Boletín UNAM-DGCS-1015
Ciudad Universitaria
Pies de fotos al
final del boletín
DAÑOS GRAVES A
MONUMENTOS HISTÓRICOS POR CONTAMINACIÓN
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Ello se debe, sobre todo a la lluvia ácida,
el hollín, el excremento y la orina de las palomas, aseguró Luis Torres Montes,
del Instituto de Investigaciones Antropológicas
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El IIA de la UNAM, junto con otros
institutos, realiza estudios sobre dicho deterioro
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Hay más de mil edificios en el Centro
Histórico y todos requieren mantenimiento constante
En los últimos 25 años el deterioro de los monumentos y
edificios históricos de la ciudad de México se ha acelerado de manera
impresionante por el incremento de los niveles de contaminación, aseguró Luis
Torres Montes, del Laboratorio de Restauración del Instituto de Investigaciones
Antropológicas (IIA) de la UNAM.
Dicho proceso, agregó, ha sido ocasionado en gran medida
por la lluvia ácida y por el hollín, -carbón que una vez activado adquiere un
tamaño muy pequeño, como partículas de humo-, que es un absorbente de gases.
Debido a ello, explicó Luis Torres, en algunos edificios
se ha encontrado, además de lo que se conoce como corrosión o ataque a la
piedra, la incrustación de sulfatos,
muy peligrosos que absorben agua, se hinchan y contribuyen al rompimiento de la
piedra.
El
investigador universitario, quien trabaja en el proyecto “Alterología de la
piedra de construcción en centros históricos”, comentó que en algunos edificios la parte trasera de la
zona deteriorada no se afecta, pero hay un estrato intermedio donde se pierde
el cementante (materia para endurecer superficies) de la piedra, el cual sale y
forma una costra dura, difícil o imposible de limpiar porque la suciedad se le
adhiere.
En el mármol de Carrara de esculturas o relieves el
cementante se pierde y sólo queda una sustancia granular parecida al azúcar.
Esto sucede, por ejemplo, en el Palacio de Bellas Artes y en las figuras que
rodean al Monumento a la Independencia.
Sobre el mármol nacional, que es sedimentario y no
metamórfico como el de Carrara, indicó que la parte disuelta forma una costra
blanquecina por la sulfatación, y provoca la pérdida del brillo.
Torres
Montes, quien ha hecho el diagnóstico del deterioro de unos 100 monumentos
históricos de la época colonial y anteriores, reconoció que uno de los
principales problemas son los orines y el excremento de las palomas.
Los primeros contienen amoniaco y dañan las zonas
pintadas, incluyendo cuadros al óleo, y el segundo posee nitratos que producen
ácido nítrico que favorecen el crecimiento microbiano.
Otro
factor que provoca el deterioro son las tijerillas que se alimentan del
excremento de la paloma, las cuales viven entre el entortado del
impermeabilizante y que poco a poco lo separan hasta que se desprende, y por
ahí penetra el agua.
Aunque reconoció que el deterioro que sufren los
edificios del Centro Histórico no es muy grave, sí puede serlo el de los
mármoles de Carrara. Cuando la piedra sólo es parte de la estructura de
soporte, es factible realizar una restauración, pero cuando es parte de la
escultura el trabajo se complica, indicó.
En
cuanto a las canteras, sobre todo las utilizadas antes del siglo XIX, aunque
están agotadas, hay varias de menor calidad pero útiles para la restauración.
Luis
Torres advirtió que hay más de mil edificios en el Centro Histórico y todos
requieren una restauración y mantenimiento constante. Un caso excepcional es el
Palacio de Bellas Artes que cuenta con una oficina de mantenimiento.
Para
aminorar la situación propuso un mayor control del tráfico vehicular,
incrementar las calles peatonales y disminuir la contaminación que en grandes
cantidades llega de la zona industrial: Vallejo, Tlalnepantla y Naucalpan.
Asimismo,
“se requiere hacer un plan de mantenimiento donde se especifiquen las labores
que se llevarán a cabo cada año, como la impermeabilización de los inmuebles,
la liberación de las aguas o el tratamiento y la limpieza de algunas de sus
áreas”.
Al
igual que en los museos, apuntó, cada inmueble debería contar con un curador
encargado de su mantenimiento y conservación, para que cuando comience el daño
se hagan las labores requeridas.
Resaltó que el trabajo de análisis y diagnóstico del
deterioro que se realiza en el IIA es costoso, pero como la infraestructura la
tiene la UNAM, resulta mucho más barato. Señaló que dichos estudios deberían
ser requisito para cualquier restauración que se haga en el país.
Explicó que dentro del proceso para analizar los daños de
un edificio se revisan los lugares con problemas y el tipo de piedra, se toman
las muestras tanto de la parte sana como de la deteriorada, se elaboran los
estudios en laboratorio y se entrega el informe que, entre otros aspectos,
incluye propiedades hídricas y físicas, densidad, porosidad y color de la
piedra.
Luis Torres trabaja en colaboración con los institutos de
Geología, Geofísica, Ingeniería, Química y de Investigaciones en Materiales de
la UNAM; así como con el Nacional de Investigaciones Nucleares. La Universidad
Nacional también proporcionan asesorías a organismos como la UNESCO, la OEA y a
gobiernos latinoamericanos.
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PIES DE FOTO
FOTO 1
El incremento de
la contaminación ha acelerado el deterioro de los monumentos y edificios
históricos de la ciudad de México en los últimos 25 años, aseguró Luis Torres,
del Instituto de Investigaciones Antropológicas de la UNAM.
FOTO 2
Luis Torres, del Instituto de Investigaciones Antropológicas de la UNAM, resaltó que los orines y excremento de las palomas que habitan en los edificios del Centro Histórico deterioran más esos inmuebles.