06:00 hrs. Diciembre 10 de 2002


Boletín UNAM-DGCS-1001

Ciudad Universitaria

 

 

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EN MÉXICO, PROBLEMAS CON EL AGUA POR FALTA DE PERSONAL CAPACITADO, ESCASEZ Y BAJA CALIDAD

 

·        Ramiro Rodríguez, del Instituto de Geofísica, dijo que México no tiene ni 150 hidrogeólogos formados

·        La cuenca de México consume alrededor de 70 metros cúbicos de agua por segundo

·        El principal consumidor del líquido en el país es el sector agrario, que emplea el 85% del total

 

La principal dificultad que enfrenta nuestro país en materia de agua es su manejo, “porque en México no tenemos ni siquiera 150 hidrogeólogos formados”, situación a la que se suman los problemas de escasez, de calidad y de falta de personal capacitado en la administración del recurso, aseguró Ramiro Rodríguez Castillo, del Instituto de Geofísica (IGF).

 

El especialista universitario resaltó que los 20 millones de personas que habitan la cuenca de México consumen alrededor de 70 metros cúbicos de agua por segundo, de los cuales se toman 15 del sistema Cutzamala (lo que requiere que, desde una distancia de 300 kilómetros, se bombeen a mil metros de altura). Sin embargo, se fuga entre el 30% y el 40% del total en la tubería, y sólo hay capacidad para tratar cinco metros cúbicos.

 

“Si se pudiera resolver de alguna manera el problema de las fugas no habría necesidad de traer agua del Cutzamala”, proceso que resulta ser muy costoso, aunque el consumidor pague muy por debajo del precio real.

 

Informó que un metro cúbico cuesta entre 60 y 70 centavos de dólar, y el usuario sólo paga entre 20 y 40 centavos, cuando una botella de un litro del líquido envasado puede costar poco menos de un dólar. A pesar de ello, la gente se resiste a pagar más.

 

En el Valle de México, abundó, se extraen del subsuelo 45 metros cúbicos por segundo, lo cual ha propiciado el hundimiento de la ciudad, que en los últimos 100 años ha sido de nueve metros. Se invierten grandes cantidades en resolver las dificultades derivadas de este hundimiento; ejemplo de eso son las obras realizadas en las instalaciones del Metro o en el drenaje profundo.

 

En el sector científico y tecnológico, subrayó, no hay grupos de trabajo dedicados al agua subterránea. Además, fue hasta hace pocos años que se creó el Instituto Mexicano de Tecnología del Agua, enfocado a desarrollar innovaciones para presas y canales, pero no para estudiar los problemas del agua de los acuíferos, “con todo y que dependemos en 65 o 70% de ellos”.

 

A la falta de especialistas se suma la insuficiencia de recursos económicos para poner en marcha programas de mejoramiento de la calidad del vital líquido, precisó el científico.

 

En el auditorio del Centro de Ciencias Aplicadas y Desarrollo Tecnológico, donde dictó la conferencia “Contaminación del agua subterránea en México”, explicó que el principal consumidor del vital líquido en la República es el sector agrario, el cual emplea 85% del total.

 

Rodríguez Castillo comentó que, dadas las condiciones geológicas del país (zona elevada delimitada por dos grandes cordilleras), no somos muy afortunados respecto al agua. Los grandes ríos y lagos se ubican en el sur, donde no hay importantes grupos poblacionales; del centro hacia el norte del territorio “el único es Chapala, por lo que en esas zonas se depende del agua subterránea en casi 90%”.

 

El principal problema de contaminación del agua en zonas urbanas del país, dijo por otra parte, se asocia al manejo inadecuado de desechos líquidos y sólidos, particularmente los primeros. “Deberíamos tener plantas de tratamiento para aguas residuales en las comunidades con más de 50 mil habitantes, pero en México sólo hay entre 70 y 90 funcionando”.

Un dilema más son los residuos sólidos: funcionan poco menos de 100 rellenos sanitarios y lo que impera es el uso de basureros o sitios de disposición final sin protección ambiental.

 

En la basura se incluyen, por ejemplo, residuos hospitalarios que pueden producir sustancias alcalinas las cuales, a su vez, llegan a alcanzar los mantos acuíferos. Por eso deberían cremarse, explicó el especialista.

 

Al manejo inapropiado de las aguas residuales se asocian también los detergentes (que inciden en las aguas subterráneas) cuyo espumante arrastra contaminantes como hidrocarburos, solventes o aceites.

 

A todo esto hay que sumar los accidentes químicos, la quema de llantas (que produce cientos de compuestos) e, incluso, materia orgánica en descomposición, todo lo cual puede llegar al subsuelo, abundó Rodríguez Castillo.

 

Otra dificultad que cada vez se extiende más en zonas como el Bajío y el centro del país, en ciudades como Salamanca, León, Cuernavaca y en ciertas zonas del DF, es la presencia de hidrocarburos en el agua por fugas en oleoductos de gasolina.

 

Las ladrilleras, sobre todo en el centro y norte de la República, usan para la combustión: residuos plásticos, aceites quemados y, en lugares como León, restos de piel animal que contienen cromo trivalente por el proceso de curtido, compuesto que, en el momento de quemarse, se oxida y se convierte en cromo exavalente,  soluble en agua y tóxico.

 

Existe el mito de que la ceniza mejora el suelo, por ello es dispersada en los campos de cultivo, pero los daños pueden ser graves, por ejemplo, más del 90% de los pozos de León están contaminados. Ello podría evitarse si los residuos de cuero se fueran al basurero y no se quemaran.

 

El investigador dijo también que en otras áreas como Zimapán (Hidalgo) y la Comarca Lagunera tienen graves problemas con el arsénico; en esta última zona hay reportados arriba de 250 mil casos de personas afectadas.

Ante tal situación, es indispensable entender que el problema del agua es muy complejo. Debe dejar de verse a este líquido vital como un recurso renovable que llega a nuestras casas con sólo abrir la llave.

 

Asimismo, urge reforzar grupos de investigación dedicados al tema, pero hacen falta estudiantes interesados en prepararse en esta área, finalizó Ramiro Rodríguez.

 

 

 

 

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Los problemas del agua en nuestro país no son sólo de escasez, sino cada vez más de calidad y de falta de personal capacitado en la administración del recurso, afirmó Ramiro Rodríguez Castillo, del Instituto de Geofísica.