06:00 hrs. Diciembre 15 de 2002


Boletín UNAM-DGCS-1012

Ciudad Universitaria

 

Pies de fotos al final del boletín

DESARROLLAN EN LA UNAM COMPLEMENTO ALIMENTICIO PARA NIÑOS, BASADO EN EL POZOL

 

·        Carmen Wacher Rodarte, de la Facultad de Química, y su equipo trabajan con microorganismos capaces de degradar el almidón, entre otros

·        Sería más nutritivo que los atoles y papillas que consumen los bebés en la edad del destete

 

A fin de mejorar el complemento alimenticio de los niños, un equipo de investigadores de la Facultad de Química de la UNAM, encabezado por Carmen Wacher Rodarte, trabaja en la obtención de papillas preparadas con pozol, bebida fermentada de maíz, muy popular y apreciada en el sureste de nuestro país.

 

Es común, dijo, que en países en desarrollo se utilicen para el destete papillas o atoles basados en cereales, productos accesibles y de fácil preparación, aunque con baja disponibilidad de ciertos nutrimentos y con alto contenido de almidón que les da consistencia viscosa y baja densidad energética.

 

Agregó: “cuando estos alimentos se cuecen se vuelven muy voluminosos, por lo que los bebés se satisfacen antes de consumir los requerimientos energéticos suficientes para completar su dieta”.

 

Además, indicó, los cereales como el maíz, contienen fitatos –que constituyen entre el 60 y 90% del total del contenido de fósforo en estos productos–, los cuales originan la poca absorción de fierro, zinc y calcio, minerales indispensables para el crecimiento de los bebés.

Aunque este proyecto está en sus inicios, dijo la investigadora,  “hemos estudiado la microbiota del pozol y aislado microorganismos capaces de degradar el almidón que será necesario probar para la reducción de la viscosidad; contamos con una colección amplia de bacterias lácticas, y algunas podrían degradar los fitatos y liberar los minerales”.

 

Para elaborar el pozol, abundó, el maíz es nixtamalizado, lavado y martajado, luego se hacen bolas que son envueltas en hojas de plátano y se dejan fermentar durante varias horas o hasta semanas. Luego, esa masa se sumerge en agua y se obtiene  una bebida de sabor ácido, refrescante, a la cual se le pueden adicionar azúcar,  miel, chiles secos, sal, o diversos tipos de saborizantes.

 

Los investigadores buscan producir esa bebida en condiciones más controladas: que se pudiera inocular la masa de nixtamal con microorganismos que proporcionan estos beneficios y cuidar el aspecto de higiene para evitar la entrada de microorganismos patógenos.

 

La idea final, comentó Wacher Rodarte, es hacer un producto nuevo, culturalmente aceptable, en polvo, que se distribuya en sobres de aluminio, por ejemplo, para hacer atoles o papillas, listos para añadírsele agua caliente.

 

La base para ello, sostuvo, es estudiar las propiedades nutricias de los microorganismos del pozol, así como su efecto probiótico en vista de su uso como alimento de complemento para niños pequeños.

 

Para explicar el efecto probiótico dijo que la microbiota gastrointestinal es un conjunto complejo de microorganismos que viven en simbiosis con el huésped animal, “es parte esencial del cuerpo, por tanto, es de suma importancia controlarla”. Y los avances en el conocimiento de la microbiota intestinal, señaló, han llevado al desarrollo de preparaciones probióticas, para proveer vías naturales y efectivas para mantener este balance.

 

Según la Encuesta Nacional de Nutrición ENAL99 (Instituto Nacional de Salud Pública), 17.7% de los niños menores de cinco años presentaron talla baja y 7.5% bajo peso. La prevalencia de desmedro fue de 29% para la zona sur del país, más de 7% para la zona norte y entre 13 y 14% para la zona centro y ciudad de México, explicó.

“Y los malnutridos –insistió la experta– tienen un mayor riesgo de morir prematuramente, de presentar retrasos en el desarrollo motor y daños en su función cognoscitiva, entre otros.  Por ello es importante usar tecnologías sencillas para producir alimentos culturalmente aceptables que permitan reducir estos problemas”.

 

Lo cierto es que el mejoramiento en la nutrición de estos niños tiene un efecto múltiple: contribuye en el crecimiento físico y el desarrollo psicomotor, y se reducen los riesgos y complicaciones de infecciones, que como se sabe son causa importante del deterioro de la alimentación, concluyó.

 

 

 

 

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PIES DE FOTO

 

 

FOTO 1

 

Carmen Wacher Rodarte, de la Facultad de Química de la UNAM, y su grupo trabajan en la obtención de papillas preparadas a partir del pozol, tradicional bebida fermentada de maíz, muy popular y apreciada en el sureste de nuestro país.

 

FOTO 2

 

En la Facultad de Química de la UNAM un equipo de investigadores, encabezado por Carmen Wacher Rodarte, trabaja en la obtención de papillas preparadas a partir del pozol, las cuales podrían ser utilizadas como alimento de complemento para niños pequeños.