Boletín UNAM-DGCS-1010
Ciudad Universitaria
Pies de fotos al final del boletín
DE PRIMER NIVEL
INTERNACIONAL, EL LABORATORIO DE DIAGNÓSTICO DE OBRAS DE ARTE DE LA UNAM:
FALCÓN ÁLVAREZ
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La coordinadora del laboratorio
universitario, comentó que es la única que otorga servicio abierto a las
instituciones culturales
·
Mediante un trabajo interdisciplinario se
pueden estudiar con mayor certeza, profundidad y detalle las obras de arte,
resaltó
Ante la dificultad para
determinar con precisión la autoría de pinturas antiguas por falta de
documentación respecto a los artistas de la época virreinal y la gran cantidad
de obra no firmada, y con el propósito de conservar y restaurar obras de arte,
se creó el Laboratorio de Diagnóstico
de Obras de Arte del Instituto de Investigaciones Estéticas (IIE) de la UNAM.
Único con servicio abierto a
las instituciones culturales y con calidad de primer nivel en el ámbito
internacional, este laboratorio analiza pinturas prehispánicas, coloniales y
modernas mediante la identificación de las técnicas pictóricas utilizadas, la
definición de los materiales con los que están elaboradas y la determinación de
los procesos empleados por el artista, aseguró su coordinadora, Tatiana Falcón
Álvarez.
Puntualizó que estas obras se
atribuían sólo a través de pruebas históricas a ciertos autores, una vez que
los especialistas de arte realizaban análisis, pero sin posibilidad de
corroborarlo.
En año y medio de
funcionamiento, el número de obras diagnosticadas por año fue de 15 pinturas de
caballete, y con el proyecto de obra mural, en 2001 se estudiaron los trabajos
de ocho zonas arqueológicas de Oaxaca.
Comentó que se reciben todo tipo de
trabajos, pero en virtud de que se desarrolla la tarea en colaboración con
instituciones culturales y museos como el Nacional de Arte, por lo general se
analizan piezas de primer nivel de distintas épocas. Hasta ahora, se han
estudiado pinturas reconocidas y que existen en catálogos de la segunda mitad
del siglo XVI hasta el XIX.
Por medio de estas
investigaciones, precisó, el especialista puede realizar interpretaciones
específicas, definir la escuela y la época en que se creó la obra, así como las
características de su composición y contribuir a su conservación y
restauración.
Destacó que entre las líneas
de investigación del Laboratorio se encuentra la experimentación, donde se
conjuntan los conocimientos adquiridos a través de los estudios de las pinturas
murales y códices prehispánicos y coloniales con técnicas más libres.
En una primera fase, explicó
la restauradora, se dejan de lado los aspectos teóricos para tratar de
reproducir materiales del mundo prehispánico, como los pigmentos artificiales.
La pintura de esa época,
agregó, tiene colores que no son minerales. Se trata de tintes que se fijan
sobre arcillas o algún otro soporte para hacer un polvo que se aplica como
pigmento. En el Laboratorio también se trabaja con distintas plantas pintoreas,
utilizadas en la antigüedad, para tratar de reproducirlas y compararlas con los
originales ya estudiados.
En el Laboratorio, informó,
también se analizan obras de los museos. En la actualidad se trabaja un
proyecto con una beca de coinversión del Fondo Nacional para la Cultura y las
Artes (Fonca).
La especialista explicó que el
Laboratorio empezó a funcionar desde 1992, pero se cerró y reestructuró tiempo
después. La segunda etapa inició en el año 2000 y se inauguró de manera formal
en febrero de 2001. A partir de entonces, se llevan a cabo los estudios
sistemáticos y metódicos de pinturas.
A pesar de que desde hace 20
años se efectúan en México estudios de esta índole y algunas instancias
culturales tienen equipo analítico, el laboratorio de la UNAM es el único
abierto a este tipo de dependencias, aunque no al público en general.
“Nosotros tenemos objetivos
académicos y de investigación; además, existe un comité que analiza cada caso
presentado y determina si es pertinente realizar el estudio”, puntualizó.
Tampoco, indicó, se dedican a
la identificación de obra falsificada porque no tienen la información
suficiente ni se les ha requerido esa tarea.
Falcón Álvarez detalló que el
estudio sistemático de la pintura lleva un orden: se escoge un autor; se selecciona la obra que está firmada por
él o se le atribuye; se analizan e identifican los materiales utilizados, y se
observa si los procesos, las soluciones plásticas, –la forma de hacer una luz o
una sombra, así como las características de una transparencia o un emplasto de
pintura– son correspondientes. Esto es, si tienen cierta uniformidad porque se
trata de un lenguaje, una manera específica de expresarse del autor.
Se recrea la historia de la
tecnología de los materiales y la de la pintura como tal, como una manera de
decir las cosas a través de pastas y colores, detalló.
El procedimiento técnico
consiste en llevar a cabo diversas pruebas, entre ellas, un estudio fotográfico
de la obra a detalle. Sobre éste, así como del original, se determina la paleta
del pintor; se identifican los colores y sus características; luego se hace un
análisis de reflectografía infrarroja, es decir, se utiliza una cámara especial
para ver más allá de la superficie de la pieza mediante la medición de la
temperatura.
Con esos análisis, en la
pintura antigua se observan los repintes, las correcciones, el dibujo
preparatorio y la forma en que se construyó su arquitectura. A partir de ello
surge la hipótesis de la técnica usada.
Después se toman muestras de
la pintura que se estudia bajo el microscopio, se preparan, incluyen y revisan
cortes transversales y cuál es la estructura. Así se determinan las facilidades
técnicas que aplica el pintor para concebir algo específico.
Los procedimientos del autor
son identificados por métodos químicos, tales como colores específicos, tamaño
del pigmento y origen. Detalles que contribuyen a completar la imagen total del
proceso de creación, además de radiografías para precisar problemas o
sobreposición de pintura.
La complejidad y la delicadeza
de los estudios, dijo, dependen del proyecto o problema que se trate. Con las
obras de la época prehispánica, para las cuales no existen documentos escritos
que definan la forma en que se pintaba, se hacen análisis para identificar los
elementos que determinan el uso de aceites, óleo y acrílico. Aquí se debe
precisar el material con el que pegaron el polvo de colores, parte fundamental
de la técnica.
Por su dificultad, los
estudios de este tipo se desarrollan con instituciones tanto de la UNAM (el
Instituto de Investigaciones en Materiales), como de fuera.
El trabajo interdisciplinario
en el que participan cerca de 20 especialistas de diferentes ramas es de primer
nivel en el ámbito internacional, apuntó.
Este año, la tarea
desarrollada fue en siete obras de una exposición de José Juárez y tres
pinturas más de Hermenegildo Bustos,
propiedad del Museo Nacional de Arte.
Debido a que la labor
realizada en este Laboratorio es de alta especialización, se cobra una
cantidad, aunque mínima, que se reinvierte en materiales.
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PIES DE FOTO
Foto 1
Tatiana Falcón Álvarez, coordinadora del Laboratorio
de Diagnóstico de Obras de Arte, del Instituto de Investigaciones Estéticas de
la UNAM, señaló que este lugar es el único con servicio abierto a las
instituciones culturales y museos.
Foto 2
En el Laboratorio de Diagnóstico de Obras de Arte, del Instituto de
Investigaciones Estéticas de la UNAM, se estudian las pinturas de distintas
épocas mediante un trabajo de primer nivel en el ámbito internacional, aseveró
su coordinadora, Tatiana Falcón Álvarez.