Boletín UNAM-DGCS-1001
Ciudad Universitaria
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EN MÉXICO,
PROBLEMAS CON EL AGUA POR FALTA DE PERSONAL CAPACITADO, ESCASEZ Y BAJA CALIDAD
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Ramiro Rodríguez, del Instituto de
Geofísica, dijo que México no tiene ni 150 hidrogeólogos formados
·
La cuenca de México consume alrededor de 70
metros cúbicos de agua por segundo
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El principal consumidor del líquido en el
país es el sector agrario, que emplea el 85% del total
La principal dificultad que enfrenta
nuestro país en materia de agua es su manejo, “porque en México no tenemos ni
siquiera 150 hidrogeólogos formados”, situación a la que se suman los problemas
de escasez, de calidad y de falta de personal capacitado en la administración
del recurso, aseguró Ramiro Rodríguez Castillo, del Instituto de Geofísica
(IGF).
El especialista universitario
resaltó que los 20 millones de personas que habitan la cuenca de México
consumen alrededor de 70 metros cúbicos de agua por segundo, de los cuales se
toman 15 del sistema Cutzamala (lo que requiere que, desde una distancia de 300
kilómetros, se bombeen a mil metros de altura). Sin embargo, se fuga entre el
30% y el 40% del total en la tubería, y sólo hay capacidad para tratar cinco
metros cúbicos.
“Si se pudiera resolver de
alguna manera el problema de las fugas no habría necesidad de traer agua del
Cutzamala”, proceso que resulta ser muy costoso, aunque el consumidor pague muy
por debajo del precio real.
Informó que un metro cúbico
cuesta entre 60 y 70 centavos de dólar, y el usuario sólo paga entre 20 y 40
centavos, cuando una botella de un litro del líquido envasado puede costar poco
menos de un dólar. A pesar de ello, la gente se resiste a pagar más.
En el Valle de México, abundó, se extraen
del subsuelo 45 metros cúbicos por segundo, lo cual ha propiciado el
hundimiento de la ciudad, que en los últimos 100 años ha sido de nueve metros.
Se invierten grandes cantidades en resolver las dificultades derivadas de este
hundimiento; ejemplo de eso son las obras realizadas en las instalaciones del
Metro o en el drenaje profundo.
En el sector científico y tecnológico,
subrayó, no hay grupos de trabajo dedicados al agua subterránea. Además, fue
hasta hace pocos años que se creó el Instituto Mexicano de Tecnología del Agua,
enfocado a desarrollar innovaciones para presas y canales, pero no para estudiar
los problemas del agua de los acuíferos, “con todo y que dependemos en 65 o 70%
de ellos”.
A la falta de especialistas se suma la
insuficiencia de recursos económicos para poner en marcha programas de
mejoramiento de la calidad del vital líquido, precisó el científico.
En el auditorio del Centro de
Ciencias Aplicadas y Desarrollo Tecnológico, donde dictó la conferencia
“Contaminación del agua subterránea en México”, explicó que el principal
consumidor del vital líquido en la República es el sector agrario, el cual
emplea 85% del total.
Rodríguez Castillo comentó
que, dadas las condiciones geológicas del país (zona elevada delimitada por dos
grandes cordilleras), no somos muy afortunados respecto al agua. Los grandes
ríos y lagos se ubican en el sur, donde no hay importantes grupos
poblacionales; del centro hacia el norte del territorio “el único es Chapala,
por lo que en esas zonas se depende del agua subterránea en casi 90%”.
El principal problema de
contaminación del agua en zonas urbanas del país, dijo por otra parte, se
asocia al manejo inadecuado de desechos líquidos y sólidos, particularmente los
primeros. “Deberíamos tener plantas de tratamiento para aguas residuales en las
comunidades con más de 50 mil habitantes, pero en México sólo hay entre 70 y 90
funcionando”.
Un dilema más son los residuos
sólidos: funcionan poco menos de 100 rellenos sanitarios y lo que impera es el
uso de basureros o sitios de disposición final sin protección ambiental.
En la basura se incluyen, por
ejemplo, residuos hospitalarios que pueden producir sustancias alcalinas las
cuales, a su vez, llegan a alcanzar los mantos acuíferos. Por eso deberían
cremarse, explicó el especialista.
Al manejo inapropiado de las
aguas residuales se asocian también los detergentes (que inciden en las aguas
subterráneas) cuyo espumante arrastra contaminantes como hidrocarburos,
solventes o aceites.
A todo esto hay que sumar los
accidentes químicos, la quema de llantas (que produce cientos de compuestos) e,
incluso, materia orgánica en descomposición, todo lo cual puede llegar al
subsuelo, abundó Rodríguez Castillo.
Otra dificultad que cada vez
se extiende más en zonas como el Bajío y el centro del país, en ciudades como
Salamanca, León, Cuernavaca y en ciertas zonas del DF, es la presencia de
hidrocarburos en el agua por fugas en oleoductos de gasolina.
Las ladrilleras, sobre todo en
el centro y norte de la República, usan para la combustión: residuos plásticos,
aceites quemados y, en lugares como León, restos de piel animal que contienen
cromo trivalente por el proceso de curtido, compuesto que, en el momento de
quemarse, se oxida y se convierte en cromo exavalente, soluble en agua y tóxico.
Existe el mito de que la
ceniza mejora el suelo, por ello es dispersada en los campos de cultivo, pero
los daños pueden ser graves, por ejemplo, más del 90% de los pozos de León
están contaminados. Ello podría evitarse si los residuos de cuero se fueran al
basurero y no se quemaran.
El investigador dijo también
que en otras áreas como Zimapán (Hidalgo) y la Comarca Lagunera tienen graves
problemas con el arsénico; en esta última zona hay reportados arriba de 250 mil
casos de personas afectadas.
Ante tal situación, es
indispensable entender que el problema del agua es muy complejo. Debe dejar de verse
a este líquido vital como un recurso renovable que llega a nuestras casas con
sólo abrir la llave.
Asimismo, urge reforzar grupos
de investigación dedicados al tema, pero hacen falta estudiantes interesados en
prepararse en esta área, finalizó Ramiro Rodríguez.
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Los problemas del
agua en nuestro país no son sólo de escasez, sino cada vez más de calidad y de
falta de personal capacitado en la administración del recurso, afirmó Ramiro
Rodríguez Castillo, del Instituto de Geofísica.