13:30 hrs. Octubre 25 de 2002


Boletín UNAM-DGCS-0896

Ciudad Universitaria

 

Pies de fotos al final del boletín

 

LOS TEMORES POR EL USO DE  LA BIOTECNOLOGÍA PODRÍAN GENERAR PARÁLISIS: XAVIER SOBERÓN

 

·        El director del Instituto de Biotecnología de la UNAM afirmó que quienes se oponen a su uso en la agricultura lo hacen por consideraciones económicas y sociales, más que científicas

·        Annie Pardo, coordinadora del Laboratorio de Bioquímica en el área de las Ciencias Biológicas y de la Salud de la Facultad de Ciencias dijo que un nuevo conocimiento acarrea problemas éticos que la sociedad debe aprender a controlar

·        El jurista Manuel Becerra comentó que en los tratados internacionales ya se establece la protección de seres vivos, aunque en forma limitada y sin claridad

 

Si exageramos las precauciones en torno al uso de la biotecnología podríamos llegar a la parálisis, aunque también es conveniente tener presente que si no se ha demostrado que causa problemas no significa que no los habrá en el futuro, señaló Xavier Soberón, director del Instituto de Biotecnología (IBt) de la UNAM.

 

Los mexicanos, explicó, debemos aceptar que los riesgos para la salud producidos por los alimentos genéticamente modificados son inexistentes hasta ahora. Según datos de la Organización Mundial de la Salud, se ha demostrado que son inocuos. Sin embargo, en el ámbito de la amenaza a la biodiversidad, debe evitarse su siembra donde puedan afectar a ciertas variedades locales.

 

Hay que analizar la importancia de esta tecnología para lograr la mejora productiva y nutricional de los alimentos; la ampliación de la tierra destinada al uso agrícola, al adaptar plantas a suelos y climas donde hasta ahora no se había logrado (evitando al mismo tiempo talar selvas), así como la diminución en el uso de fertilizantes y pesticidas. Pero, sobre todo, debe valorarse el costo real de no emplearla.

 

Al participar en el seminario “Ciencia y Tecnología ¿para qué?”, organizado por la Dirección General de Estudios de Posgrado, Soberón señaló que las principales fuentes de oposición al uso de las  técnicas de manipulación genética en la agricultura tienen su origen en consideraciones económicas y sociales, más que científicas.

 

El propósito de la biotecnología en ese sector es lograr una agricultura sustentable, respetuosa de la tradición y el ambiente, que al mismo tiempo sea económica y accesible.

 

En su opinión, los riesgos para la salud y para el entorno expuestos por algunos opositores a la utilización de estas técnicas han sido “exagerados”. Como científicos, dijo, podemos abordar esas circunstancias, pero no somos el referente para evaluar sus efectos políticos y sociales. La historia probará qué tan ciertos estamos, precisó.

 

Recordó que en la década de los 90, cuando se comenzó la aplicación de la biotecnología en la agricultura, surgió la controversia más fuerte en torno al uso de organismos genéticamente modificados.

 

La polémica se debe, explicó, a que este rubro está muy relacionado con la seguridad alimentaria y con el cuidado de la biodiversidad. Además, esas técnicas son percibidas como radicalmente distintas a lo usado con anterioridad.

 

El miedo es la reacción ante lo inesperado, lo nuevo, lo raro. La pregunta es qué parte de éste se justifica y cuál no. Por ello, hay que intensificar las preguntas, así como las respuestas científicas sólidas, apuntó.

 

Hay que conciliar las preocupaciones genuinas de la sociedad con el aprovechamiento de la promisoria biotecnología, “para lo cual se deben descartar las posturas extremas”, finalizó.

 

Por su parte, Annie Pardo, coordinadora del Laboratorio de Bioquímica en el área de las Ciencias Biológicas y de la Salud de la Facultad de Ciencias de la UNAM, señaló que el conocimiento sobre el genoma    –conjunto de genes que especifican todos los caracteres que pueden ser expresados en un organismo-, es todavía imperfecto; por esto, el estudio sobre los seres genéticamente modificados y sus implicaciones conlleva preguntas sin respuestas que obligan a ser cuidadosos. Pero dicha cautela no debe provocarnos la parálisis en la utilización de esas herramientas.

 

Dijo, asimismo, que el desarrollo de organismos multicelulares transgénicos es uno de los logros más espectaculares de las técnicas genéticas moleculares modernas.

 

La también catedrática de la Facultad de Ciencias aclaró que, sin embargo, ello encierra desconfianza. “La percepción pública de la genética molecular moderna es una mezcla de expectativa, temor y fantasía, reforzada por novelas y películas”.

 

Ante eso, debemos pensar que los nuevos conocimientos siempre acarrean una serie de problemas éticos que la sociedad debe aprender a controlar y manejar.

 

En la Librería “Octavio Paz” del Fondo de Cultura Económica, donde se llevó a cabo el seminario, la universitaria mencionó que en la investigación biomédica se utilizan animales genéticamente modificados como organismos modelo, en los cuales se pretende reproducir procesos fisiológicos o enfermedades con características similares a las humanas.

 

Se calcula que el número de enfermedades de origen genético en el humano oscila entre 3 mil y 4 mil. Así pues, con la ayuda de la genética se pretende dar respuesta a preguntas como: qué gene o genes alterados son responsables de cierto mal, o bien la interacción de éstos con el ambiente, así como qué proteína producen y si pueden ser reemplazados o reparados.

En su oportunidad, Manuel Becerra, del Instituto de Investigaciones Jurídicas y coordinador del Programa de Posgrado en Derecho, aseveró que el conocimiento de carácter tecnológico está protegido por los derechos de propiedad intelectual, es decir, patentes, secretos industriales, etcétera, los cuales otorga el Estado durante cierto tiempo en el que los creadores tienen el monopolio de su explotación.

 

Pero ¿es patentable un ratón o un microorganismo modificados genéticamente? Los tratados internacionales no lo mencionaban antes, pero en los de carácter comercial más recientes ya se establece la protección de seres vivos, aunque en forma limitada y sin claridad. Esto, dijo, deberá ir avanzando.

 

Es necesario cuestionarse si el uso de la biotecnología en vegetales y animales destruye los equilibrios ecológicos. México, apuntó, es el cuarto país en biodiversidad en el mundo, por lo que la intromisión de agentes ajenos al entorno natural podría romper esa armonía, acabar con la riqueza o provocar su explotación en un ámbito privado.

 

La comunidad internacional ya trabaja para alcanzar la Declaración Universal del Genoma Humano, en la cual se abordarán aspectos como la manipulación, que puede afectar la individualidad o dignidad de una persona.

 

Asimismo, la Convención sobre Biodiversidad es otro documento jurídico internacional, que constituye un balance de la protección de las invenciones biotecnológicas por medio de la propiedad intelectual, finalizó.

 

 

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PIES DE FOTO

 

 

FOTO 1

 

Al participar en el seminario “Ciencia y Tecnología ¿para qué?”, Xavier Soberón, director del Instituto de Biotecnología de la UNAM, señaló que el propósito de esta disciplina en la agricultura es hacerla sustentable y respetuosa de la tradición y el ambiente.

 

 

FOTO  2

 

La coordinadora del Laboratorio de Bioquímica en el área de las Ciencias Biológicas y de la Salud de la Facultad de Ciencias de la UNAM, Annie Pardo, durante su intervención en el seminario “Ciencia y Tecnología ¿para qué?”.