06:00 hrs. Noviembre 17 de 2002


Boletín UNAM-DGCS-0946

Ciudad Universitaria

 

LLAMA ESPECIALISTA A INVESTIGAR MÁS SOBRE LAS ENFERMEDADES DE LA TERCERA EDAD

 

·        Una de ellas es la osteoartritis, padecimiento que se enfrenta hoy con ejercicios de rehabilitación, terapias con ultrasonido, analgésicos e intervenciones quirúrgicas

·        Se cuenta con los conocimientos necesarios para elaborar fármacos antihistamínicos capaces de ofrecer una alternativa más a los enfermos de cáncer

·        Especialistas del Cinvestav expusieron sus investigaciones en la Facultad de Estudios Superiores Cuautitlán de la UNAM

 

Existen millones de personas en el mundo que padecen osteoartritis    -rigidez, dolor, hipersensibilidad e inflamación de las articulaciones-, padecimiento para el cual todavía no hay un tratamiento satisfactorio, comentó Juan Kouri, del Centro de Investigación y Estudios Avanzados (Cinvestav) del Instituto Politécnico Nacional (IPN).

 

Hoy, dijo, este problema se enfrenta con “ejercicios de rehabilitación, terapias con ultrasonido, analgésicos y, en última instancia, cuando el dolor es demasiado intenso, mediante intervenciones quirúrgicas”.

 

El responsable de la Unidad de Microscopía Electrónica aclaró que en México, dado el panorama de envejecimiento de la población, investigadores de la citada institución y del Centro Nacional de Rehabilitación de la Secretaría de Salud (SSa) realizan diversos estudios para conocer los mecanismos celulares y moleculares de este trastorno incurable, para dilucidar mejor su patogenia y poder brindar nuevas estrategias terapéuticas.

 

En la Facultad de Estudios Superiores Cuautitlán (FESC) de la UNAM, Juan Kouri dijo: nos estamos acercando a una era en la que el incremento en el número de personas de la tercera edad será cada vez mayor; hay que prepararse para ello, y una manera de hacerlo es atendiendo los padecimientos que devienen con el envejecimiento, como la osteoartritis.

 

Al dictar la conferencia “Importancia de la apoptosis en la patogenia de la osteoartritis”, el también profesor titular del departamento de Patología Experimental del IPN, dio a conocer algunas conclusiones preliminares del estudio que actualmente se realiza: el condroncito, principal y única célula del cartílago articular, prácticamente no prolifera debido a diversas señales de tipo mecánico e inflamatorio y muere principalmente por apoptosis.

 

En este  proceso, el cual consiste en un programa de “suicidio”, como respuesta a un conjunto de señales diversas, “la célula cambia su expresión fenotípica –conjunto de caracteres hereditarios- y genotípica, dando lugar a una degeneración de la matriz celular y a la calcificación anormal del hueso subcondrial, elementos fundamentales, a nuestro juicio, en la patogénesis de la osteoartritis. Esto trae como consecuencia la pérdida de cartílago articular y de las funciones de la articulación”.

 

Por lo anterior,  si se pudieran modular las funciones y muerte del condroncito, se abrirían nuevas estrategias terapéuticas en el tratamiento de la osteoartritis, las cuales podrían retardar el proceso degenerativo del cartílago.

 

“Aunque estamos convencidos de que la apoptosis está involucrada en la degeneración del cartílago articular, hecho de significativa importancia en la patogénesis de la osteoartritis, estos criterios deberán ser sometidos a una crítica internacional”, aclaró el investigador.

 

Sobre si existen medidas preventivas, comentó que la primera consiste en crecer lo más sano posible, evitando el sobrepeso, porque este es un factor importante de riesgo sobre todo en las articulaciones de carga: la osteoartritis es más frecuente en rodillas y cadera.

 

A la lista de recomendaciones agregó el no hacer caminar a los niños antes de tiempo, porque sus articulaciones y huesos no están lo suficientemente maduros para soportar su peso; cuando se incurre en esto, “sucede la desalineación de las articulaciones que trae como consecuencia una dificultad de la distribución de carga, lo cual produce señales mecánicas que inducen el proceso degenerativo a largo plazo”.

 

Sugirió llevar una dieta sana y evitar los ejercicios de alto impacto, sobre todo después de los 40 años, y si hay una predisposición genética.

 

Cáncer y mal de Parkinson

 

Por otra parte, José Antonio Arias Montaño, investigador del Departamento de Fisiología, Biofísica y Neurociencias, del mismo centro, destacó que gracias a científicos del Cinvestav, se cuenta con los conocimientos necesarios para elaborar fármacos antihistamínicos  para los enfermos de cáncer.

 

El cáncer -crecimiento producido por la proliferación continua de células con capacidad de invasión y destrucción de otros tejidos- puede originarse a partir de cualquier tipo de célula en un tejido corporal, y no es una enfermedad única, sino un conjunto de padecimientos que se clasifican en función del sitio de origen. Existen varios cientos de formas distintas.

 

Al participar con su ponencia “La histamina, un regulador de la función del cerebro”, el investigador explicó que éste es un componente normal de casi todos los tejidos animales, así como del sistema nervioso central (SNC); regula la liberación del Ácido Gama Amino Butílico y tiene efectos en las células diales.

 

En relación con los tumores malignos que afectan al SNC, el investigador comentó que, en pleno siglo XXI, el paciente con cáncer tiene una expectativa de vida muy baja y los fármacos que se utilizan para combatir esta enfermedad no han funcionado del todo bien, por lo que cualquier medicamento que pueda reducir el crecimiento de las células tumorales es bienvenido.

 

Las investigaciones en torno a estas células han revelado que tienen receptores para la histamina, denominados H1; cuando ésta se une a los receptores, los tumores crecen más rápido. Al estudiar los mecanismos de replicación de estas células, se ha descubierto que bloqueando a los receptores con fármacos antagonistas se inhibe su desarrollo.

 

Los antihistamínicos son una alternativa, recalcó Arias Montaño, pero aún deben evaluarse clínicamente de manera más extensa.

“La histamina –concluyó– tiene un papel relevante en la regulación de la función del SNC y también podría estar involucrada en la fisiopatología de enfermedades neurodegenerativas como el mal de Parkinson, caracterizada por temblor en el cuerpo, postura inclinada y dificultad para controlar los movimientos.

 

Otro tipo de receptores, los H3, regulan la liberación de neurotransmisores como el GABA y el ácido glutámico, que son muy importantes para la función cerebral y su efecto se opone al de la dopamina, de gran relevancia, ya que se ha comprobado que hay una relación directa entre la pérdida de dopamina y la enfermedad de Parkinson”, explicó.

 

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