06:00 hrs. Diciembre 24 de 2002


Boletín UNAM-DGCS-1031

Ciudad Universitaria

 

 

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SUFRE ALTERACIÓN DEL SUEÑO LA TERCERA PARTE DE LA POBLACIÓN ADULTA

 

·        El ronquido y el insomnio se presentan a cualquier edad, desde los neonatos hasta los ancianos y se da igual en hombres y mujeres, asegura Reyes Haro Valencia, director de la Clínica de Trastornos del Sueño de la UNAM

·        Esta entidad universitaria es la más grande y mejor equipada de toda América Latina

·        La clínica es la única en su especialidad en el país y está abierta al público en general

 

Uno de cada tres adultos en el mundo padece alguno de los 80 tipos de alteraciones del sueño y la mayoría no ha sido o es mal atendida, advirtió el director de la Clínica de Trastornos del Sueño de la UNAM, Reyes Haro Valencia.

 

Los trastornos en el sueño, principalmente el ronquido y el insomnio, se presentan a cualquier edad, desde los neonatos hasta los ancianos y se da igual en hombres y mujeres. Aunque la incidencia es mayor en los varones en una proporción de dos a uno, el sexo femenino es el que más busca ayuda profesional.

 

La Clínica de Trastornos del Sueño, la más grande y mejor equipada de toda América Latina, resaltó Haro Valencia, es la única en su especialidad en el país y está abierta al público en general.

 

Los problemas del sueño, precisó, no sólo son el insomnio o dificultad para dormir o su contraparte, la somnolencia diurna excesiva –los más atendidos en cualquier parte del mundo–, sino que existen muchos otros tipos.

Entre los trastornos más comunes se encuentran: la parálisis de sueño, que se presenta cuando las personas que están en la fase de sueño profundo despiertan repentinamente; el sonambulismo, caracterizado porque el sujeto habla, camina o ejecuta otros actos de forma automática, sin recordarlo al despertar; las parasomnias, como los terrores, y las emisiones involuntarias de orina nocturnas (enuresis).

 

También está la narcolepsia, que es la parálisis de sueño asociada a la somnolencia excesiva; el síndrome de fase retrasada, cuando los individuos tienen desfasado su ciclo de sueño y, finalmente, el rechinar los dientes al dormir, uno de los trastornos benignos que se controlan al colocar una guarda o oclusal en la boca del enfermo.

 

El sueño, especificó, consta de cinco etapas que van de muy ligera a profunda. Durante la última, la persona sueña. Se identifica porque  aún con los ojos cerrados los mueve en todas direcciones, dado que sigue las imágenes que se representan en su cerebro durante el sueño. Por eso se llama “etapa de movimientos oculares rápidos”.

 

En esa quinta etapa denominada de atonía muscular, agregó, la persona está por completo relajada. Es la única, de las cinco, en la que no se tiene tono ni control muscular.

 

El especialista explicó las principales y más comunes alteraciones del sueño, sus causas, así como las situaciones que se presentan de acuerdo a los diferentes grupos de edad.

 

En el caso de los neonatos, informó que en la Clínica se detectan a la semana diez recién nacidos con trastornos del sueño. No son más, agregó, por la reducida capacidad para atenderlos.

 

Afortunadamente, puntualizó, el porcentaje general de los neonatos que padecen alguna alteración de sueño no llega al uno por ciento

 

Por lo regular, detalló, estos bebés tienen el riesgo de sufrir el síndrome de muerte súbita infantil: un problema de pausas respiratorias que pueden provocar su fallecimiento durante el sueño. El peligro se detecta mediante el estudio llamado “polisomnografía”, lo que permite proporcionarles el tratamiento adecuado.

 

 

 

Con este estudio de sueño, a través del cual se hacen diez revisiones en forma simultánea monitoreadas permanentemente, informó, se miden las respuestas del organismo desde el punto de vista electrofisiológico y se analiza la actividad cerebral mediante un electroencefalograma, la cardiaca con un electrocardiograma y la muscular, a través de un electromiograma.

 

Además, añadió, se estudia la respiración, los niveles de oxígeno, los movimientos de los ojos, así como los del paciente. El tratamiento, a base de estimulantes respiratorios,  se lleva a cabo por lo general durante seis meses. Después se efectúa otro estudio de control para comprobar que la actividad respiratoria durante el sueño se ha normalizado.

 

Entre los factores de riesgo más comunes por los que los neonatos son vulnerables al síndrome de muerte súbita están: que sus madres sean muy jóvenes, demasiado grandes para la maternidad o que tengan alguna adicción; que los pequeños nazcan en forma prematura o que haya alguna complicación durante el parto.

 

Por lo que se refiere a niños de más edad, Haro Valencia refirió que el 25% de los infantes padece algún trastorno de sueño en cualquier momento de su vida como sonambulismo, terrores y enuresis nocturnos; en este último caso, se orinan dormidos después de los cinco años de edad. Se estima que el cinco por ciento de la población infantil tiene alguna parasomnia, así como insomnio o ronquido.

 

Los menores en edad preescolar, apuntó, por lo regular presentan alguna de las tres primeras alteraciones de sueño, pero generalmente son benignas y ceden con la edad y el desarrollo.

 

Estas situaciones son consecuencia de un problema de madurez en las estructuras cerebrales que disocian el estado de alerta y el de sueño. Ello propicia que mientras el infante está dormido manifieste conductas propias de la vigilia.

 

Es normal que cualquier niño presente un episodio de sonambulismo o terror nocturno. En esta última situación, el niño se levanta espantado, dice que algo lo ataca, llora, grita, suda, se activa y cuando despierta o se le pregunta a la mañana siguiente qué lo asustó, no recuerda lo que sucedió, dijo el director de la Clínica de trastornos del Sueño.

 

Si estas perturbaciones persisten en la adolescencia o la adultez dejan de ser benignas, subrayó. Es probable que se trate de epilepsia nocturna, por lo que se debe distinguir entre las crisis convulsivas durante el sueño y las parasomnias. Por lo regular éstas últimas son la primera posibilidad.

 

El especialista dio a conocer que el 40% de los pacientes con epilepsia presentan crisis nocturnas o durante el sueño, de manera que con frecuencia el hecho pasa inadvertido. Este padecimiento puede presentarse en pacientes despiertos, dormidos y durante ambos estados. La epilepsia nocturna por lo general se manifiesta en niños.

 

Hay epilepsias parciales que se distinguen cuando, durante el sueño, las personas mueven en forma continua y rítmica una extremidad, ya sea pierna o brazo. Sin embargo, las más conocidas son las tónico–crónico–generalizadas, que son convulsiones, sacudidas de todo el cuerpo de manera violenta.

 

Existen también crisis tónicas, en las cuales el paciente se pone muy rígido y no se puede mover, o las atónicas, cuando pierde el tono muscular y, si le sucede durante la vigilia, cae.

 

Con el estudio que se practica para la detección de estos males en la Clínica de Trastornos del Sueño, hizo hincapié el neurofisiólogo, se ubica el sitio de la disfunción en el cerebro y se indica si, ante una situación más complicada, son necesarios otros exámenes médicos.

 

Con la parálisis del sueño –otra parasomnia benigna–, añadió, se manifiestan dos estados antagónicos al mismo tiempo, el sueño y la alerta: la persona está por completo relajada y en ese momento se activa el estado de conciencia. Como no se puede mover tiene la sensación desagradable de que algo pesado está sobre su cuerpo.

 

El control de este trastorno es sencillo: a los pacientes se les enseña que durante dicha etapa del sueño, como hay estado de alerta, deben apretar los ojos por ser los únicos músculos, junto con los respiratorios, que se mantienen activos. Ello rompe el evento que sólo dura segundos, aunque la gente que lo padece siente que es mucho tiempo y se asusta, expuso.

 

Esta parasomnia, estableció, se presenta con más frecuencia cuando se duerme poco, pues la privación del sueño hace más sensible a la gente con estos padecimientos.

 

Haro Valencia sostuvo que si además de la parálisis del sueño la persona tiene somnolencia diurna excesiva, es decir, se queda dormida con facilidad durante el día a pesar de haberlo hecho de forma adecuada en la noche, esta asociación es indicador del trastorno llamado narcolepsia.

 

Dicha alteración, externó, se caracteriza porque al dormir a cualquier hora del día, la persona entra con rapidez a la etapa de sueño profundo. Además de los narcolépticos, duermen de esta forma quienes se hayan privado del sueño varios días o la noche anterior.

 

Otro trastorno, refirió es el llamado síndrome de fase retrasada del sueño, que no es insomnio. En este caso, tanto el adolescente como el adulto joven dejan de dormir gracias al desarrollo de la tecnología porque se pasan mucho tiempo ante una televisión o utilizando la computadora y la Internet.

 

Debido a que estas personas se duermen a las dos o tres de la mañana, se levantan hasta las 9:00 o 10:00 horas y tienen problemas en el desempeño de sus actividades durante el día. Ello, provoca que tengan desfasado su ciclo de sueño o somnolencia diurna.

 

Reyes Haro detacó que las personas que tengan síntomas como los mencionados deben acudir a la Clínica de Trastornos del Sueño para ser examinados y valorados, y recibir la atención adecuada, debido a que a pesar de que existen muchos tipos de alteraciones hay solución para cada una de ellas.

 

 

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PIES DE FOTO

 

Foto 1

 

Reyes Haro Valencia, director de la Clínica de Trastornos del Sueño, aseguró que un tercio de la población adulta padece alguno de los 80 tipos de alteraciones del sueño existentes

 

Foto 2

 

El director de la Clínica de Trastornos del Sueño, Reyes Haro Valencia, informó que esa entidad universitaria es la más grande y mejor equipada de toda América Latina, además de ser única en su especialidad en México