Boletín UNAM-DGCS-0992
Ciudad Universitaria
Pies de
fotos al final del boletín
DEMOCRATIZAR LA
POLÍTICA ECONÓMICA, PROPONE EL EX SECRETARIO DE HACIENDA DAVID IBARRA
·
Planteó también la configuración de una
política de empleo y crecimiento
·
El coordinador de la Reforma Universitaria,
José Narro Robles, inauguró el coloquio “La cuestión social: superación de la
pobreza y política social a 7 años de Copenhague”
La configuración de una política de
empleo y crecimiento; la reconstrucción de las políticas industrial, monetaria
y fiscal, y la democratización de la economía, propuso el ex secretario de
Hacienda, David Ibarra, durante el coloquio “La cuestión social: superación de
la pobreza y política social a 7 años de Copenhague”.
En el acto, inaugurado por el
coordinador general de la Reforma Universitaria, José Narro Robles, señaló que,
a diferencia de otros países del Tercer Mundo, la entrada de México al proceso
de integración universal de mercados no ha sido afortunada.
La destrucción institucional
irreflexiva y el apego unilateral a exigencias externas, mientras se descuidan
los frentes ciudadano y empresarial internos, restringen la capacidad de
progresar y llevar adelante una política mínima de empleo y equidad
distributiva, sentenció.
En el acto, organizado por el
Instituto de Investigaciones Filosóficas, Ibarra agregó que la democracia
confiere legitimidad a reformas e instituciones, pero cuando no conduce a la
justicia social ni a mejorar la suerte de los ciudadanos, acaba en ideología
vacía que destruye sus propias bases de legitimidad.
Por ello, propuso impulsar
deliberadamente el acomodo interno a la globalización, ya que hasta ahora los
esfuerzos se han dirigido a acomodar al país al nuevo orden internacional,
mientras se descuida la suerte de las empresas, trabajadores y ciudadanos
mexicanos.
Es ese el motivo, subrayó, de
que las dislocaciones internas hayan sido severas, como lo atestigua el
rompimiento de los pactos sociales, la desigualdad rampante y la búsqueda
infructuosa de avenidas al desarrollo sostenido.
En este sentido, planteó
cuatro elementos de política a incorporar en el devenir nacional: la
configuración de una política de empleo y crecimiento, con la misma jerarquía
que la establecida para la estabilización de precios o la desincorporación de
empresas públicas.
Asimismo, la reconstrucción de
las políticas industrial, monetaria y fiscal, de modo que alienten a la empresa
nacional a crecer, a vincularse mejor al esfuerzo exportador, a aprovechar a
cabalidad el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, y, en general, la
apertura universal de fronteras.
También, la democratización de
la política económica en el sentido de abrirla a la participación sistemática
de los principales agentes productivos, a modo de hacerlos actores
comprometidos con su diseño e instrumentación.
Finalmente, propuso la
reconstrucción de los complejos institucionales, incluido el Estado, en
consonancia con el cambio de los modelos económico y político.
En suma -como lo demuestra el
éxito de países como los asiáticos, o Irlanda y España-, la inserción al mundo
globalizado o a unidades económicas mayores necesita de una política decidida
de desarrollo y justicia social, dijo.
La globalización, señaló el
actual consultor independiente, no sólo ha traído consigo cambios dramáticos en
la jerarquización de los objetivos sociales de los países, sino que ha
erosionado gravemente la soberanía de Estados e individuos.
La erradicación de las
fronteras económicas, la aceptación de la libertad plena a los movimientos de
capitales, abren enormes ventajas al progreso, pero tienen a la par costos
inmensos que no hemos aprendido a reducir: los de renunciar –con razón o sin
ella- a la soberanía económica y a usar buena parte del instrumental de las
políticas nacionales, singularmente las
de orden social e industrial.
Otro costo, apuntó, es facilitar la desincorporación
indiscriminada de empresas públicas o la extranjerización de las privadas, lo
que aleja a la inversión propia o foránea de la tarea de crear nuevas fuentes
de empleo y producciones, entre otros.
En la realidad de hoy,
aseguró, los Estados funcionan cada vez menos de modo autónomo, frente a la
multiplicidad de tratados, convenciones, compromisos o hasta posibles
represalias foráneas.
Y cuando la soberanía estatal
resulta disminuida, los derechos ciudadanos quedan parcialmente invalidados. Se
avanza en crear instituciones democráticas -en dar voz y participación a los
habitantes- mientras se desmantela la
soberanía económica nacional, sin la cual la modernización política sólo puede
avanzar precariamente.
En tales circunstancias,
concluyó, los fenómenos de la exclusión, la pobreza o las disparidades
distributivas se agravan, así se trate de naciones avanzadas o de primer mundo.
-o0o-
PIES DE FOTO
Foto 1
En el Instituto de Investigaciones
Filosóficas de la UNAM se llevó a cabo el coloquio “La cuestión social:
superación de la pobreza y política social a 7 años de Copenhague”, donde
estuvieron David Ibarra, Rolando Cordera y José Narro.
Foto 2
David Ibarra, consultor independiente, aseguró que a
diferencia de otros países del Tercer Mundo, la entrada de México al proceso de
integración universal de mercados no ha sido afortunada.