06:00 hrs. Diciembre 26 de 2002


Boletín UNAM-DGCS-1034

Ciudad Universitaria

 

 

Pies de fotos al final del boletín

 

 

REVISAN LA CALIDAD DE ALIMENTOS CON ACELERADORES DE PARTÍCULAS

 

·        Se han comparado productos nacionales con otros de importación y los primeros han resultado mejores

·        Es un método más barato y da mejores resultados que  los tradicionales

·        Javier Miranda y José Luis Ruvalcaba, del Instituto de Física, determinan la composición de nopales, puré de tomate, café, chocolate y azúcar, entre otros

 

Ahora, de manera eficiente y rápida se puede determinar la composición de alimentos como los nopales, puré de tomate, café, chocolate, azúcar, atún, entre otros, gracias a que científicos del Instituto de Física (IF) de la UNAM han dado un novedoso uso a los aceleradores de partículas con que cuenta la dependencia.

 

Los doctores Javier Miranda Martín del Campo y José Luis Ruvalcaba Sil, investigadores de esa dependencia, explicaron que con estos estudios se puede conocer y controlar su calidad, además de establecer parámetros nutricionales y normas.

 

Mediante los aceleradores Pelletron y el Van de Graaff, dijo Miranda, se halló que los purés de jitomate mexicanos son mejores que los provenientes de Chile, Colombia, Estados Unidos y Japón, en algunos de los cuales se encontró que las concentraciones de hierro son un riesgo para la salud de los consumidores. En tanto, se detectaron altas cantidades de manganeso en el nopal, benéfico para quienes padecen de diabetes.

 

Se determinó también, agregó, que los chocolates en polvo "enriquecidos" contienen mayores cantidades de zinc y hierro; empero, los de barra "con leche" poseen menos calcio que otros. Además, en ciertas marcas se observa una consistencia en el control de calidad del alimento, como ocurre con los granos de café fino.

 

Los especialistas indicaron que colaboran con otros grupos de investigación de la Facultad de Química, con quienes se han realizado análisis de frijol y residuos de alimentos, como la uva, los cuales se podrían utilizar como forraje.

 

El doctor Miranda apuntó que se decidió comenzar el análisis de alimentos de consumo cotidiano para determinar los contenidos de algunos elementos químicos y la posible existencia de sustancias peligrosas para la población.

 

Lo primero, abundó, fue el desarrollo de una metodología confiable para la preparación de muestras, particular para cada tipo de alimento. El primer análisis se hizo a purés de jitomate comerciales, de los cuales se extrajo el agua -90% del total de contenido- agregando alcohol y calentando a temperaturas menores de 50 grados Celsius. El material sólido así obtenido se preparó en forma de pastilla.

 

En el caso del nopal, que se consume fresco y sin espinas, señaló Miranda, se usó el método de liofilización, es decir, se colocaron las piezas en vacío a baja temperatura, obteniéndose así un polvo para la preparación de tabletas. En cambio, de azúcar y chocolate se pudieron hacer comprimidos de modo directo; el atún requirió de la incineración de la carne en la lata que lo contenía.

 

Entre los resultados encontrados del análisis de diversos alimentos no se encuentra la presencia de elementos en cantidades que puedan ser dañinas para la salud, aunque algunos de ellos se hallan en el límite de las normas. Hay otros que, de acuerdo con el compuesto que formen, podrían ser perjudiciales, como el cromo y el arsénico.

 

Los científicos señalaron que la información obtenida de los contenidos de las muestras se ha comparado con las normas oficiales. Empero, no todos los alimentos cuentan con una, y las que hay son antiguas o incompletas. Por ejemplo, para el puré de jitomate se refiere cobre, hierro, estaño, plomo y zinc, en tanto que para el nopal no existe.

Un objetivo de los universitarios es ofrecer la información a las autoridades correspondientes para la actualización o creación de normas para alimentos.

 

También se requieren nuevos procesos de validación de las técnicas analíticas, ya que los actuales están escritos para un solo elemento en cada alimento. "Nosotros estamos obteniendo más información de la que esos procesos contienen; por ello, de manera oficial debe considerarse a los métodos multielementales".

 

Las muestras, indicaron, fueron sometidas a irradiación en el acelerador de partículas Pelletron. Se utilizó la técnica PIXE -emisión de rayos X inducida por partículas- la cual consiste en hacer incidir protones sobre las pastillas de alimento, lo que produce una emisión de rayos X característica de cada elemento.

 

Asimismo, dijeron, se empleó la técnica RBS (Retrodispersión de Rutherford) para determinar la presencia de elementos orgánicos         –como carbono, nitrógeno y oxígeno-. Ésta radica en la irradiación con partículas alfa o núcleos de helio; la energía con la que éstos rebotan depende de la masa del átomo contra el cual chocaron.

 

Para este tipo de análisis -donde colaboran estudiantes de Química de Alimentos de la Universidad- se utilizan haces de iones de entre dos millones y tres millones de electrónvolts (MeV), precisó Javier Miranda, y se comprobó su confiabilidad empleando los métodos tradicionales de los químicos, como la espectrofotometría.

 

"Ellos trabajan con técnicas que, además de ser destructivas, se enfocan en un solo elemento, por lo cual son más caras y más tardadas".

 

Con ayuda de los aceleradores de partículas, agregó Ruvalcaba Sil, en una sola medición se obtiene toda la gama de elementos de la muestra. Además, es mucho más barato y rápido: un laboratorio comercial cobra entre 100 y 200 pesos por cada elemento, costo que se reduce a 40 o 50 pesos por todo el análisis.

 

Además, en un día de trabajo con el acelerador se pueden estudiar 50 muestras de las cuales se extrae información de entre 10 y 15 elementos cada una. Es decir, "estamos hablando del orden de 500 análisis elementales en una jornada", en tanto que a un laboratorio comercial tal vez le tomaría semanas.

La falta de contactos con la industria, opinó por otra parte Ruvalcaba, se debe al desconocimiento de esta técnica: existe la creencia de que es necesario contar con un acelerador de partículas en cada laboratorio o que el análisis es muy caro. Sin embargo, el IF podría recibir muestras y dar servicio limitado, porque eso no debe interferir en los fines universitarios de investigación.

 

En el futuro cercano, el análisis de alimentos continuará en harinas de maíz, tortillas, colorantes vegetales (que contienen pequeñas cantidades de plomo y arsénico), los polvos para dar sabor al agua y otros de consumo cotidiano entre los mexicanos, finalizaron los científicos.

 

 

 

 

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PIES DE FOTO

 

Foto 1

 

Científicos del Instituto de Física utilizan aceleradores de partículas como técnica de análisis de alimentos, económicamente competitiva y con mejores resultados a  los de los métodos tradicionales.

 

Foto 2

 

Javier Miranda, del Instituto de Física, dijo que en la dependencia se realiza el análisis de alimentos de consumo cotidiano para determinar los contenidos de elementos químicos y, en su caso, la existencia de algunos que pudieran significar un riesgo para la población.

 

Foto 3

 

Con ayuda de los aceleradores de partículas, aseguró José Luis Ruvalcaba Sil, del Instituto de Física, en una sola medición se obtiene toda la gama de elementos de una muestra de alimento.