesús Manuel Dorador, encargado del proyecto