Boletín UNAM-DGCS-1039
Ciudad Universitaria
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final del boletín
DESARROLLAN EN LA UNAM LA
PRIMERA IMPRESORA DE CÓDIGO BRAILLE PRODUCIDA CON TECNOLOGÍA MEXICANA
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Existen en el país 467 mil invidentes, según
datos del INEGI
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Escasa y en inglés, la mayoría de la
bibliografía para invidentes, informó Jesús Manuel Dorador González, encargado
del proyecto en el Centro de Diseño y Manufactura
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Con este instrumento se podrá producir
bibliografía básica para los invidentes,
con lo que se logrará ofrecerles mejor nivel de vida cultural y de
esparcimiento
En el 2003
podría salir al mercado la primera impresora de código Braille creada y construida
con tecnología netamente mexicana, que permitiría a los aproximadamente 467
mil invidentes radicados en México tener acceso a más información. La máquina
es desarrollada por un grupo de ingenieros y estudiantes del Centro de Diseño
y Manufactura (CDM) de la Facultad de Ingeniería (FI) de la UNAM.
El encargado del proyecto,
Jesús Manuel Dorador González, jefe del departamento de Ingeniería Mecatrónica
de la FI, aseguró que con este instrumento se podrá producir bibliografía
básica para los invidentes, con lo cual se logrará darles un mejor nivel de
vida cultural y de esparcimiento.
Según datos del Instituto
Nacional de Estadística Geografía e Informática (INEGI), de los 467 mil
invidentes del país, 93 mil 769 tienen entre 5 y 34 años, 103 mil 418 cuentan
con una edad de 35 a 49, y 114 mil 195
van de los 50 a los 69 años; la cifra restante se distribuye entre los menores
de cuatro años y los mayores de 70.
“La literatura para ciegos en
este momento es muy escasa: podría decirse que se reduce a la Biblia y a
algunos artículos de revistas especializadas. Hasta ahí llega la literatura en
Braille; en español es todavía más escasa porque casi toda es en inglés”,
explicó Dorador González.
Se pretende facilitar a los
invidentes el acceso a distintos medios impresos: obras literarias, libros de
texto y revistas. Sobre todo ahora que las editoriales hacen sus libros a
partir de programas de computadora. Son materiales ya capturados y se pueden
mandar a imprimir tanto a una impresora de caracteres normales como a una de
código Braille, abundó.
El académico puntualizó: “no
buscamos ganancias económicas fabulosas, sino beneficios para la sociedad. Ese
es el tipo de recompensa que queremos, además de la formación de nuestros
alumnos”.
En el Centro de Desarrollo y Manufactura, agregó el
ingeniero en mecánica eléctrica, siempre buscamos diseñar mejores cosas en
provecho de la sociedad. Tanto profesores como estudiantes “tenemos la
capacidad para proyectar y explotar un producto; en este caso, la impresora en
código Braille facilitará la comunicación escrita entre los invidentes”.
En este momento el proyecto está en la etapa de prototipo
funcional, “para lo cual no necesitamos tener el patrocinio de una empresa. En
cuanto lo tengamos vamos a buscar ese patrocinio con el fin de licenciar la
tecnología y así transformar nuestro prototipo en un producto”, indicó el
investigador.
Agregó que en México las pocas impresoras
de código Braille que existen pertenecen a unas cuantas instituciones y son de
importación. Pero al tener una elaborada con manufactura, componentes e
ingenieros mexicanos, se está impulsando la tecnología en el país, subrayó.
Dorador González añadió que este es un
proyecto interno del CDM del que salieron varias tesis de licenciatura y
maestría. “Incluso muchos estudiantes hicieron su servicio social y algunos
ganaron el Premio Gustavo Baz; de este modo, el primer objetivo del proyecto se
cumplió: formar nuevas generaciones de ingenieros”.
Al detallar el trabajo de
investigación y desarrollo tecnológico realizado por el grupo
interdisciplinario de alumnos y académicos del CDM que trabajaron en el
proyecto, el ingeniero explicó que en el mercado funcionan básicamente tres
tipos de impresoras convencionales: de
matriz de punto, de inyección de tinta
y láser.
Comentó que para el diseño de
la impresora Braille se consideraron los tres principios de funcionamiento
de éstas. De las dos primeras, agregó,
se tomó la idea conceptual de su sistema de impresión debido a que se ajustaban
más a los requerimientos del proyecto; mientras que, para el sistema de
alimentación de hojas, “nos basamos en la impresora láser”.
Las impresoras de matriz de
punto funcionan con varias agujas que, al golpear la cinta, imprimen un
carácter en el papel. Como éstas, la impresora en código Braille consta de
varias partes: mecánicas, electromecánicas, electrónicas de control, así como
una sección de sistemas de cómputo; esta última envía la información para
lograr que los punzones entren y salgan en el momento adecuado.
Actualmente, “estamos en la redefinición de los sistemas
mecánicos de la impresora, toda vez que el modelo que logramos producir
-aunque imprime- es muy lento y ruidoso; nos tomaba
aproximadamente tres minutos imprimir una página. Hemos hecho algunos rediseños
en papel y ahora podemos mejorar sustancialmente esa velocidad, así como
reducir el ruido”, concluyó.
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Pie de foto
La Facultad de Ingeniería de la UNAM podría concluir
en el 2003 el desarrollo de la primera impresora en código Braille producida
con tecnología mexicana, informó Jesús Manuel Dorador, encargado del proyecto