Boletín UNAM-DGCS-0896
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LOS TEMORES POR EL USO DE LA BIOTECNOLOGÍA PODRÍAN GENERAR PARÁLISIS: XAVIER SOBERÓN
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El director del
Instituto de Biotecnología de la UNAM afirmó que quienes se oponen a su uso en
la agricultura lo hacen por consideraciones económicas y sociales, más que
científicas
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Annie Pardo,
coordinadora del Laboratorio de Bioquímica en el área de las Ciencias
Biológicas y de la Salud de la Facultad de Ciencias dijo que un nuevo
conocimiento acarrea problemas éticos que la sociedad debe aprender a controlar
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El jurista Manuel Becerra comentó que en los
tratados internacionales ya se establece la protección de seres vivos, aunque
en forma limitada y sin claridad
Si exageramos las precauciones en torno al uso de la biotecnología
podríamos llegar a la parálisis, aunque también es conveniente tener presente
que si no se ha demostrado que causa problemas no significa que no los habrá en
el futuro, señaló Xavier Soberón, director del Instituto de Biotecnología (IBt)
de la UNAM.
Los
mexicanos, explicó, debemos aceptar que los riesgos para la salud producidos
por los alimentos genéticamente modificados son inexistentes hasta ahora. Según
datos de la Organización Mundial de la Salud, se ha demostrado que son inocuos.
Sin embargo, en el ámbito de la amenaza a la biodiversidad, debe evitarse su
siembra donde puedan afectar a ciertas variedades locales.
Hay
que analizar la importancia de esta tecnología para lograr la mejora productiva
y nutricional de los alimentos; la ampliación de la tierra destinada al uso
agrícola, al adaptar plantas a suelos y climas donde hasta ahora no se había
logrado (evitando al mismo tiempo talar selvas), así como la diminución en el
uso de fertilizantes y pesticidas. Pero, sobre todo, debe valorarse el costo
real de no emplearla.
Al
participar en el seminario “Ciencia y Tecnología ¿para qué?”, organizado por la
Dirección General de Estudios de Posgrado, Soberón señaló que las principales
fuentes de oposición al uso de las
técnicas de manipulación genética en la agricultura tienen su origen en
consideraciones económicas y sociales, más que científicas.
El
propósito de la biotecnología en ese sector es lograr una agricultura
sustentable, respetuosa de la tradición y el ambiente, que al mismo tiempo sea
económica y accesible.
En
su opinión, los riesgos para la salud y para el entorno expuestos por algunos
opositores a la utilización de estas técnicas han sido “exagerados”. Como
científicos, dijo, podemos abordar esas circunstancias, pero no somos el
referente para evaluar sus efectos políticos y sociales. La historia probará
qué tan ciertos estamos, precisó.
Recordó
que en la década de los 90, cuando se comenzó la aplicación de la biotecnología
en la agricultura, surgió la controversia más fuerte en torno al uso de
organismos genéticamente modificados.
La polémica se
debe, explicó, a que este rubro está muy relacionado con la seguridad
alimentaria y con el cuidado de la biodiversidad. Además, esas técnicas son
percibidas como radicalmente distintas a lo usado con anterioridad.
El
miedo es la reacción ante lo inesperado, lo nuevo, lo raro. La pregunta es qué
parte de éste se justifica y cuál no. Por ello, hay que intensificar las
preguntas, así como las respuestas científicas sólidas, apuntó.
Hay
que conciliar las preocupaciones genuinas de la sociedad con el aprovechamiento
de la promisoria biotecnología, “para lo cual se deben descartar las posturas
extremas”, finalizó.
Por
su parte, Annie Pardo, coordinadora del Laboratorio de Bioquímica en el área de
las Ciencias Biológicas y de la Salud de la Facultad de Ciencias de la UNAM,
señaló que el conocimiento sobre el genoma
–conjunto de genes que especifican todos los caracteres que pueden ser
expresados en un organismo-, es todavía imperfecto; por esto, el estudio sobre
los seres genéticamente modificados y sus implicaciones conlleva preguntas sin
respuestas que obligan a ser cuidadosos. Pero dicha cautela no debe provocarnos
la parálisis en la utilización de esas herramientas.
Dijo,
asimismo, que el desarrollo de organismos multicelulares transgénicos es uno de
los logros más espectaculares de las técnicas genéticas moleculares modernas.
La
también catedrática de la Facultad de Ciencias aclaró que, sin embargo, ello
encierra desconfianza. “La percepción pública de la genética molecular moderna
es una mezcla de expectativa, temor y fantasía, reforzada por novelas y
películas”.
Ante
eso, debemos pensar que los nuevos conocimientos siempre acarrean una serie de
problemas éticos que la sociedad debe aprender a controlar y manejar.
En la Librería “Octavio Paz” del Fondo de Cultura Económica, donde se
llevó a cabo el seminario, la universitaria mencionó que en la investigación
biomédica se utilizan animales genéticamente modificados como organismos modelo,
en los cuales se pretende reproducir procesos fisiológicos o enfermedades con
características similares a las humanas.
Se
calcula que el número de enfermedades de origen genético en el humano oscila
entre 3 mil y 4 mil. Así pues, con la ayuda de la genética se pretende dar
respuesta a preguntas como: qué gene o genes alterados son responsables de
cierto mal, o bien la interacción de éstos con el ambiente, así como qué
proteína producen y si pueden ser reemplazados o reparados.
En
su oportunidad, Manuel Becerra, del Instituto de Investigaciones Jurídicas y
coordinador del Programa de Posgrado en Derecho, aseveró que el conocimiento de
carácter tecnológico está protegido por los derechos de propiedad intelectual,
es decir, patentes, secretos industriales, etcétera, los cuales otorga el
Estado durante cierto tiempo en el que los creadores tienen el monopolio de su
explotación.
Pero
¿es patentable un ratón o un microorganismo modificados genéticamente? Los
tratados internacionales no lo mencionaban antes, pero en los de carácter
comercial más recientes ya se establece la protección de seres vivos, aunque en
forma limitada y sin claridad. Esto, dijo, deberá ir avanzando.
Es
necesario cuestionarse si el uso de la biotecnología en vegetales y animales
destruye los equilibrios ecológicos. México, apuntó, es el cuarto país en
biodiversidad en el mundo, por lo que la intromisión de agentes ajenos al
entorno natural podría romper esa armonía, acabar con la riqueza o provocar su
explotación en un ámbito privado.
La
comunidad internacional ya trabaja para alcanzar la Declaración Universal del
Genoma Humano, en la cual se abordarán aspectos como la manipulación, que puede
afectar la individualidad o dignidad de una persona.
Asimismo,
la Convención sobre Biodiversidad es otro documento jurídico internacional, que
constituye un balance de la protección de las invenciones biotecnológicas por
medio de la propiedad intelectual, finalizó.
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PIES DE FOTO
FOTO 1
Al participar en el seminario
“Ciencia y Tecnología ¿para qué?”, Xavier Soberón, director del Instituto de
Biotecnología de la UNAM, señaló que el propósito de esta disciplina en la
agricultura es hacerla sustentable y respetuosa de la tradición y el ambiente.
FOTO 2
La coordinadora del Laboratorio de
Bioquímica en el área de las Ciencias Biológicas y de la Salud de la Facultad
de Ciencias de la UNAM, Annie Pardo, durante su intervención en el seminario
“Ciencia y Tecnología ¿para qué?”.