Boletín UNAM-DGCS-1037
Ciudad Universitaria
Pies de fotos al
final del boletín
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Lucy Reidl, directora de la Facultad de Psicología, dijo que los
mexicanos son más celosos que los estadunidenses y esa emoción los lleva a
cometer el 30% de los homicidios pasionales por infidelidad
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Los resultados permitirán a especialistas y terapeutas obtener datos más
certeros al aplicar estudios de personalidad, terapias de pareja y cursos
prematrimoniales
Se podrán medir con mayor certeza las emociones
como los celos –causante del 30% de los
homicidios declarados como pasionales o por infidelidad- y las envidias, con
los instrumentos desarrollados en la Universidad Nacional Autónoma de México
para tal efecto.
Lucy Reidl, directora de la Facultad de
Psicología de la UNAM, quien estudia el tema desde hace casi dos décadas,
señaló que la forma tradicional en que se investigan las emociones es mediante
las llamadas pruebas o inventarios de autorreporte; sin embargo, quienes las
responden no siempre dicen la verdad.
Por ello, se crearon instrumentos de medición
que permitieran a especialistas y terapeutas obtener datos más certeros, al
aplicar estudios de personalidad, terapias de pareja y cursos prematrimoniales,
por ejemplo.
El objetivo era, explicó, desarrollar
instrumentos diferentes a los tradicionales, donde no obtuviéramos la respuesta
socialmente deseable, o lo que nos hace quedar bien frente a los demás; donde
averiguáramos si la gente es celosa o envidiosa aunque no quiera decirlo.
Para ello, se realizó un estudio en el cual se
le preguntó a la gente cuáles
consideran son las características de las personas celosas o envidiosas. Se
eligieron las mencionadas con mayor frecuencia y luego se añadieron sus
antónimos.
Por último, se pidió al grupo describirse de
acuerdo con esa lista de palabras, sin mencionar en ningún momento que fuera
para definir quién era celoso o envidioso. Esa fue una de las formas utilizadas
para definir lo que sienten realmente las personas.
Asimismo, se transformaron los adjetivos
bipolares (palabras antónimas) en pequeñas afirmaciones. Por ejemplo, si se
estima que una persona envidiosa es egoísta se pregunta “en términos generales
prefiero no compartir mis cosas”.
Un segundo tipo de instrumentos propuestos
consiste en que los sujetos de estudio establezcan ya sea su total acuerdo, su
acuerdo, su desacuerdo o su total desacuerdo respecto a frases que también se
basan en las características de los celosos y envidiosos.
Añadió que el último tipo de herramienta ideado
fue el desarrollo de viñetas, las cuales se elaboraron de acuerdo a las
peculiaridades de los celos románticos y relacionales, así como para las
envidias romántica y de comparación social, en contextos diversos: romántico,
escolar, familiar y laboral.
La muestra del estudio fue de mil 200 personas,
y al final pasaron la etapa de prueba seis pequeñas historietas para cada
categoría de emociones. La última pregunta hecha a los entrevistados respecto a
las viñetas era: “¿Usted qué emoción sentiría si fuera el protagonista?” Se
evidenció, sin embargo, que las viñetas deberán ser perfeccionadas, ya que la
envidia sigue siendo vista en los otros, pero no es aceptada en uno mismo.
En nuestro país, refirió, las relaciones entre
las personas son de posesión (“mi novia”, “mi amigo”, etcétera). Además, los
mexicanos son más celosos que los estadunidenses, por ejemplo. Se trata de una
cuestión de cultura. Los segundos, por lo general, no tienen problemas en
aceptar que sienten celos y envidia, son más francos y abiertos; no les importa
quedar bien con los demás, sino con ellos mismos. Entre los primeros ocurre lo
contrario.
La investigadora define a los celos como una
emoción originada cuando una relación valiosa -amorosa, familiar o de amistad- para
quien los sufre se ve amenazada por un tercero o rival. En la primera se trata
de “celos románticos” y en los otros de “celos relacionales”.
En tanto, la envidia es otra emoción que se
siente cuando una persona desea tener las posesiones, cualidades o
características de otra, y el hecho de no tenerlas la hace sentirse devaluada o
mal; esto le provoca, además, enojo y hostilidad hacia la persona envidiada.
Los celos son causados por la presencia de un
rival que pone en peligro la relación, y la envidia por el hecho de compararse
con otros y “percibirse a sí mismo como inferior, porque los demás tienen una
serie de cosas que quisiéramos y no podemos”.
La psicóloga aclaró que una baja autoestima no
causa los celos y la envidia, sino que más bien es una consecuencia. En el
primer caso, porque el celoso se pregunta “¿por qué ya no me quieren?” y, en el
segundo, porque para el que envidia se devalúa la concepción que tiene de sí
mismo.
Reidl precisó que los celos pueden convertirse
en patológicos: cuando una persona persigue a su pareja, a la cual le habla por
teléfono todo el día para saber en dónde y con quién está, así como lo que
hace.
Sin embargo, aún antes de ser patológicos, los
celos pueden generar violencia intrafamiliar en las relaciones de pareja. La envidia, en cambio, no adquiere esa
categoría.
Precisó que desde pequeños nos enseñan que ser
envidioso es malo y la sociedad sanciona esa emoción; así, se oculta, se
disfraza y no se manifiesta públicamente en la mayoría de los casos; por eso,
también, es difícil de estudiar.
El asunto se complica, además, porque ambas
emociones pueden mezclarse. Por ejemplo, el celoso puede envidiar al rival
porque imagina que posee cualidades que él mismo no tiene.
Esas emociones se relacionan también con otras,
como enojo, coraje y tristeza; en el caso de la envidia pueden ser terribles
hasta llegar al grado, incluso, de desear la muerte del envidiado o la
destrucción del bien que se envidia, como un coche, por ejemplo.
Según algunos autores existe una predisposición
genética a este tipo de emociones; empero, en opinión de la corriente
“culturalista” con la cual coincide Reidl, es la situación sociocultural la que
favorece estos comportamientos, concluyó.
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PIES DE FOTO
Foto 1
Lucy Reidl, directora de la Facultad
de Psicología, desarrolló instrumentos que miden, con mayor certeza y de manera
alternativa, emociones como los celos y la envidia.
Foto 2
Aún antes de ser
patológicos, los celos pueden generar violencia intrafamiliar en las relaciones
de pareja; la envidia, en cambio, no adquiere esa categoría, aseguró Lucy
Reidl, directora de la Facultad de Psicología.