06:00 hrs. Diciembre 16 de 2002


Boletín UNAM-DGCS-1015

Ciudad Universitaria

 

 

Pies de fotos al final del boletín

 

DAÑOS GRAVES A MONUMENTOS HISTÓRICOS POR CONTAMINACIÓN

 

·        Ello se debe, sobre todo a la lluvia ácida, el hollín, el excremento y la orina de las palomas, aseguró Luis Torres Montes, del Instituto de Investigaciones Antropológicas

·        El IIA de la UNAM, junto con otros institutos, realiza estudios sobre dicho deterioro

·        Hay más de mil edificios en el Centro Histórico y todos requieren mantenimiento constante

 

En los últimos 25 años el deterioro de los monumentos y edificios históricos de la ciudad de México se ha acelerado de manera impresionante por el incremento de los niveles de contaminación, aseguró Luis Torres Montes, del Laboratorio de Restauración del Instituto de Investigaciones Antropológicas (IIA) de la UNAM.

 

Dicho proceso, agregó, ha sido ocasionado en gran medida por la lluvia ácida y por el hollín, -carbón que una vez activado adquiere un tamaño muy pequeño, como partículas de humo-, que es un absorbente de gases.

 

Debido a ello, explicó Luis Torres, en algunos edificios se ha encontrado, además de lo que se conoce como corrosión o ataque a la piedra,  la incrustación de sulfatos, muy peligrosos que absorben agua, se hinchan y contribuyen al rompimiento de la piedra.

 

 

El investigador universitario, quien trabaja en el proyecto “Alterología de la piedra de construcción en centros históricos”, comentó que en  algunos edificios la parte trasera de la zona deteriorada no se afecta, pero hay un estrato intermedio donde se pierde el cementante (materia para endurecer superficies) de la piedra, el cual sale y forma una costra dura, difícil o imposible de limpiar porque la suciedad se le adhiere.

 

En el mármol de Carrara de esculturas o relieves el cementante se pierde y sólo queda una sustancia granular parecida al azúcar. Esto sucede, por ejemplo, en el Palacio de Bellas Artes y en las figuras que rodean al Monumento a la Independencia.

 

Sobre el mármol nacional, que es sedimentario y no metamórfico como el de Carrara, indicó que la parte disuelta forma una costra blanquecina por la sulfatación, y provoca la pérdida del brillo.

 

Torres Montes, quien ha hecho el diagnóstico del deterioro de unos 100 monumentos históricos de la época colonial y anteriores, reconoció que uno de los principales problemas son los orines y el excremento de las palomas.

 

Los primeros contienen amoniaco y dañan las zonas pintadas, incluyendo cuadros al óleo, y el segundo posee nitratos que producen ácido nítrico que favorecen el crecimiento microbiano.

 

Otro factor que provoca el deterioro son las tijerillas que se alimentan del excremento de la paloma, las cuales viven entre el entortado del impermeabilizante y que poco a poco lo separan hasta que se desprende, y por ahí penetra el agua.

 

Aunque reconoció que el deterioro que sufren los edificios del Centro Histórico no es muy grave, sí puede serlo el de los mármoles de Carrara. Cuando la piedra sólo es parte de la estructura de soporte, es factible realizar una restauración, pero cuando es parte de la escultura el trabajo se complica, indicó.

 

En cuanto a las canteras, sobre todo las utilizadas antes del siglo XIX, aunque están agotadas, hay varias de menor calidad pero útiles para la restauración.

 

 

 

 

Luis Torres advirtió que hay más de mil edificios en el Centro Histórico y todos requieren una restauración y mantenimiento constante. Un caso excepcional es el Palacio de Bellas Artes que cuenta con una oficina de mantenimiento.

 

Para aminorar la situación propuso un mayor control del tráfico vehicular, incrementar las calles peatonales y disminuir la contaminación que en grandes cantidades llega de la zona industrial: Vallejo, Tlalnepantla y Naucalpan.

 

Asimismo, “se requiere hacer un plan de mantenimiento donde se especifiquen las labores que se llevarán a cabo cada año, como la impermeabilización de los inmuebles, la liberación de las aguas o el tratamiento y la limpieza de algunas de sus áreas”.

 

Al igual que en los museos, apuntó, cada inmueble debería contar con un curador encargado de su mantenimiento y conservación, para que cuando comience el daño se hagan las labores requeridas.

 

Resaltó que el trabajo de análisis y diagnóstico del deterioro que se realiza en el IIA es costoso, pero como la infraestructura la tiene la UNAM, resulta mucho más barato. Señaló que dichos estudios deberían ser requisito para cualquier restauración que se haga en el país.

 

Explicó que dentro del proceso para analizar los daños de un edificio se revisan los lugares con problemas y el tipo de piedra, se toman las muestras tanto de la parte sana como de la deteriorada, se elaboran los estudios en laboratorio y se entrega el informe que, entre otros aspectos, incluye propiedades hídricas y físicas, densidad, porosidad y color de la piedra.

 

Luis Torres trabaja en colaboración con los institutos de Geología, Geofísica, Ingeniería, Química y de Investigaciones en Materiales de la UNAM; así como con el Nacional de Investigaciones Nucleares. La Universidad Nacional también proporcionan asesorías a organismos como la UNESCO, la OEA y a gobiernos latinoamericanos.

 

 

 

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PIES DE FOTO

 

FOTO 1

 

El incremento de la contaminación ha acelerado el deterioro de los monumentos y edificios históricos de la ciudad de México en los últimos 25 años, aseguró Luis Torres, del Instituto de Investigaciones Antropológicas de la UNAM.

 

 

FOTO 2

 

Luis Torres, del Instituto de Investigaciones Antropológicas de la UNAM, resaltó que los orines y excremento de las palomas que habitan en los edificios del Centro Histórico deterioran más esos inmuebles.