06:00 hrs. Noviembre 11 de 2002


Boletín UNAM-DGCS-0933

Ciudad Universitaria

 

CORREGIR LOS DEFECTOS GENÉTICOS QUE PRODUCEN PADECIMIENTOS, META DE LA BIOMEDICINA MOLECULAR

 

·        Así lo aseguró Marco Antonio Meraz Ríos, del Centro de Investigaciones y Estudios Avanzados del Instituto Politécnico Nacional

·        Participó en el “V Simposium de Temas Selectos de Biología Celular”, organizado por la Facultad de Estudios Superiores Cuautitlán

 

La meta de la biomedicina molecular moderna es corregir los defectos genéticos que derivan en padecimientos que afligen a nuestra sociedad, dijo Marco Antonio Meraz Ríos, del Centro de Investigaciones y Estudios Avanzados (Cinvestav) del Instituto Politécnico Nacional.

 

Al dictar la conferencia “La manipulación genética en la biomedicina molecular”, durante el “V Simposium de Temas Selectos de Biología Celular” organizado por la Facultad de Estudios Superiores Cuautitlán (FESC), mencionó que se puede imaginar que se logrará la eliminación de trastornos o anormalidades genéticas familiares mediante la modificación de las células troncales totipotenciales conocidas como células madre o stem.

 

Ese es uno de los retos de la biomedicina, y el devenir para cada uno de los futuros científicos relacionados con algún campo de la medicina o la biología, precisó el especialista.

 

Los estudios moleculares y los avances y aplicaciones de la manipulación genética basan su desarrollo en el conocimiento y manejo de la molécula de ácido desoxirribonucleico (ADN), de ahí que hoy se cuente con alimentos y animales transgénicos.

 

Respecto a los primeros, el científico aclaró: hasta ahora no se tiene evidencia de que causen daño a quien los consume; y en cuanto a los segundos destacó los experimentos para “humanizar” cerdos mediante la sustitución de genes, con el objetivo de usarlos eventualmente como donadores de órganos. Tales aplicaciones son técnicamente posibles, aunque todavía no están disponibles comercialmente.

 

En la biomedicina otra de las acciones posibles es la clonación, la cual consiste en modificar células y organismos conservando idéntica la información genética. En ese sentido, después de aludir a la oveja Dolly, el ponente se refirió a la segunda generación de la clonación, en este caso con chimpancés, experimento en el cual se utilizó, en lugar de células madre, la transferencia nuclear.

 

Las huellas dactilares de esos primates son totalmente distintas entre sí, comentó el doctor Meraz. Ello demuestra que “los mecanismos de regulación de la expresión génica que determinan la personalidad única de un individuo son ultrafinos y sabemos muy poco acerca de ellos”.

 

La personalidad está regulada por los niveles de expresión de las moléculas, de sus receptores y neurotransmisores, de ahí que ésta no se puede repetir ni con la duplicación genética, explicó el experto.

 

Aclaró que una de las desventajas de crear un organismo por clonación es que no existe variabilidad genética y “cuando en una especie disminuye su diversidad se condena a la extinción”.

 

En este contexto destacó la importancia del proyecto del genoma humano, cuyo objetivo es identificar todos los genes de la célula humana, establecer el lugar que éstos ocupan en los cromosomas y determinar, mediante secuenciación, la información genética codificada del ADN.

 

Las investigaciones indican que el número real de genes de la especie humana es de entre 50 mil y 55 mil, mismos que estarán identificados para el 2003. “Se tiene calculado que en la población humana hay 14 variedades de cada uno de los genes”.

 

De acuerdo con las teorías darwinianas, la especie que sobrevive no es la más fuerte, sino la que tiene mayor capacidad de adaptación; los seres humanos tenemos dicha facultad codificada dentro de nuestra estructura genómica y ella nos permite ser una especie con un alto grado de supervivencia.

 

En el camino para conocer el funcionamiento del organismo, el genoma humano no ha sido más que un paso, es decir, las instrucciones generales o  el abecedario del gran libro de la vida, apuntó el  profesor del Cinvestav.

 

Hoy existe un proyecto más ambicioso, interesante y poderoso: el Proteoma humano, el cual pretende determinar la composición, estructura y funciones de todas y cada una de las proteínas, producto final del ADN, aseveró.

 

Las proteínas de una especie determinada son las mismas, sin embargo, los individuos de una misma especie no lo son. “Lo que hace diferente a las personas son las secuencias que regulan la expresión de las moléculas y definen qué cantidad de ellas tienen que expresarse. ¿Por qué algunos genes se apagan o se prenden? ¿Por qué su expresión es temporal? ¿Por qué el cangrejo o el elefante tienen determinada forma? No lo sabemos todavía, esos son los retos de la nueva biomedicina molecular”, apuntó.

 

Quizá algún día podremos acudir a la farmacia y pedir el gen de ojos azules, pero de ahí a que lo introduzcamos en la célula y obtengamos el resultado que deseamos hay una diferencia abismal, finalizó Marco Antonio Meraz.

 

--o0o--