06:00 hrs. Diciembre 27 de 2002


Boletín UNAM-DGCS-1037

Ciudad Universitaria

 

 

Pies de fotos al final del boletín

 

LOS CELOS Y LA ENVIDIA SON MEDIBLES

 

·        Lucy Reidl, directora de la Facultad de Psicología, dijo que los mexicanos son más celosos que los estadunidenses y esa emoción los lleva a cometer el 30% de los homicidios pasionales por infidelidad

·        Los resultados permitirán a especialistas y terapeutas obtener datos más certeros al aplicar estudios de personalidad, terapias de pareja y cursos prematrimoniales

 

Se podrán medir con mayor certeza las emociones como los celos  –causante del 30% de los homicidios declarados como pasionales o por infidelidad- y las envidias, con los instrumentos desarrollados en la Universidad Nacional Autónoma de México para tal efecto.

 

Lucy Reidl, directora de la Facultad de Psicología de la UNAM, quien estudia el tema desde hace casi dos décadas, señaló que la forma tradicional en que se investigan las emociones es mediante las llamadas pruebas o inventarios de autorreporte; sin embargo, quienes las responden no siempre dicen la verdad.

 

Por ello, se crearon instrumentos de medición que permitieran a especialistas y terapeutas obtener datos más certeros, al aplicar estudios de personalidad, terapias de pareja y cursos prematrimoniales, por ejemplo.

 

El objetivo era, explicó, desarrollar instrumentos diferentes a los tradicionales, donde no obtuviéramos la respuesta socialmente deseable, o lo que nos hace quedar bien frente a los demás; donde averiguáramos si la gente es celosa o envidiosa aunque no quiera decirlo.

 

Para ello, se realizó un estudio en el cual se le preguntó a la gente  cuáles consideran son las características de las personas celosas o envidiosas. Se eligieron las mencionadas con mayor frecuencia y luego se añadieron sus antónimos.

 

Por último, se pidió al grupo describirse de acuerdo con esa lista de palabras, sin mencionar en ningún momento que fuera para definir quién era celoso o envidioso. Esa fue una de las formas utilizadas para definir lo que sienten realmente las personas.

 

Asimismo, se transformaron los adjetivos bipolares (palabras antónimas) en pequeñas afirmaciones. Por ejemplo, si se estima que una persona envidiosa es egoísta se pregunta “en términos generales prefiero no compartir mis cosas”.

 

Un segundo tipo de instrumentos propuestos consiste en que los sujetos de estudio establezcan ya sea su total acuerdo, su acuerdo, su desacuerdo o su total desacuerdo respecto a frases que también se basan en las características de los celosos y envidiosos.

 

Añadió que el último tipo de herramienta ideado fue el desarrollo de viñetas, las cuales se elaboraron de acuerdo a las peculiaridades de los celos románticos y relacionales, así como para las envidias romántica y de comparación social, en contextos diversos: romántico, escolar, familiar y laboral.

 

La muestra del estudio fue de mil 200 personas, y al final pasaron la etapa de prueba seis pequeñas historietas para cada categoría de emociones. La última pregunta hecha a los entrevistados respecto a las viñetas era: “¿Usted qué emoción sentiría si fuera el protagonista?” Se evidenció, sin embargo, que las viñetas deberán ser perfeccionadas, ya que la envidia sigue siendo vista en los otros, pero no es aceptada en uno mismo.

 

En nuestro país, refirió, las relaciones entre las personas son de posesión (“mi novia”, “mi amigo”, etcétera). Además, los mexicanos son más celosos que los estadunidenses, por ejemplo. Se trata de una cuestión de cultura. Los segundos, por lo general, no tienen problemas en aceptar que sienten celos y envidia, son más francos y abiertos; no les importa quedar bien con los demás, sino con ellos mismos. Entre los primeros ocurre lo contrario.

 

La investigadora define a los celos como una emoción originada cuando una relación valiosa -amorosa, familiar o de amistad- para quien los sufre se ve amenazada por un tercero o rival. En la primera se trata de “celos románticos” y en los otros de “celos relacionales”.

 

En tanto, la envidia es otra emoción que se siente cuando una persona desea tener las posesiones, cualidades o características de otra, y el hecho de no tenerlas la hace sentirse devaluada o mal; esto le provoca, además, enojo y hostilidad hacia la persona envidiada.

 

Los celos son causados por la presencia de un rival que pone en peligro la relación, y la envidia por el hecho de compararse con otros y “percibirse a sí mismo como inferior, porque los demás tienen una serie de cosas que quisiéramos y no podemos”.

 

La psicóloga aclaró que una baja autoestima no causa los celos y la envidia, sino que más bien es una consecuencia. En el primer caso, porque el celoso se pregunta “¿por qué ya no me quieren?” y, en el segundo, porque para el que envidia se devalúa la concepción que tiene de sí mismo.

 

Reidl precisó que los celos pueden convertirse en patológicos: cuando una persona persigue a su pareja, a la cual le habla por teléfono todo el día para saber en dónde y con quién está, así como lo que hace.

 

Sin embargo, aún antes de ser patológicos, los celos pueden generar violencia intrafamiliar en las relaciones de pareja.  La envidia, en cambio, no adquiere esa categoría.

 

Precisó que desde pequeños nos enseñan que ser envidioso es malo y la sociedad sanciona esa emoción; así, se oculta, se disfraza y no se manifiesta públicamente en la mayoría de los casos; por eso, también, es difícil de estudiar.

 

El asunto se complica, además, porque ambas emociones pueden mezclarse. Por ejemplo, el celoso puede envidiar al rival porque imagina que posee cualidades que él mismo no tiene.

 

Esas emociones se relacionan también con otras, como enojo, coraje y tristeza; en el caso de la envidia pueden ser terribles hasta llegar al grado, incluso, de desear la muerte del envidiado o la destrucción del bien que se envidia, como un coche, por ejemplo.

 

Según algunos autores existe una predisposición genética a este tipo de emociones; empero, en opinión de la corriente “culturalista” con la cual coincide Reidl, es la situación sociocultural la que favorece estos comportamientos, concluyó.

 

 

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PIES DE FOTO

 

Foto 1

 

Lucy Reidl, directora de la Facultad de Psicología, desarrolló instrumentos que miden, con mayor certeza y de manera alternativa, emociones como los celos y la envidia.

 

Foto 2

 

Aún antes de ser patológicos, los celos pueden generar violencia intrafamiliar en las relaciones de pareja; la envidia, en cambio, no adquiere esa categoría, aseguró Lucy Reidl, directora de la Facultad de Psicología.