Boletín UNAM-DGCS-1026
Ciudad Universitaria
Pies de fotos al
final del boletín
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Marisa Mazari, del Instituto de Ecología de
la UNAM, advirtió la presencia de la bacteria Helicobacter pylori en los
canales de Xochimilco, así como en pozos y aguas subterráneas
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Califica
de necesaria la modificación de la Norma Oficial Mexicana de agua para uso
y consumo humano, así como para riego
Según investigaciones de Marisa Mazari y
su equipo de colaboradores del Instituto de Ecología y de la Facultad de
Medicina de la UNAM, la presencia de la bacteria Helicobacter pylori es
alarmante. “Los microorganismos encontrados en el agua pueden afectar, en
especial, a las personas mayores y a los niños, aunque depende del sistema
inmunológico de cada persona”.
Frente a este problema, al cual se suma a
la deficiente desinfección del agua en
la zona, la científica propone modificar la Norma Oficial Mexicana de Agua para
Uso y Consumo Humano (NOM 127-SSA-1), la cual no ha sido actualizada desde la
década de los 50 en relación con aspectos bacteriológicos, y es válida para
todo el país.
Dicha
reglamentación se ha sustentado, de forma tradicional, en determinar la calidad
del líquido con base en la sola presencia de bacterias coliformes totales y
fecales. Empero, “estamos encontrando otro tipo de organismos patógenos que
jamás imaginamos”.
Para realizar uno de los estudios se
tomaron muestras de 35 pozos (elegidos al azar de los mil 500 existentes en
toda la ZMCM), así como en 35 sitios más de los canales de Xochimilco y en
cinco entradas de dos plantas de tratamiento (Cerro de la Estrella y San Luis
Tlaxiatemalco), de forma que tanto la zona urbana como agrícola estuvieran
representadas.
Además, detectaron las transformaciones
del agua subterránea antes y después de la cloración. De ese modo fue posible
determinar que los sistemas de desinfección no son eficientes, puesto que son
manuales y un tanto obsoletos.
Marisa Mazari destacó que una parte
pendiente de la investigación consiste en tomar muestras en los domicilios,
donde el usuario recibe el líquido, ya que el sistema de distribución del agua
es complicado y, al llegar a su destino final, se mezclan tanto las que se
obtienen del subsuelo como las que provienen de fuentes externas.
Por su importancia como proveedora de
agua para riego, los investigadores eligieron para un estudio específico el
área de Xochimilco. En los canales del área se realizaron varios análisis con
el fin de determinar los parámetros físicos y químicos básicos del líquido:
temperatura, grado de acidez y alcalinidad (pH), así como conductividad (o
cantidad de sales).
Se midieron el amonio y los nitratos, que
dan una idea de la calidad del agua en relación con la materia orgánica que puede
contaminarla, así como el cloro residual, el cual indica cómo se lleva a cabo
la desinfección; todo ello se relacionó con aspectos bacteriológicos.
Los estudios, agregó, se realizan en
colaboración con la doctora Yolanda López Vidal, de la Facultad de Medicina, y
los epidemiólogos Juan Calva y Sergio Ponce León, ambos del Instituto Nacional
de Ciencias Médicas y Nutrición “Salvador Zubirán”. “Hicimos un análisis de
bacterias indicadoras de la calidad del agua: coliformes totales, coliformes
fecales, estreptococos locales y otras enterobacterias”, dijo la investigadora
universitaria.
En los canales de Xochimilco el aporte de
agua nueva, cuya calidad es relativamente mala, proviene de plantas de
tratamiento, así como de la lluvia, en la que se diluyen los contaminantes.
Pero ahí también se vierten las aguas residuales desde los drenajes de las
casas, problema común en muchos ríos y lagos del país.
Comentó que con el líquido,
que contiene miles de bacterias de todo tipo, se riegan los sembradíos de la
zona chinampera, en especial verduras que se consumen crudas (como las
lechugas).
Para tales usos del agua no
existe una legislación, sino que se emplea la misma que para la residual
tratada. “Ojalá se generara una norma que tenga que ver con la irrigación”.
Asimismo señaló que en la
parte turística de Xochimilco, las concentraciones de contaminantes son mayores
que en otras áreas donde la conservación de los ecosistemas es mejor, como es
la zona chinampera.
En opinión de la especialista,
los problemas de insuficiencia de agua son tan apremiantes, que los de calidad
se han dejado pasar, y “creo que nos están rebasando”.
Para revertir la situación es
necesario, además de cambiar la norma, actualizar los laboratorios que forman
la red nacional de monitoreo de calidad del agua, ya que sus mediciones no son
confiables; los datos que ellos arrojan acerca de microorganismos son
esporádicos.
Asimismo, indicó, se requiere
contar con personal técnico especializado a escala nacional para hacer los
análisis que determinen la calidad del agua en todo el país, así como con bases
de datos que los especialistas puedan consultar.
Abundó que en la Zona Metropolitana de la
Ciudad de México (ZMCM), el problema no es sólo de mala calidad del agua, sino
de cantidad insuficiente de ésta, debido a la sobrepoblación -alrededor de 20
millones de habitantes (20% de la población nacional) ocupan el 0.03% del
territorio-, y a la concentración industrial -en este lugar se ubica el 45% de
ella-.
Para su mantenimiento y
desarrollo, la urbe requiere gran cantidad del líquido (67 metros cúbicos por
segundo, es decir, 67 mil litros), 70% de los cuales se extraen de los mantos
acuíferos locales. Sin embargo, para abastecer al área se obtiene agua de otras
dos cuencas, Lerma y Cutzamala.
Marisa Mazari recordó que, de
forma natural, en esta zona existía gran cantidad agua, “pero nos la hemos
acabado”; desde el punto de vista hidrológico se ha causado un desbalance
absoluto.
Indicó que sólo el 10% del
agua que se utiliza en la ZMCM es sometida a tratamiento y reciclaje; el resto,
luego del uso, va a dar al Golfo de México.
Por la importancia que revisten las zonas
poniente y sur de la ciudad, las más importantes desde el punto de vista de la
recarga del acuífero, y ésta última la de mayor relevancia para la extracción
de agua, es que se decidió realizar ahí las investigaciones, concluyó.
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PIES DE FOTO
Foto 1
Marisa Mazari, del Instituto de
Ecología, advirtió sobre la presencia de microorganismos en sistemas acuáticos
de Xochimilco, los cuales pueden afectar, en especial, a personas mayores y a
niños.
Foto 2
Es necesario
modificar la Norma Oficial Mexicana de Agua para Uso y Consumo Humano, que data
de 1950, y que de forma tradicional ha determinado la calidad del líquido con
base en la sola presencia de bacterias coliformes totales y fecales, sostuvo la
investigadora universitaria Marisa Mazari.